La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, sigue negociando con la patronal y los sindicatos la reducción de la jornada laboral semanal a 37,5 horas. Aunque aún no se han logrado avances significativos, la fecha límite para conseguirlo todavía es el 31 de diciembre de 2024, con el objetivo de implementar la medida al inicio del próximo año.
La reducción de la jornada es un tema crucial para la presidenta de Sumar (era una de las propuestas más importantes de su programa), que lo planteó como requisito fundamental para apoyar la investidura de Pedro Sánchez. Ahora, ambas formaciones tienen como objetivo reducir progresivamente las horas de trabajo durante la legislatura, pasando de las 40 horas semanales actuales -establecidas legalmente como máximo- a 35 al final del periodo (para 2026).
No obstante, la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) sigue mostrando reticencias a una medida que podría afectar a más de 14,2 millones de ocupados que superan actualmente ese límite semanal de 37,5 horas. Su presidente, Antonio Garamendi, reprochó hace unas semanas que la reducción “equivale a regalar casi 12 días de vacaciones pagadas por la empresa al año”. Pero, ¿qué jornadas laborales hay en el resto de países europeos y cuáles han sido los efectos sobre sus economías?
En los países más ricos se trabaja menos
En los últimos 40 años, la tendencia del Viejo Continente ha sido reducir las horas de trabajo, sin que esto haya afectado negativamente a la productividad. Aunque en España la jornada laboral máxima definida por ley sea de 40 horas semanales, el tiempo efectivo de trabajo a la semana -que mide las horas reales trabajadas, una variable condicionada por las jornadas parciales de cada país- en 2023 fue de 36,3 horas de media, según los últimos datos de Eurostat de este mes de junio. La cifra española continúa estando un poco por encima de la media europea, que es de 35,9 horas.
En Suecia, Noruega, Finlandia, Italia o Portugal, la jornada máxima establecida por ley también es de 40 horas, aunque el tiempo efectivo trabajado es bastante menor: en Suecia es de 35,2 horas, en Noruega de 33,1; en Finlandia de 34,2; en Italia de 36 y en Portugal de 37,6 horas.
El país europeo que cuenta con el tiempo legal de trabajo a jornada completa más bajo es Francia, con 35 horas semanales. Sin embargo, según la institución de estadística, se trabajan de media 35,8 horas efectivas.
En Bélgica, Dinamarca o Países Bajos, estas jornadas laborales aumentan un poco con respecto al país galo -aunque siguen estando entre las menores-, hasta las 38, las 37 y las 37,5 horas, respectivamente, según sus leyes. Pero el tiempo efectivo trabajado es mucho menor: en Bélgica es de 34,6 horas, en Países Bajos de 30,9 horas de media -el país de todo Europa en el que menos se trabaja- y en Dinamarca de 33,3 horas.
Países con más horas efectivas y legales
Todos estos países europeos con las jornadas laborales más cortas, tanto legales como efectivas, son también los más ricos del continente. Y siempre sin que haya supuesto una reducción de la productividad, según las estadísticas económicas de cada país. En el lado contrario se sitúa Bosnia Herzegovina, donde se trabajan 41,4 horas a la semana -a pesar de que la legislación establece una jornada laboral máxima de 40 horas semanales-.
Rumanía, por su parte, tiene una de las jornadas más largas establecidas por ley. Como máximo se pueden trabajar 48 horas semanales, aunque el tiempo de trabajo efectivo de media son 39,5 horas. Grecia (39,8 horas), Polonia (39,3), o Bulgaria (39) también cuentan con las jornadas laborales más extensas.
El caso de Grecia es uno de los menos alentadores. El pasado mes de septiembre, el Parlamento griego, a propuesta del Ejecutivo conservador del primer ministro Kyriakos Mitsotakis aprobó la posibilidad de trabajar hasta 13 horas diarias (78 horas semanales). La reforma laboral permite a los trabajadores tener un segundo empleo, de un máximo de cinco horas diarias, junto a su actividad principal de ocho horas al día.
Semana laboral de cuatro días
En los últimos dos años, se ha discutido mucho la idea de trabajar cuatro días a la semana y descansar tres, alimentando un debate que, por ahora, parece no tener fin. La jornada laboral de cuatro días implica trabajar entre 32 y 36 horas a la semana (según las necesidades de la empresa).
En Bélgica, por ejemplo, el Gobierno aprobó en 2022 la posibilidad de concentrar la semana laboral en cuatro días o flexibilizar los horarios para dar más libertad a los trabajadores. Sin embargo, las horas semanales legales siguen siendo las mismas. Esto supone que los empleados pueden trabajar hasta 10 horas diarias durante los primeros cuatro días y descansar el quinto, aunque también se pueden acumular esas horas en una semana para tener una jornada más corta la semana siguiente.
En algunas zonas de Dinamarca -incluyendo su capital-, también se está probando la reducción de la jornada para algunos perfiles del sector público. Se trata de un ensayo temporal con perspectiva a futuro, ya que se mantendrá vigente hasta finales de 2024, con la posibilidad de extenderse hasta 2025.
En 2023, el Gobierno de España lanzó unas ayudas para mejorar la productividad en pymes industriales mediante proyectos piloto de reducción de la semana laboral a cuatro días. Un total de 41 empresas de 13 comunidades autónomas se inscribieron, comprometidas a reducir la jornada laboral sin disminuir el salario durante al menos dos años. Sin embargo, habrá que esperar a 2025 para evaluar los efectos de esta medida.