Un hombre pide limitar el horario de la hostelería y estalla contra el ruido: “Si estás borracho y eres un maleducado, no hay más”

Un grupo de ciudadanos debate sobre la necesidad de imponer la limitación horaria en bares y restaurantes: ¿a favor o en contra?

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Una camarera trabajando en un bar de Madrid. (Jesús Hellín/Europa Press)
Una camarera trabajando en un bar de Madrid. (Jesús Hellín/Europa Press)

El sector de la hostelería atraviesa un bache en España. El pasado verano, CCOO destacaba en su informe sobre el modelo turístico que en este sector se contaron 75.000 ocupados menos de media respecto a los tres años anteriores, según la Encuesta de Población Activa. Para el sindicato, este dato es síntoma de las malas condiciones de los camareros, que se marchan a otros sectores “en busca de trabajos mejor remunerados y con mejores condiciones horarias”.

No faltan ejemplos de que la precariedad envuelve a un sector de que cada vez huyen más personas. Jesús Soriano lleva seis años detrás del perfil de X (antiguo Twitter) @SoyCamarero, en el que recoge las experiencias de cientos de trabajadores que denuncian los abusos sistemáticos: las horas extra y de nocturnidad que nunca se llegan a pagar, los turnos partidos que imposibilitan la conciliación, los salarios míseros y el trabajo sin contrato ni derechos laborales tan básicos como la baja médica o las vacaciones.

Con este escenario, solo un cambio de las pésimas condiciones en las que se ha sumido este sector podrían reflotarlo en un país donde, según el Instituto Nacional de Estadística, casi se alcanzan los 280.000 establecimientos de restauración, uno por cada 175 habitantes, más que ningún otro país.

Un debate abierto

Esta conversación también está en la calle, porque los españoles son cada vez más conscientes de la realidad de aquellos que les sirven en la mesa. La Sexta está rescatando los mejores momentos de la hemeroteca del programa El Intermedio y uno de ellos recupera, precisamente, el debate entre un grupo de ciudadanos sobre la necesidad de limitar el horario de cierre de estos locales.

La periodista Thais Villas, que se encarga de mediar entre ellos, les pregunta si están a favor de limitar el horario en la hostelería o si se inclinan más por la libertad horaria. Algunos de ellos se posicionan en contra y otros a favor, porque argumentan que las horas nocturnas y las horas extra nunca llegan a cobrarse, y una reducción del horario, les ayudaría a no tener que trabajar de forma gratuita (e ilegal). De hecho, además de la precariedad de los trabajadores, sale a relucir el tema del ruido que generan estos locales y que también perjudican a los vecinos.

En esta línea, uno de los hombres que defendía la limitación horaria, afirmaba que mucha gente salía “por la puerta dando voces” y “arrastran las sillas y se mean hasta en la puerta”. Un hecho que no sucedería en el caso de que estos lugares cerrasen antes sus puertas y las personas que quisieran continuar en este tipo de locales de ocio se traslade a pubs nocturnos que estuvieran ubicados en una zona concreta de la ciudad, de manera que se cercase el ruido y las molestias.
Sin embargo, una mujer contraargumentaba que “si estás borracho y eres un maleducado, es que lo eres y no hay más”, independiente de la hora del día que sea y el lugar en que te encuentres. Aún así, el hombre le respondía tajante: “El que está cenando a las 2:00 horas no está tomando una manzanilla”.

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