“Estoy convencido de que no vamos a defraudar a los españoles”: cuando Pedro Sánchez se proclamó líder del PSOE hace diez años

Tal día como hoy, el partido de la rosa encumbró por primera vez al actual presidente del Gobierno en un Congreso Extraordinario Federal después de arrasar entre la militancia poco antes

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Pedro Sánchez, en el Congreso Extraordinario del PSOE de 2014. (PSOE)
Pedro Sánchez, en el Congreso Extraordinario del PSOE de 2014. (PSOE)

Tal día como hoy, hace diez años, un diputado por Madrid casi desconocido se proclamó secretario general del PSOE. Pedro Sánchez tomó de manera oficial las riendas de un partido en la oposición, con Mariano Rajoy gobernando con mayoría absoluta. En aquella época, la formación de la rosa estaba relegada en la mayoría de comunidades autónomas tras el fiasco de las elecciones autonómicas y municipales de 2011 (solo conservaba el poder en Andalucía y el País Vasco).

Unas semanas antes, los resultados de los socialistas en las elecciones europeas del 25 de mayo de 2014, “malos sin paliativos”, en palabras del entonces líder, Alfredo Pérez Rubalcaba, motivaron el proceso de sucesión en el partido. Y aunque la dirección trató de controlar su renovación, Pedro Sánchez consiguió doblar el pulso a Ferraz, como también lo hiciera en mayo de 2017, tras su defenestración por oponerse a investir a Mariano Rajoy.

Unos días antes de aquel Congreso Extraordinario Federal del Partido Socialista Obrero Español, que se llevó a cabo entre el 26 y el 27 de julio de 2014, la militancia habló por primera vez a través de unas primarias y, además, lo hizo alto y claro: Pedro Sánchez cosechó el 48,7% de los votos frente al 36,2% de las papeletas obtenidas por Eduardo Madina y el 15,1% de José Antonio Pérez Tapias (Izquierda Socialista).

La militancia refrenda el cambio “de abajo a arriba” en el PSOE

“Gracias de corazón, compañeros y compañeras. Gracias presidenta, gracias querida Susana. Gracias, compañeros y compañeras. Gracias militantes de base. Gracias a todos y a todas, porque hoy estamos haciendo historia”. Así comenzó su discurso en el congreso extraordinario que le entronizó hace justo diez años. “El 13 de julio hicimos historia haciendo ese ejercicio de democracia directa todos los militantes del Partido Socialista, diciendo sí a un claro y rotundo cambio desde abajo del Partido Socialista y hoy habéis refrendado todos ese cambio de abajo a arriba que necesita el PSOE, que necesita España. Gracias de corazón, compañeros y compañeras, porque hemos hecho un ejercicio de democracia interna histórico, inédito en nuestra historia, pero también que va a representar un antes y un después en la historia política de nuestro país”, señaló.

Acto seguido, llegó su primer compromiso: “Los españoles y españolas, amigos y amigas, están muy pendientes de nosotros, quieren que salga bien este Congreso, quieren volver a confiar en nosotros y yo estoy convencido de que no vamos a defraudar a los españoles y a las españolas”.

El expresidente del Gobierno Felipe González alerta de que la Constitución está siendo atacada de forma "despiadada".

Sánchez había empezado su carrera política también diez años antes, en 2004, como concejal socialista en el Ayuntamiento de Madrid, hasta que en 2009 dio el salto al Congreso para ocupar el escaño de Pedro Solbes. Diez años después, se convirtió en líder indiscutible del partido gracias, en gran parte, al respaldo de la federación andaluza (la más numerosa), con Susana Díaz al frente. Más tarde, el político madrileño haría lo propio frente a la mismísima expresidenta de la Junta de Andalucía, a quien arrasó en las primarias de 2017.

Sánchez eligió el lema “Cambiando el PSOE, cambiando España” para el cónclave que le encumbró, ya que, según explicó, esa era la razón por la cual se presentó a la Secretaría General del Partido Socialista: “Estoy convencido de que el instrumento más formidable que tiene este país es el Partido Socialista Obrero Español para hacer progresar a España y garantizar la igualdad, la libertad y la justicia de todos y de todas los españoles y las españolas”, dijo hace diez años, como sigue defendiendo a día de hoy en sus discursos.

Casualidades del destino, el Tribunal Supremo llevó este miércoles por primera vez la ley de amnistía al Tribunal Constitucional al ver vulnerado el “derecho de igualdad ante la ley”. Y es que la polémica norma pactada con los partidos independentistas para lograr la investidura de Pedro Sánchez ha visibilizado las principales costuras del partido, controlado por Ferraz, y su enfrentamiento con la llamada vieja guardia, liderada por el expresidente Felipe González y secundada por el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page.

Esta medida es uno de los principales hitos del presidente del Gobierno, aunque Sánchez ya prometió el 26 de julio de 2014 que iba a “cambiar el PSOE para cambiar España”. En este cónclave, Sánchez evocó a Felipe González, gracias al cual decidió dar el paso de militar en el PSOE. “Creo en la izquierda que cambia España. Alguna vez se lo oí decir a Felipe González: la izquierda que representa el PSOE es la izquierda que sueña con el futuro, pero que cambia desde el presente esa España que, ahora mismo, está sufriendo tanto”.

Un pulso a la corrupción

Hace diez años, en plena crisis económica y con más de cinco millones de desempleados, Sánchez apeló a “apretar el paso, que hay millones de españoles y españolas que, precisamente, necesitan un PSOE renovado, en pie, porque si no a ellos les va a seguir yendo mal, con un Gobierno de derechas que está causando mucho, muchísimo sufrimiento”.

En este sentido, vertebró su discurso en la ambición de impulsar una transformación. Por eso, exigió “un PSOE moderno, que afronte los problemas de transformación que necesita una España que está en la encrucijada. Un PSOE abierto, participativo, en una sociedad que ya no tolera ningún tejemaneje, ni ningún trapicheo. Un PSOE plenamente democrático, porque ya no va a volver a aceptar la sociedad española ningún partido que no sea plenamente democrático”.

También asumió ante este plenario el compromiso de tomar medidas dentro del partido: “Compañeros y compañeras: a mí no me va a temblar el pulso en echar a ningún corrupto del PSOE”. Lo cierto es que Sánchez llegó a la Moncloa en 2018 a lomos de la lucha contra la corrupción, al prosperar la moción de censura contra Mariano Rajoy después de la sentencia del caso Gürtel, en la que quedó probado que el PP se había beneficiado a título lucrativo de dicha trama de corrupción desde 1989.

Ábalos dice que recurrirá su suspensión de militancia en el PSOE.

Si bien, su liderazgo al frente del partido no ha estado exento de polémicas relacionadas con la corrupción, como el caso Mediador (conocido como el caso del Tito Berni por el exdiputado socialista Juan Bernardo Fuentes Curbelo) o el caso Koldo, que provocó la expulsión por parte del partido del exnúmero tres del PSOE y exministro de Transportes, José Luis Ábalos, por su responsabilidad política.

Asimismo, Pedro Sánchez afronta en la actualidad uno de sus peores momentos, tanto a nivel personal como a nivel profesional. La estrategia de desgaste de la oposición pasa, exactamente, por extender la causa judicial contra su esposa, Begoña Gómez, hacia el propio Gobierno. De hecho, el presidente del Ejecutivo declarará el próximo martes como testigo en el marco de este caso, en que Gómez está imputada por presunto tráfico de influencias y presunta corrupción en el sector privado.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y su mujer, Begoña Gómez, durante la imposición de condecoraciones con ocasión del X aniversario de la Proclamación de Su Majestad el Rey. (Diego Radamés/Europa Press)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y su mujer, Begoña Gómez, durante la imposición de condecoraciones con ocasión del X aniversario de la Proclamación de Su Majestad el Rey. (Diego Radamés/Europa Press)

Frente a esta causa impulsada desde el Juzgado de Instrucción número 41 de Madrid, utilizada por la derecha para tratar de derribar al Gobierno, tanto Moncloa como Ferraz mantienen que “no hay nada”, y denuncian que es una “una causa política, alentada por la derecha y ultraderecha”. “Solo tiene un objetivo claro, que es atacar al Gobierno, a su familia y erosionar al Gobierno progresista”, verbalizó la ministra portavoz, Pilar Alegría.

Diez años después y en este contexto, al que se suma su debilidad parlamentaria en el Congreso para sacar adelante medidas, Sánchez no avista su fin ni en el Gobierno ni en el partido. “España tiene la suerte de que exista el PSOE. El partido que desde la izquierda ha sido protagonista de la modernización de nuestro país. El partido de la militancia”, agradeció en un mensaje el pasado 13 de julio. “Y yo tengo la gran suerte de ser su secretario general. Gracias por estos 10 años. ¡A por la siguiente década!

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