El exceso de velocidad o una velocidad inadecuada es uno de los principales factores de riesgo en la carretera, advierte la Dirección General de Tráfico (DGT), que incide en que la probabilidad de morir o sufrir lesiones graves permanentes es mucho mayor en un accidente con velocidad excesiva que en otro con una velocidad más moderada. Esto sucede independientemente de si la causa última del accidente ha sido o no el exceso de velocidad.
Año tras año, el exceso de velocidad sigue siendo una de las principales causas de muerte en la carretera, concretamente la tercera más común. El pasado año, según un informe de la DGT publicado este mes y con datos a 24 horas, se registraron 211 siniestros mortales en los que la velocidad fue el factor concurrente.
La DGT quiere poner fin a la velocidad excesiva
Con el objetivo de poner fin a este alto número de la siniestralidad, la DGT ha implementado toda serie de dispositivos de alta precisión, como es el caso del radar aéreo Pegasus o radares de tramos kilométricos como es el caso del incorporado en la carretera CL-615, en la localidad de Saltacaballo, que llega a los 33 kilómetros de extensión.
Otra estrategia que implementará la DGT son los radares “en cascada” o “antifrenazos”. En este caso no se trata de un radar específico, sino de una técnica que combina la colocación de varios radares en un tramo de carretera, tanto fijos como móviles, con el objetivo de asegurar que los conductores mantengan una velocidad adecuada no solo en un punto específico, sino a lo largo de todo el trayecto.
La DGT ha comenzado a implementar los radares en cascada en diversas carreteras y autopistas de España, con mayor presencia en zonas donde se han identificado altos índices de accidentes y excesos de velocidad.
La presencia de múltiples radares en un tramo corto de carretera obliga a los conductores a mantener una velocidad constante y adecuada durante todo el recorrido, en lugar de reducir la velocidad solo en la proximidad de un radar conocido. La DGT pretende con esto poner fin a los recurridos “frenazos” antes de llegar al radar.
Tipos de radares incorporados
Los radares fijos están situados en ubicaciones permanentes y controlan un punto específico de la carretera, mientras que los radares móviles se pueden colocar en todo tipo de soportes como en vehículos o trípodes. Estos dispositivos pueden moverse a diferentes puntos, lo que aumenta la imprevisibilidad y efectividad del control de velocidad.
También existen los radares de tramo, que miden la velocidad media de un vehículo entre dos puntos, asegurando que no se superen los límites a lo largo de una distancia mayor. Hasta la fecha, España cuenta con 92 radares de tramo distribuidos por diversas carreteras.
Tanto los radares fijos como los de tramo están señalizados con anterioridad en las carreteras, aunque en algunas ocasiones puede tratarse de cajas vacías. Aún así, son muchos los conductores que son captados a una velocidad por encima de la permitida, lo que conlleva la consecuente multa y la pérdida de puntos del carnet.