La vida familiar es ansiada por muchos, aunque en la mayoría de los casos la cuestión de los hijos no va más allá del deseo de tener uno, dos o, como mucho, tres hijos. Claro que siempre han existido excepciones, y si bien en la actualidad no se alcanzan los 1,2 hijos por mujer en España, se pueden encontrar madres y familias con muchos más, superando incluso la decena.
Sin embargo, este número tan elevado de hijos e hijas suele conllevar un estilo de vida muy específico, pues se requiere mucha más dedicación y también recursos económicos, además de apoyo externo. Siendo, quizá, más habitual hace décadas o incluso siglos, encontrar ahora estos casos suele provocar sorpresa por su inhabitual carácter, de modo que en las redes sociales, un espacio en el que es posible encontrar casi cualquier cosa, las familias más numerosas suelen atraer a un gran número de seguidores.
Una familia inesperada
Familias como la de Courtney Rogers, una mujer de 40 años que, desde los 25, ha tenido un total de 12 hijos con su marido Chris Rogers en 12 años, el último en 2022. Todos ellos viven en una granja del condado de Santa Fe, en Nuevo México, desde donde la matriarca sube periódicamente vídeos e imágenes de cómo es el día a día, además de responder también a los usuarios que tienen algunas preguntas.
“A veces puede ser duro cuando la vida se vuelve una locura”, confiesa Courtney Rogers a sus seguidores. “Intento tener algunos momentos de soledad cada día: la hora de la siesta, cuando los niños se acuestan, en la ducha, cuando hago recados, etc. ¡Eso ayuda!”.
Al principio, cuenta ella que el plan de su marido era tener diez hijos, los mismos que habían tenido sus propios padres, “pero yo nunca soñé con tener tantos”. “Solo quería ser mamá y descubrí que me encantaba tener una gran familia”. Un descubrimiento que ha tenido muchas consecuencias, tanto en la planificación familiar como en la vida en pareja.
La improvisación gana frente a las rutinas
Preguntada por cómo es la organización, Courtney responde que “la mayoría de los días simplemente improvisamos. Siempre hay ropa sucia, siempre hay algo que limpiar, siempre hay niños que quieren comer”. Pero aunque no aparezca mucho en las imágenes de la cuenta porque no le gustan las fotos, su esposo también participa en todas labores: “Siempre que mi marido está en casa me ayuda mucho con los niños y la limpieza”.
En la lista de la compra, con la que se suelen gastar unos 300 dólares mensuales, siempre hay tres elementos indispensables: “Leche, pan y fruta”. “Ahorramos usando algunas cosas en nuestra granja. También usamos pañales de tela durante el día y rara vez compramos refrescos o refrigerios empaquetados”.
Un desafío añadido en la educación
Otra complicación añadida es el hecho de que los hijos no van a la escuela, sino que aprenden en casa. Utilizan A Beka -los libros de una editorial especializada en el aprendizaje escolar en casa para familias católicas- y Handwriting Without Tears -un método pedagógico- para los temas principales.
“Todo lo demás se aprende a través de la lectura, los documentales y la vida cotidiana aquí en casa y alrededor de los animales de granja”. Un trabajo arduo, en conclusión, que complementan con algún refuerzo en verano y los fines de semana. “Nos tomamos días libres según sea necesario”, señala la madre.