Cada verano el sistema de salud español sufre un revés. La falta de sanitarios, el exceso de horas extra para cubrir a los compañeros que están de vacaciones y el cierre de plantas y camas forman parte de una realidad inalterable que se repite con mayor intensidad conforme pasan los años. A esta ecuación, algunos centros tienen que sumar las temperaturas extremas. Es el caso del Centro de Salud Adelfas, en el barrio madrileño de Pacífico, donde los trabajadores y los pacientes llevan casi un mes aguantando el calor que se cuela en el edificio sin un sistema de refrigeración que lo combata.
El centro lleva casi todo el mes de julio encadenando averías intermitentes en el sistema de climatización, que el pasado lunes quedó completamente inhabilitado. Durante toda la semana, en la que una ola de calor ha dejado máximas de hasta 42 grados en la Comunidad de Madrid, los trabajadores del centro han estado pasando consulta en condiciones precarias.
En una conversación con Infobae España, una de las médicas de familia del centro explica que el sistema que han previsto desde la Comunidad de Madrid para atravesar los días calurosos hasta que se arregle la avería es insuficiente. Según detalla, en algunas salan han colocado sistemas de aire acondicionado tipo ‘pingüino’, cuyo funcionamiento consiste en la extracción de aire del ambiente a través de una rejilla frontal, para ser filtrado y luego recirculado con una temperatura controlada. “No han mandado para todas las salas, tenemos todavía seis salas en las que no han puesto nada, con lo cual las temperaturas son de 35 grados para arriba todos los días. Pero es que, incluso en las salas en las que tenemos estos equipos portátiles, como son un poco viejos y, además, hay que tener la ventana abierta, entra el calor igualmente”, denuncia.
Esta semana, que también estará marcada por unas temperaturas elevadas, se volverán a repetir la misma situación y las mismas escenas de los últimos días: seis consultas sin ningún tipo de sistema que baje la temperatura, más allá de los ventiladores; mecanismos de refrigeración insuficientes en las habitaciones que cuentan con él; la sala de espera sin ningún aparato que enfríe la zona; pacientes de toda las edades aguantando como pueden, incluidos aquellos que tienen contraindicado el calor extremo, como los más mayores y los más pequeños, -“ves que están los papás con el recién nacido ahí en brazos, con el abanico dale que te pego”, cuenta la médica- ; y trabajadores pasando consulta en condiciones precarias, “con un calor horroroso”.
La dirección del centro, explica la médica de cabecera, ha llevado a cabo todos los protocolos necesarios para alertar de la situación. Según le ha explicado al personal sanitario, para arreglar la avería es necesaria una pieza que hay que encargar y que puede llevar un tiempo que llegue, lo que los trabajadores del centro entienden y aceptan. Lo que no entienden es que el sistema de sustitución sea inútil y no llegue a todas las salas.
Hasta ahora, se están organizando como pueden: “Si falta alguien porque está de vacaciones y esa sala sí que está climatizada, pues nos vamos turnando. Si no, con un ventilador, que evidentemente no te quita el calor, pero te da algo de sensación”.
Ni planificación ni contención
El escenario al que se enfrentan los trabajadores y pacientes del Centro de Salud Adelfas es solo un ejemplo más de la escasa planificación y de la falta de una estrategia de contención eficaz ante situaciones tan comunes como la avería del sistema de refrigeración de un centro público.
Es una parte de un sistema de errores de gran escala con muchas aristas, desde la incapacidad para mantener una temperatura adecuada hasta la falta de organización de la plantilla. SATSE, el sindicato representante de las enfermeras, ya había avisado de que los recortes en personal, horarios, camas y servicios iban a aumentar las esperas, el colapso y la saturación de la sanidad pública. Mientras, otro sindicato, la CSIF lamenta que las comunidades autónomas se hayan retrasado “o ni siquiera hayan presentado sus planes de contingencia con motivo de la llegada del verano”, que culminan con el cierre de centros de salud y las plantillas “bajo mínimos”.