El independentismo catalán cae en picado: la evolución del Sí frente al No a la independencia en Cataluña

El ‘No’ a la independencia supera al ‘Sí’ desde julio 2019, según el centro de Estudios de Opinión. El secesionismo ha caído a su nivel más bajo desde 2015

Guardar
Manifestación de la Diada en
Manifestación de la Diada en Barcelona. (Pau Venteo/Europa Press)

El independentismo pierde fuerza y ya está en mínimos históricos desde el comienzo del procés en 2015. Así lo ha reflejado la última encuesta del centro de Estudios de Opinión (CEO) publicada este jueves, que muestra que la tendencia sigue a la baja. El primer indicativo aparece en una de ellas: “Quiere que Cataluña sea un Estado independiente”, al que tan solo el 39,9% ha respondido afirmativamente mientras que los contrarios a la independencia han vuelto a ser mayoritarios, el 53%.

El ‘No’ a la independencia supera al ‘Sí’ desde julio 2019, según los resultados del CEO. Los datos son aún más demoledores si uno se detiene en el barómetro de 2017, el mismo año en el que se produjo el referéndum ilegal en Cataluña, cuando un 48,67% apoyó la vía independentista por el 46,16% que se mostró en contra.

En cuanto a la pregunta que atañe a relaciones que deben mantener Cataluña y España, el 33,6% de los encuestados prefieren que el territorio siga formalizado como una comunidad autónoma mientras que el 30,6% apuestan por que Cataluña sea un Estado independiente. En 2016 la opción independentista alcanzó el 41,6%, su máximo, pero desde 2023 el modelo autonómico ha sido mayoritario.

En esa misma encuesta se han planteado otros modelos de territorialidad, como por ejemplo la creación de un Estado Federal, una medida a caballo entre la independencia y la autonomía y que conllevaría una reforma constitucional. Este modelo llegó a sobrevolar el debate público en varias ocasiones, pero los líderes de unos y de otros siempre han desechado esta opción. Desde 2015, el modelo federalista ha oscilado en torno al 20% y el 25% de los encuestados -el 22,5% de los encuestados en julio optan por este modelo-, manteniéndose como tercera opción desde 2015. De hecho, en el barómetro de 2023 llegó a preferirse este modelo a la ruptura total con España.

Los pequeños municipios, el feudo del independentismo

Según explica Maldita en una publicación, de todas las personas que respondieron que sí o que no a la pregunta de si querían que Cataluña fuese un Estado independiente en el pasado sondeo de febrero de 2024, la opción independentista contaba con más apoyos en aquellos municipios de menos de 2.000 habitantes. El estudio reflejó que este porcentaje iba reduciéndose de forma progresiva según aumentaba el tamaño de la localidad.

En las elecciones al Parlamento Catalán del 12 de mayo, la tendencia volvió a repetirse. A menor cantidad de habitantes, mayor fue el voto a ERC, Junts, CUP y Aliança Catalana. En aquellos municipios de hasta 10.000 habitantes, el 63,8% votó a partidos independentistas, mientras que el 36,3% votó al resto de las formaciones. En las grandes ciudades, el voto independentista apenas llegaba al 40%.

El PSC ha cosechado una contundente victoria en las elecciones catalanas de este domingo en las que es la primera fuerza y ha aumentado 9 escaños respecto a los comicios de 2021, mientras que las fuerzas independentistas caen y quedan lejos de sumar mayoría. Sin embargo quedan sin concretarse los apoyos que sostienen al Gobierno de Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados, ya que habrá que esperar a ver qué lectura y estrategia adoptan tanto ERC como Junts. (Fuente: Europa Press/Govern/PSC/Vox/Comuns/Aliança Catalana/Cs)

El discurso pierde fuerza

Lo cierto es que en aquellos comicios la victoria del PSC significó el fin de un ciclo en Cataluña, en el que la preocupación por los problemas sociales (vivienda, empleo, sanidad...) se impuso al discurso de la confrontación y el independentismo. Esquerra Republicana, el partido que se encontraba hasta entonces en el Gobierno, fue la gran damnificada tras perder 13 escaños respecto a los anteriores comicios y caer a la tercera fuerza en el Parlament. Junts per Catalunya subió ligeramente, pero el bloque independentista (Junts, ERC, CUP, Aliança Catalana) perdió, por primera vez desde 2015, la mayoría absoluta que años atrás arrebató el Govern a los socialistas.

Uno de los indicativos de la pérdida de apoyos al proceso independentista ha sido el descontento de los catalanes hacia los partidos independentistas tradicionales, que en los últimos años se han mostrado incapaces de acordar una hoja de ruta para este fin. Este desacuerdo dinamitó las relaciones entre Junts y ERC, lo que derivó en un Gobierno en minoría de los republicanos y desembocó en la convocatoria de elecciones anticipadas.

La Cataluña de ahora está lejos de la Diada previa al 1 de octubre de 2015, cuando miles de personas salieron a pedir el ‘sí’ en la consulta popular, declarada ilegal y que acabó con la decisión del Gobierno de aplicar el artículo 155 de la Constitución Española. Casi una década después, son muchos los catalanes que antes reclamaban la independencia que ahora ven que “han perdido el momento”.

El fracaso de aquella consulta, acompañado de un cambio de postura en ERC, a favor de una vía de diálogo con el Ejecutivo central, ha rebajado considerablemente la tensión entre Madrid y Barcelona, y con ello el fin progresivo del sueño independentista. En los últimos comicios, el partido ultraderechista Aliança Catalana pareció ser una vía de escape ante el descontento con el independentismo tradicional, que además aprovechó el auge de la derecha más radical y llegó a conseguir hasta tres escaños en el Parlament. Aún así, el independentismo ha continuado perdiendo fuelle en las calles y en las urnas.

Guardar