Qué pasa si un heredero muere después del testador pero antes de aceptar la herencia

El derecho de representación otorga a los herederos directos del fallecido el derecho de acceder o renunciar a los bienes

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Qué pasa si un heredero muere después del testador pero antes de aceptar la herencia (jannoon028/Freepik)
Qué pasa si un heredero muere después del testador pero antes de aceptar la herencia (jannoon028/Freepik)

Según los últimos datos, cada año en España se gestionan aproximadamente entre 350.000 y 360.000 herencias, moviendo una cantidad significativa de dinero. Este flujo de patrimonio refleja tanto la acumulación de bienes y activos por parte de los ciudadanos a lo largo de sus vidas como la importancia del derecho sucesorio en la economía del país, impactando directamente en numerosos sectores, desde el inmobiliario hasta el financiero.

En el amplio ámbito del derecho sucesorio pueden darse, así, muchos supuestos contemplados por la ley, pero uno de los escenarios más complejos que pueden presentarse es la premoriencia, es decir, cuando un heredero fallece antes que el testador -quien ha hecho el testamento-. En estos casos, surge una pregunta crucial: ¿Qué ocurre con la herencia que le hubiera correspondido a dicho heredero? La respuesta radica en una figura jurídica conocida como el derecho de representación.

El derecho de representación permite a los descendientes de un heredero premuerto tomar su lugar y recibir la herencia que a este le hubiera correspondido, si no la llegó a rechazar. Este mecanismo opera exclusivamente en línea descendente, asegurando así que los nietos o bisnietos del testador puedan heredar en lugar de su progenitor fallecido. No obstante, este derecho no se aplica en la línea ascendiente, es decir, los padres del testador no pueden heredar en representación de su hijo fallecido.

Las implicaciones presentes en el derecho de representación

Imaginemos un escenario donde el testador, a quien llamaremos A, fallece. Si uno de los hijos de A, llamado B, ha fallecido previamente, los hijos de B (es decir, los nietos de A, llamados B1 y B2) heredarán en lugar de su padre fallecido. Este derecho les permite recibir, en partes iguales, la porción de la herencia que le habría correspondido a su progenitor si hubiera estado vivo. En el caso de que B1 o B2 también hubieran fallecido, el derecho de representación seguiría aplicándose, permitiendo que los hijos de B1 (llamémoslos B1-a y B1-b) hereden la parte correspondiente de su abuelo A.

Este proceso asegura que la herencia se distribuya equitativamente entre los descendientes directos del testador, manteniendo la línea sucesoria intacta. En el caso de que un heredero premuerto no tenga descendencia, su parte de la herencia se distribuirá entre los demás herederos, aumentando proporcionalmente sus porciones.

También hay excepciones y particularidades

Un aspecto interesante del derecho de representación es su aplicación en la llamada línea colateral, que integra a los hijos de los hermanos del testador. Esto significa que los sobrinos pueden heredar si el testador no tiene descendientes directos ni cónyuge. Por ejemplo, si A fallece y uno de sus hermanos, B, ya ha fallecido, los hijos de B (sobrinos de A) pueden heredar la parte correspondiente a B, siempre que no haya otros herederos directos.

Sin embargo, es crucial entender que el derecho de representación no se activa en casos de renuncia. Si un heredero decide renunciar a su parte de la herencia, esta no pasará a sus descendientes por representación, sino que se repartirá entre los demás herederos. De igual manera, si uno de los herederos por representación renuncia, su parte acrecentará la de los demás herederos que acepten la herencia.

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