Por qué el calor ‘derrite’ la economía: precios más caros, mayores gastos y menor productividad

Los más afectados por las olas de calor suelen ser los pequeños comercios, pero el impacto principal es macroeconómico

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Imagen Ilustrativa con mapa de
Imagen Ilustrativa con mapa de la AEMET. (Infobae)

España vive desde este jueves su primera ola de calor de 2024. Buena parte del país se encuentra en aviso amarillo o naranja por altas temperaturas, con valores que superarán los 40 grados en algunos puntos, según ha informado la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). En estas circunstancias, los españoles tendrán que protegerse para no sufrir un golpe de calor, pero también tendrán que proteger su bolsillo. Porque el aumento de las temperaturas no solo conlleva efectos negativos en el medioambiente (como incendios) o en la salud (agotamiento), sino que también tiene efectos directos sobre la actividad económica.

Además de las familias, los mayores afectados suelen ser los pequeños comercios, que a menudo se ven obligados a cerrar durante los meses de calor o a incrementar sus precios para poder subsistir. Pilar de la Torre tiene una cafetería en Aranjuez, al sur de Madrid. Sus consumidores habituales son familias con niños -ya que el establecimiento cuenta con un parque de bolas-, y aunque el cierre por vacaciones del colegio que tiene al lado le afecta, lo que le termina de perjudicar es el calor. “Abro solo por las mañanas, para los desayunos, y los viernes por la tarde, por si a alguien le apetece tomarse algo. Pero normalmente por las tardes hace mucho calor y la gente no sale a la calle, así que no me compensa tener el aire acondicionado encendido y las cámaras (frigoríficas) funcionando”, explica para Infobae España.

La luz y las sequías, principales responsables del aumento de gasto

Con el aumento de las temperaturas, uno de los gastos que más aumentan es el de la luz. El pasado jueves -cuando comenzaba la ola de calor- el precio de la electricidad se incrementó un 7,36% con respecto al día anterior, superando los 100 euros por megavatio/hora (MWh) por primera vez desde principios de año.

Esto no solo afecta a los aparatos eléctricos que solemos tener enchufados para no sufrir un golpe de calor. Por ejemplo, hace un par de años, en 2022, el precio del hielo se disparó y hubo una gran escasez en los comercios porque los fabricantes no habían acumulado suficiente hielo en sus almacenes durante la temporada de invierno y primavera para evitar los altos precios de la electricidad que se dieron durante los meses estivales.

Por otro lado, y como se ha visto en los últimos meses, el calor extremo suele desembocar en sequías, lo que impacta en los rendimientos agrícolas. Uno de los ejemplos más recientes es el precio del aceite de oliva, que desde enero de 2021 hasta mayo de este año ha aumentado casi un 199% en España, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Los productores de aceitunas atribuyen esta situación a las olas de calor extendidas durante los últimos dos años en todo el país, con temperaturas muy altas en primavera, que impidieron un periodo frío necesario para la floración. Esto provocó una reducción en la producción de casi la mitad, lo que resultó en un aumento de los precios en todos sus mercados.

Algo similar ha pasado con el precio del café, que a nivel mundial alcanzó en junio su nivel más alto en 13 años, según la Organización Mundial del Café (OIC, en inglés), o con los alimentos hechos con harina. En estos productos, como el pan o las pizzas, Pilar ha notado más el incremento de precios. “Hace 10 años pagaba las pizzas a 3,40 euros. Ahora las estoy pagando a 6,45”, explica. Y es que la reducción de las cosechas de cereales por la falta de agua también llevó a los productores a incrementar sus precios.

Ante este panorama, los pequeños empresarios tienen que buscar medidas para no perder dinero. Pilar lo tiene claro: “He intentado no tocar los precios al cliente, y de momento quiero que siga así. Estoy buscando la manera de reducir nuestros gastos para no afectar a la gente. Al final el verano pasa, y hay épocas mejores”.

Botellas de aceite de oliva
Botellas de aceite de oliva y girasol se exhiben para la venta, protegidas por un candado y una cadena para evitar robos. (Jon Nazca/Reuters)

Disminuye la productividad y aumentan los tipos de interés

Los efectos de las altas temperaturas sobre la economía son generalizados. En 2022, un informe de Allianz Research analizaba el impacto de la ola de calor en el Producto Interior Bruto de España durante ese verano (de mayo a agosto). Basándose en estudios previos que indicaban que existía una disminución del 40% en la productividad por cada día con temperaturas superiores a 32 grados centígrados, el análisis concluía que el país podría haber perdido hasta un punto porcentual de su PIB debido a la acumulación de días extremadamente calurosos durante la temporada de verano.

En este sentido, desde Greenpeace señalan que el calor extremo no solo afecta negativamente la productividad laboral, sino que, además, se va a convertir en un gran problema que con el paso de los años se va a ir intensificando. “A finales del siglo XXI, el sur de Europa, incluidas partes de España, experimentará una pérdida generalizada de horas de trabajo de al menos un 15%, llegando a más del 50% en las áreas más afectadas por el calentamiento” apuntan desde la organización sin fines de lucro.

La primera ola de calor del verano de 2024 arrancó este jueves, con previsión de temperaturas de hasta 40 grados en zonas de Andalucía, Aragón, Castilla-La Mancha, Comunidad de Madrid, Aragón, Extremadura y Navarra.

Las altas temperaturas pueden resultar en una disminución de la producción de alimentos, lo que provoca un aumento de los precios y de la inflación, y, consecuentemente, un incremento de los tipos de interés. Todo esto, junto con una reducción de la productividad laboral, puede llevar a una disminución del PIB, con consecuencias aun más graves para la economía.

Según el estudio Efectos desiguales del calor extremo sobre el crecimiento económico, publicado en la revista científica inglesa Science Advances (Avances Sociales, en castellano), “las pérdidas económicas acumuladas entre 1992 y 2013 por el calor extremo antropogénico probablemente se situaron entre los 16.000 y 50.000 millones de dólares a nivel mundial”.

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