Un año desde el renacer de Pedro Sánchez en el 23-J: de la “remontada épica” a tener que declarar por el ‘caso Begoña Gómez’

La decisión del juez marca el aniversario de las elecciones generales, suponiendo un “punto álgido” dentro de “la persecución política orquestada por la derecha y la ultraderecha contra el presidente del Gobierno y su familia”

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Hace un año, el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, vivía uno de sus días más dulces a nivel político, pero también personal. Las elecciones generales del 23 de julio sellaron, contra todo pronóstico, un nuevo triunfo para Pedro Sánchez, pero 366 días después, el líder del Ejecutivo encara un momento delicado que excede el ámbito político: la causa judicial contra su esposa, Begoña Gómez, y su citación como testigo.

El juez instructor, Juan Carlos Peinado, comunicó esta decisión a fin de investigar el posible tráfico de influencias en el que pudo incurrir Begoña Gómez, “así como la posible relación de la persona investigada con una autoridad”. “Se considera conveniente, útil y pertinente la toma de declaración del esposo de la investigada”, señaló el titular del Juzgado de Instrucción número 41 de Madrid en una providencia dictada este lunes, en la que informó de su intención de desplazarse al Palacio de La Moncloa para practicar la prueba testifical.

El juez del 'caso Begoña Gómez' cita a Pedro Sánchez como testigo el próximo 30 de julio.

La polémica decisión del juez Peinado marca la efeméride del 23-J, suponiendo un “punto álgido” dentro de “la persecución política orquestada por la derecha y la ultraderecha contra el presidente del Gobierno y su familia”, según denunció Ferraz, que cierra filas con su líder. Y es que, para el partido y el Gobierno, esta causa es una estrategia de la derecha y la ultraderecha para “lograr con oscuras maniobras judiciales lo que no consiguieron en las urnas” hace justo un año.

La “victoria” de Sánchez sin ganar las elecciones

Lo cierto es que el 23 de julio de 2032, la política española volvió a mostrar su lado más sorprendente después de que PP y Vox no sumaran mayoría absoluta, y PSOE y Sumar salvaran los muebles al mantener e incluso mejorar –en el caso de los socialistas– sus resultados. Sánchez gastó una nueva vida al resistir la embestida del bloque de la derecha, a pesar de los pésimos resultados obtenidos por la izquierda en las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo, que motivaron su decisión de adelantar los comicios generales.

“Ya he dicho que creí desde el primer momento que podíamos lograr la victoria, es decir, obtener un resultado que frenara a la derecha y a la ultraderecha. Pero no siempre lo creyó todo el mundo. Durante muchos días fue un acto de fe, o de militancia, por decirlo laicamente. Aquella última semana, en cambio, vi a la gente cada vez más movilizada y percibí verdadera esperanza en que podíamos lograrlo”, confesó Sánchez en su último libro, Tierra Firme (Península, 2023).

Pedro Sánchez en el pódcast
Pedro Sánchez en el pódcast de 'La Pija y la Quinqui'. (TWITTER)

Uno de los momentos más llamativos de la campaña de las elecciones generales, que comenzó con un pronóstico muy adverso para los socialistas (la sensación de derrota se agudizó en el ecuador del periodo electoral, después del cara a cara entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo), fue la entrevista de Pedro Sánchez en el pódcast de La Pija y la Quinqui. Dentro de la ronda de entrevistas del presidente del Gobierno y entonces candidato socialista para “pinchar la burbuja del sanchismo”, Sánchez sorprendió aceptando la invitación del programa de Calos Peguer y Mariang, el pódcast más escuchado entre los jóvenes.

El presidente del Gobierno cuenta en su libro cómo llegó a este programa. Fue a través del secretario general de UGT, Pepe Álvarez, que “mandó un mensaje” a su director de gabinete, Óscar López. “Le contaba que La Pija y la Quinqui me habían invitado a su programa mediante un tuit. Me animaba a participar como un modo de llegar a la gente joven, un sector de la población a menudo difícil de atraer a los actos tradicionales”. Entre las anécdotas que rodean la historia destaca cómo una de sus hijas le contó que, “yendo en el autobús, “a su lado una chica de su edad escuchaba la entrevista y se reía a carcajadas”. “Ese era el objetivo: acercar la política a la gente que la siente distante”, señaló.

Después del exitoso Manual de resistencia, el secretario general del PSOE explicó en su reciente libro cómo consiguió revertir el insulto “Perro Sánchez”. “Durante la campaña, la difamación se convirtió en sonrisa, el odio se hizo broma”, sostuvo para destacar los meses sobre perrosanxe, como el de Más sabe el perrosanxe por perro que por sanxe. “Las señales que confirmaban que entre todos estábamos resignificando los mensajes difamatorios. Cada vez éramos más”.

Esta experiencia llevó al presidente a deducir “la lección más importante de la campaña”: “Es posible disolver el odio con humor, en las redes y los medios, con nuestros líderes políticos tomándose a broma las ofensas y miles de personas activas, deseosas de contribuir, conscientes de la trascendencia del momento”, recordó. Y, efectivamente, la noche del 23-J, el presidente del Gobierno no solo volvió a superar un pronóstico adverso, pues además salió reforzado, tanto dentro del partido como fuera de él.

Nuevo frente un año después del 23-J

Un año después, la última novedad en la causa judicial abre una nueva pantalla en la carrera profesional de Pedro Sánchez, aunque el caso contra Begoña Gómez ya protagonizó hace tres meses una decisión sin precedentes por parte del presidente del Gobierno. Tras revalidar al frente del Ejecutivo a finales de noviembre gracias a la ley de amnistía pactada con los partidos independentistas, el jefe del Ejecutivo sorprendió con su anuncio de parar y reflexionar durante cinco días sobre si merecía la pena seguir en la Moncloa.

La apertura de la causa judicial contra su esposa desembocó en un escenario insólito en democracia, sumiendo en el desconcierto a su partido, al Gobierno y a la oposición. “Me urge responderme a la pregunta de si merece la pena, pese al fango en el que la derecha y la ultraderecha pretenden convertir la política. Si debo continuar al frente del Gobierno o renunciar a este alto honor”, proclamó en su famosa “carta a la ciudadanía” a finales de abril. En la misiva, Sánchez llamaba a la reflexión sobre la virulencia de la oposición y sus herramientas mediáticas y judiciales que buscaban derribarle.

La vicepresidenta primera del Gobierno,
La vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, saluda a un grupo de simpatizantes en Ferraz. (EFE/Rodrigo Jiménez)

Durante los cinco días de parón, la catarsis se apoderó del PSOE, cuando dirigentes y militantes confluyeron a las puertas del cuartel general de los socialistas, en Ferraz, para suplicar a Sánchez que se quedara. También, el secretario general del PSOE cosechó multitudinarias muestras de cariño procedentes del mundo de la política y la cultura, y se celebraron actos de apoyo en varios puntos del país.

Cuando todo apuntaba a que se marcharía, el presidente del Gobierno anunció su decisión de quedarse como líder del Ejecutivo. “He decidido seguir, seguir con más fuerza si cabe al frente de la Presidencia del Gobierno de España”, dijo en una declaración institucional sin preguntas desde la Moncloa. “Mi mujer y yo sabemos que esta campaña de descrédito no parará. Llevamos diez años sufriéndola. Es grave, pero no es lo más relevante. Podemos con ella”, anticipó.

Un mes después, el líder del Ejecutivo volvió a emplear el género epistolar con una segunda carta para responder a la imputación de su esposa cinco días antes de las elecciones europeas, augurando “una cuidada coreografía diseñada por la coalición ultraderechista para intentar condicionar las elecciones y debilitar al Gobierno”. Ante la posibilidad de que este asunto se le volviera en contra, el líder del PSOE se adelantó y convirtió la imputación en su caballo para las elecciones al Parlamento Europeo.

Más allá de las críticas habituales por parte del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, o el expresidente de Aragón Javier Lambán por las cuestiones territoriales o los pactos de los socialistas con sus socios parlamentarios, la causa judicial contra Gómez cohesiona al partido en torno a Pedro Sánchez. En Ferraz y en Moncloa mantienen que “no hay nada” y que “la verdad” se acabará imponiendo. Pese a los titulares, aunque no se descartan nuevos pasos del juez para mantener abierto el caso, no hay dudas sobre el único destino de la causa: el archivo.

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