Cuáles son los derechos de un inquilino sin contrato

La Ley de arrendamientos Urbanos (LAU) y el artículo 1547 del Código Civil permiten que se pueda alquilar una vivienda mediante un contrato verbal

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(Imagen Ilustrativa Infobae)
(Imagen Ilustrativa Infobae)

En España, aunque no es común, algunas personas viven en pisos alquilados sin un contrato de arrendamiento formalizado. A pesar de ser un fenómeno inusual, existen dudas sobre la legalidad del alquiler sin contrato y los riesgos que implica para ambas partes involucradas. Desde el portal inmobiliario Idealista han analizado las implicaciones legales y los peligros potenciales de esta modalidad de arrendamiento.

La Ley de arrendamientos Urbanos (LAU) y el artículo 1547 del Código Civil permiten que se pueda alquilar una vivienda mediante un contrato verbal. Sin embargo, esta práctica acarrea altos riesgos, ya que cualquier conflicto que surja entre las partes quedará supeditado a sus respectivas versiones, sin un documento escrito que certifique los acuerdos.

A pesar de no tener un contrato por escrito, tanto inquilinos como propietarios tienen derechos y responsabilidades claramente definidos por la LAU.

Derechos del inquilino sin contrato

  • Precio de la renta: El propietario no puede aumentar la renta si no hay un recibo que lo acredite.
  • Uso pacífico: Tiene derecho a utilizar y disfrutar la vivienda sin interferencias.
  • Reparaciones: Puede solicitar reparaciones necesarias para el uso adecuado de la vivienda.
  • Derecho preferente de compra: Si el propietario decide vender la vivienda, el inquilino tiene preferencia.
  • Reformas por discapacidad: Puede hacer reformas de adaptación si padece alguna discapacidad o su cónyuge la sufre.
  • Duración mínima del alquiler: Tiene derecho a una duración mínima del alquiler de un año y a prórrogas hasta llegar a cinco años, conforme a la LAU.

Derechos del propietario sin contrato

  • Cobro de la renta: Puede cobrar la renta mensual acordada verbalmente.
  • Recuperación de la vivienda: Al finalizar el arrendamiento, tiene derecho a recuperar la vivienda.
  • Establecer la renta y la fianza: Puede fijar la cuantía del alquiler y la fianza.
  • Desalojo: Puede echar al inquilino si deja de pagar, realizar actividades prohibidas o molestas, o hace obras no autorizadas que afecten la estructura de la vivienda.
El precio de las habitaciones en alquiler se dispara hasta los 645 euros de media tras subir un 30% en diez años.

Consecuencias y riesgo del alquiler sin contrato

Vivir en un alquiler sin contrato puede derivar en varios problemas. Uno de ellos pueden ser las dificultades para recuperar la vivienda. La ausencia de un contrato puede complicar la recuperación de la vivienda por parte del propietario. Por ejemplo, si se establecen condiciones no formales como la prohibición de mascotas y estas no se respetan, no habrá documentación que lo pruebe. Además, en caso de impagos, el inquilino podría argumentar que el monto de la renta acordado era otro distinto al pactado verbalmente.

Sin un contrato escrito, la actualización del precio del alquiler se vuelve incierta. Cada parte puede interpretar lo acordado de distintas formas, lo que puede llevar a conflictos sobre el importe justo de la renta.

Por otro lado, la falta de dicho contrato escrito complica determinar cuándo se dio inicio al alquiler, lo que repercute en los plazos y prórrogas que establece la LAU. Esto puede dar lugar a que el inquilino manipule los tiempos a su favor, dificultando un posible desahucio.

A falta de un documento que especifique la fecha de inicio del arrendamiento, la devolución de la fianza puede generar controversias. Pueden surgir desacuerdos sobre si la fianza fue devuelta, sobre el estado inicial de la vivienda, y sobre si la reintegración se realizó correctamente.

También se corre el riesgo de no cumplir con la ley en cuanto al depósito de la fianza en la entidad correspondiente y la declaración de los ingresos en la renta. Esto puede derivar en sanciones que van desde el 50 % hasta el 150 % de la cantidad no declarada.

Por último, esto puede dificultar la obtención de prestaciones y beneficios, como las exenciones del IRPF, ya que no se podría probar adecuadamente que se vive en régimen de alquiler.

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