España tiene un problema con el alcohol: es la sustancia psicoactiva más consumida entre su población general, sin importar la edad. Su ingesta comienza en una edad temprana, según refleja la Monografía sobre alcohol 2024, publicada este jueves por el Ministerio de Sanidad. Según este informe, tres de cada cuatro estudiantes de entre 14 y 18 años reconoce haber bebido al menos una vez en el último año y más de la mitad declara haberlo hecho en el último mes. Pero la primera ingesta sucede para gran parte de ellos mucho antes, justo al inicio de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO): entre los estudiantes de 12 y 13, un 34,6% ya ha probado el alcohol y un 21,5% lo ha consumido de forma reciente.
La monografía muestra una tendencia general hacia un menor consumo, si bien se ha producido “un pequeño repunte” desde el año 2021. Ha aumentado en dos puntos porcentuales el número de jóvenes de 14-18 años que admite haber bebido alguna vez en la vida (75,9%). También crece el consumo en los últimos 12 meses (73,6%) y en el último mes (56,6%).
Pero lo que preocupa principalmente en el Ministerio son las formas de beber. Cada vez es más frecuente que se sigan conductas de mayor riesgo, como las borracheras autodeclaradas y los episodios de consumo intensivo o binge drinking (cinco o más consumiciones). En el último mes, el 19,7% de los estudiantes de 14-18 años reconoce haber hecho botellón, un 20,8% haberse emborrachado y un 28,2% admite algún episodio de consumo intensivo. Aunque se vuelven más comunes con la edad, estos patrones también se aprecian en estudiantes más pequeños: el 8,3% de los jóvenes de 12 y 13 años dice haber hecho botellón y el 5,8%, haberse emborrachado.
Los jóvenes no perciben el riesgo: la mayoría puede comprar alcohol sin dificultad
El informe de Sanidad achaca esta alta prevalencia de consumo a que los jóvenes tienen “una baja percepción” del riesgo asociado al alcohol. Además, es relativamente sencillo para ellos adquirirlo: el 92,9% de ellos no aprecia ninguna dificultad para comprar alcohol, a pesar de estar prohibida su venta a menores de 18 años.
Los adolescentes consiguen las bebidas en bares y pubs (52,8%), discotecas (47,8%), calles, plazas, parques, playas y otros espacios públicos abiertos (47,5%). Además, lo hacen sin ayuda: seis de cada diez estudiantes declaran que compran directamente el alcohol, mientras que un 48,1% se vale de personas mayores de edad para adquirirlo. Los combinados son el tipo de bebida alcohólica con mayor prevalencia de consumo entre los estudiantes (22,4%), con mayor relevancia en las chicas (23%). Por detrás se encuentran la cerveza o la sidra y los licores fuertes.
Beben para divertirse, según declaran en las encuestas, aunque algunos también refieren que les gusta la sensación que les proporciona. Para los chicos, cobra importancia que el alcohol les ayuda a desinhibirse o ligar más, mientras que las chicas explican que les ayuda cuando están deprimidas.
El consumo de alcohol en jóvenes se relaciona directamente con el que hacen sus padres y madres: cuanto más beben sus tutores, más lo hacen ellos. El incremento más acentuado se da en los casos en los que el padre abusa del consumo de alcohol todos o casi todos los días.
Consecuencias del consumo de alcohol: 13.887 muertes en España
Sanidad calcula que del total de población española de 15 a 64 años, el 6% podría tener un consumo de riesgo. Los datos de 2021 muestran que el alcohol estuvo detrás del 36,2% de las admisiones a tratamientos por abuso de sustancias en España, con un total de 25.140 admitidos. De ellos, casi 3 de cada 4 eran hombres. Del conjunto de muertes en el país, 13.887 se atribuyen al alcohol, la gran mayoría por cáncer o enfermedades digestivas.
Entre los jóvenes, el consumo de alcohol genera mayores situaciones de ansiedad para el 37,9% de los adolescentes que han bebido en los últimos 30 días y el 41,8% entre aquellos que se han emborrachado. Estos estudiantes refieren más discusiones (46,2% y 50,5% respectivamente), mayores porcentajes de expulsión (9% y 11,3% respectivamente) y de brotes psicóticos (4,9% y 7,1% respectivamente), además de suponer problemas para la concentración.