La UE se prepara para afrontar los grandes retos de la próxima legislatura: la amenaza rusa, la crisis migratoria y un posible retorno de Trump

La competitividad, la vivienda y la defensa coparán la hoja de ruta del nuevo Ejecutivo de la Unión Europea, al menos hasta 2029. A ello habrá que añadirle la creación de nuevos comisariados (Defensa, Mediterráneo, Vivienda Asequible, Igualdad, Ampliación, Pesca...) y un proceso de “reconversión de la UE”. A la reelegida presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen no le falta ambición para afrontar su segundo mandato, pero sabe que esta próxima legislatura no será coser y cantar, como tampoco lo ha sido su elección.

La dirigente alemana consiguió el pasado jueves obtener la confianza de una mayoría aceptable de la Eurocámara ―401 votos de los 360 necesarios― tras un largo proceso de negociaciones que acabaron convenciendo a los socios de la gran coalición (socialdemócratas y liberales), y que ahora incluirá además a los Verdes. La reconducción a última hora de Von der Leyen excluye de la ecuación al grupo de los Conservadores y Reformistas (ECR) de Meloni, que no estarán incorporados, a priori, en la estructura de la Comisión.

Si bien las cuentas salen adelante con la suma de las cuatro familias políticas, Von der Leyen sabe que existen puntos calientes donde tendrá que luchar por cada voto. En algunas ocasiones esto incluirá buscar el apoyo de ECR, a quien les abre una ventana ante el portazo de sus socios.

El apoyo de la UE a Ucrania en materia política, económica y militar “durante el tiempo que sea necesario para garantizar la victoria contra la invasión rusa” ha sido la primera resolución aprobada por casi unanimidad en el arranque de la décima legislatura, ya deseosa de comenzar a legislar. Solo los grupos de derecha radical de Patriotas por Europa y Soberanistas, además de La Izquierda votaron en contra ―aunque por diferentes motivos― de la declaración simbólica.

“Rusia confía en que Europa y Occidente se ablanden, y algunos europeos le siguen el juego”, afirmó en su discurso Von der Leyen tras condenar la “misión de paz” del primer ministro húngaro y líder de los Patriotas, Viktor Orban, quien no ha ocultado sus buenas relaciones con el Kremlin.

La dirigente europea aseguró a los parlamentarios que “hará todo lo posible para proteger a los europeos”, con la OTAN por supuesto como soporte principal, pero con el último objetivo de un mercado común de Defensa en el grupo de los Veintisiete. “Nuestro trabajo en los próximos cinco años se centrará en construir una verdadera Unión Europea de Defensa”, aseguró.

La posibilidad de crear un ejército colectivo parece haberse esfumado, al menos en el corto plazo. “No se trata de construir un ejército común, sino de que los ejércitos de los Estados miembros estrechen su colaboración”, afirmó Josep Borrell, el máximo diplomático de política exterior de la UE, en unas declaraciones recogidas por Politico el pasado 6 de marzo de 2024. A pesar del sueño platónico de Von der Leyen, las declaraciones del PPE y del resto de partidos de la alianza indican que la acción de la UE se centrará en un papel económico, más encaminado a estimular la industria de defensa nacional de todos los estados miembros.

En noviembre, Estados Unidos acudirá a las urnas para designar al nuevo presidente, en una contienda en la que un Joe Biden cansado y sin apoyos siquiera de muchos demócratas se medirá a un reforzado Donald Trump. La sombra del candidato republicano se acerca a la Casa Blanca y en Europa miran con mucha preocupación su posible retorno al Gobierno de EEUU.

Trump aseguró que de ser elegido actuará como “mediador de paz” entre Ucrania y Rusia, asegurando que acabará “rápido” con una guerra que podría haberse evitado “si él hubiese sido el líder”. “Los términos de Putin no son aceptables [...] Biden está dando 200.000 millones de dólares o más a Ucrania. Eso es mucho dinero. Cada vez que Zelensky viene a este país, se lleva 60.000 millones de dólares. El mejor vendedor de todos los tiempos”, criticó el candidato del Partido Republicano en el único debate televisivo frente a Joe Biden.

Desde que comenzó la guerra, el Congreso de Estados Unidos ha votado cinco proyectos de ley que han proporcionado a Ucrania ayuda continua, la última vez en abril de 2024, cuando acordaron un paquete de 60.800 millones de dólares. Junto a la UE en su conjunto, EEUU es el máximo contribuidor a la ayuda a Ucrania, un factor decisivo para su resistencia. Dentro de la UE, Polonia y Alemania se sitúan a la cabeza, según un informe publicado por el think tank Council on Foreign Relations.

Además de sus declaraciones sobre la guerra en Europa y Oriente Medio, entre los planes económicos de Trump se encuentra la implementación de nuevos aranceles a “todos los productos que importe el país”, una medida que, de salir adelante, podría entorpecer las relaciones comerciales entre Bruselas y Washington, así como ralentizar el crecimiento de la zona Euro, según afirmó la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde.

La gestión de la crisis migratoria es quizás uno de los puntos en los que la coalición muestra importantes diferencias, y que ha hecho que la líder del Partido Popular Europeo coquetee con la extrema derecha de Meloni, una estrategia que ha lastrado la imagen de Von der Leyen frente a sus socios, e incluso, desde su propia formación. Von der Leyen insiste en que la seguridad de las fronteras y la migración están estrechamente vinculadas, por lo que sus intenciones pasan por endurecer la entrada al territorio de la Unión y facilitar la devolución de los migrantes.

De hecho, uno de los puntos que recoge el documento que presentó la dirigente del PPE hacia la Eurocámara plantea triplicar el número de guardias fronterizos y costeros europeos a 30.000. Por otra parte, su política migratoria ha sido fuertemente criticada por los Verdes, que reclaman un acuerdo que respete los derechos de los migrantes.

No obstante, sacar adelante un acuerdo con la ultraderecha significaría, en palabras de las tres familias políticas, “traspasar la línea roja” remarcada en el acuerdo de gobierno, lo que dinamitaría la estabilidad de un hemiciclo ya dividido y más convulso que nunca.

Los planes de la Unión pasan por una “Unión más grande y más fuerte”. Sobre la posible ampliación de la UE durante la próxima legislatura, ya se ha otorgado el estatus de candidato a Ucrania, Moldavia y Georgia, en el este, y a Bosnia y Herzegovina en los Balcanes Occidentales, aunque estos países deben primero cumplir con todos los requisitos democráticos y económicos que necesitan para su ingreso, algo que en el corto plazo no está previsto que se produzca.

Sin embargo este tema siempre ha suscitado un gran debate interno dentro de la UE, como ya lo fueron las intenciones frustradas de adherir a Turquía. La candidatura de un país que es considerado la puerta de Asia acabó reforzando el discurso antiinmigración de la extrema derecha y los partidos euroescépticos, además de ser utilizada por los promotores del Brexit bajo el lema de “proteger nuestras fronteras”.

A estos obstáculos mencionados, se le añade una profunda crisis de vivienda que afecta a todo Europa y a la que Von der Leyen se ha propuesto ponerle freno, por primera vez en la historia de la UE y a petición de los Socialistas Europeos. También será crucial mantener el rumbo de la transición ecológica a través del Pacto Verde (la principal demanda de los ecologistas), encaminada a lograr las cero emisiones netas de cara a 2050. Son muchos los factores externos e internos que dificultarán todos estos asuntos de primera orden. A Von der Leyen le sobran las propuestas, pero, por el momento, no los apoyos.