La batalla sin muertos: la invasión de la isla de Guam en 1898

Este ‘conflicto pacífico’ supuso la pérdida del la isla por parte de España a manos de Estados Unidos, en el inicio de la guerra que enfrentó a ambos países a finales del siglo XIX

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Crucero USS Charleston de Estados Unidos
Crucero USS Charleston de Estados Unidos

La toma de Guam por parte de los Estados Unidos en 1898 es recordada como uno de los eventos menos violentos de la Guerra hispano-estadounidense. La isla, bajo dominio español desde hacía más de 300 años, había quedado en el olvido, con un pequeño destacamento encargado de su defensa, y completamente aislada de los acontecimientos de la época. Así, el 20 de junio de ese año, el crucero estadounidense USS Charleston, comandado por el capitán Henry Glass, llegó a las costas de Guam con órdenes de tomar la isla.

Al acercarse, el Charleston disparó una serie de salvas con la intención de intimidar a las defensas españolas. Sin embargo, los isleños, ajenos al estallido del conflicto, interpretaron estos disparos como una muestra de saludo. Las autoridades locales, encabezadas por el oficial al mando del puerto, se acercaron al buque estadounidense para disculparse por no haber respondido adecuadamente a lo que creían eran salvas de cortesía, explicando que sus propios cañones estaban inservibles por culpa de la erosión del salitre marino. Fue entonces cuando Glass les informó que existía un estado de guerra entre España y Estados Unidos, y que debían rendirse.

El oficial español, siguiendo las órdenes de Glass, comunicó la demanda de rendición al general Juan Marina. A la mañana siguiente, y ante la evidente imposibilidad de montar una defensa efectiva, Marina capituló. Los soldados estadounidenses desembarcaron y desarmaron a las fuerzas españolas y chamorras sin encontrar resistencia. Los oficiales y soldados españoles fueron tomados prisioneros y trasladados al crucero Charleston.

Total aislamiento

El malentendido de confundir el ataque de los cañones estadounidenses con salvas de saludo fue causado en parte por el aislamiento de la isla y la falta de comunicación con la metrópoli. El último mensaje recibido desde España, un mes antes del conflicto, hablaba de un posible acercamiento diplomático para evitar la guerra, lo que contribuyó a la sorpresa de las autoridades locales al conocer el estado real de las cosas.

El tifón Mawar deja calles inundadas, árboles destrozados y escombros en Guam. (Reuters)

Otro hecho curioso, fue la decisión de Glass de no destruir las fortificaciones españolas de la isla, tal como le habían ordenado, al ver su avanzado estado de deterioro. La guarnición española, que no había usado los cañones en más de un siglo, temía que estos explotaran si se intentaba disparar con ellos. Paradójicamente, la falta de comunicación y la ingenuidad evitaron el derramamiento de sangre, convirtiendo lo que podría haber sido una violenta confrontación en un traspaso de poder sorprendentemente pacífico.

Consecuencias de la guerra

El cambio de control de Guam reflejaba un momento crítico en la geopolítica global de finales del siglo XIX. La derrota de España en la Guerra hispano-estadounidense significó la pérdida de sus últimas colonias en el Pacífico y el Caribe, marcando el ocaso del Imperio Español. Por otro lado, Estados Unidos emergió como una potencia colonial en ascenso, expandiendo su influencia a través del Pacífico y consolidando su presencia en Asia.

La ocupación de Guam fue especialmente significativa durante la Segunda Guerra Mundial, cuando la isla fue capturada por Japón y luego retomada por Estados Unidos. Hoy en día, Guam sigue siendo un territorio no incorporado de Estados Unidos, destacándose por su relevancia estratégica y militar en la región. A lo largo de los años, la isla ha ido evolucionado, pero sin perder su identidad cultural única.

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