Por qué la carabela portuguesa ha ampliado sus zonas de expansión en la playa

Cada vez es más común encontrar alguno de estos ejemplares en las costas españolas

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Carabela portuguesa (Getty Images).
Carabela portuguesa (Getty Images).

La contaminación orgánica, el aumento de la temperatura del agua del mar y la reducción en el número de depredadores ha provocado que cada vez más organismos merodeen las costas españolas, entre ellas, la carabela portuguesa (Physalia physalis). La también conocida como fragata portuguesa habita normalmente en las aguas templadas del Atlántico, aunque también puede encontrarse en otras latitudes más septentrionales. Sin embargo, parece que últimamente le ha cogido el gusto a las playas de nuestro país.

En lo que llevamos de verano ya se ha alertado de su presencia en el País Vasco, Cantabria, Asturias, Galicia, pero también en zonas mediterráneas como la Altafulla (Tarragona) o Tamarit (Tarragona), donde hasta ahora no se habían visto nunca. Además, varias playas se han visto obligadas a izar la bandera roja, entre ellas, La Concha (Guipúzcoa) o la de Rodiles (Asturias).

Tal y como ha explicado Xavier Salvador, del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC al medio La Vanguardia, la fragata no se desplaza de forma activa, sino que son los vientos y las corrientes marinas las que la empujan gracias a la bolsa de aire que sobresale del agua, por ello la podemos encontrar en aguas de todo el mundo.

Por qué ha expandido sus zonas de expansión

Un ejemplar de carabela portuguesa
Un ejemplar de carabela portuguesa (Ayuntamiento de Dénia / X)

No obstante, aunque pueda nadar alrededor de todo el globo, no es común encontrarla en determinadas zonas. Su creciente presencia en el litoral español puede estar relacionada con el cambio climático. El aumento de la temperatura de las aguas amplía las áreas que reúnen las cualidades óptimas para su supervivencia. Antes, a pesar de que las corrientes la empujaran a estos lugares, si las condiciones no eran favorables, o no sobrevivía o no se reproducía, por lo tanto, a penas había ejemplares. El problema de ahora es que, cuanto más cálidas son las aguas, mayor tasa de proliferación tiene la carabela. El experto considera que en estos momentos hay “una expansión real de la especie”.

Otro de los factores que ha ayudado a que cada vez haya más, ha sido el cambio en las corrientes que ha favorecido que llegue a lugares donde antes su presencia era testimonial. Salvador explica que los temporales en el sur empujan la carabela hacia el norte, por ello no es tan raro verlas en el norte.

Qué pasa si me pica una carabela portuguesa

La carabela portuguesa (que erróneamente se asocia con la familia de las medusas) es un hidrozoo cuya picadura puede provocar intenso dolor, problemas respiratorios o incluso una parada cardíaca, ya que, la neurotoxina secretada en sus tentáculos (que pueden llegar a medir 10 metros) tiene una alta toxicidad, tal y como apunta la revista médica SciELO. Su mecanismo de defensa se activa cuando se siente amenazada, liberando un veneno paralizante a través de sus extremidades.

Su picadura puede resultar mortal tanto para un niño como para un adulto con salud comprometida. Para el resto, no debería de ser extremadamente dañina y sus efectos normalmente desaparecen a las horas. Los síntomas más comunes son escozor y picor en la zona afectada, aunque también puede provocar dolores intensos, náuseas, fiebre y vómitos. Lo primero que se debe hacer al sufrir un ataque es neutralizar el veneno y retirar todos los restos de tentáculos de la piel. Después, se deberá lavar la zona con alcohol o agua salada. Es importante no utilizar agua dulce, ya que, se intensifican los efectos. Asimismo, tampoco se recomienda usar vinagre. Tras la limpieza se aconseja aplicar una crema con cortisona.

Medusa gigante vista en la playa de El Zapillo, en Almería, en 2021. Este es un tipo de medusa poco común, sin embargo, no es raro encontrarla en el Mediterráneo.
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