La candidata del Partido Popular Europeo (PPE) Ursula von der Leyen ha sido reelegida como presidenta de la Comisión Europea tras conseguir el voto favorable de la mayoría absoluta de la Eurocámara. Con 401 votos a favor, 284 en contra y 15 abstenciones, la alemana supera la barrera de los 360 parlamentarios necesarios y volverá al frente del Ejecutivo durante los próximos cinco años.
Visto el resultado, una larga ovación ha inundado el Parlamento, visiblemente aliviado tras la tensión que llevaba conteniendo desde primera hora de la mañana. “Le deseo todo lo mejor en el próximo mandato”, ha afirmado la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola.
Von der Leyen ya puede respirar, pero su elección no ha sido fácil y para nada asegurada. Durante las últimas semanas han sido cada vez más los eurodiputados de los dos grandes grupos de la alianza (socialistas y liberales) que han reiterado que no apoyarían una investidura de la candidata popular, en gran parte por su coqueteo con la extrema derecha de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR). En medios como Politico apuntaron que al menos el 15% de ellos votarían en su contra.
El reglamento del Parlamento Europeo dicta que la votación debía ser llevada a cabo de forma secreta, es decir, no es posible conocer los autores de cada voto. Ante el miedo de que el rechazo a su candidatura estuviese abocada al caos, la alemana ha estado volcada en intensas negociaciones para recabar el apoyo incluso de la coalición ecologista de Los Verdes, que, al igual que socialistas y liberales, han condicionado su voto a determinadas concesiones políticas. “Tenemos la responsabilidad de garantizar una mayoría estable sin extrema derecha”, afirmó en un comunicado el grupo de Los Verdes.
Los socialistas han vinculado su apoyo a la incorporación de políticas de vivienda europea, mientras que los liberales a una mayor inversión en un proyecto de Defensa europea. Los Verdes, que también formalizaron el apoyo de su grupo minutos antes de la votación, han vinculado su apoyo a los compromisos con el Pacto Verde.
El cordón sanitario, más débil pero resiste
La mayoría ha quedado sujeta, entre otros asuntos, al compromiso de la nueva presidenta de no incorporar a la estructura de la Comisión a la extrema derecha. En este sentido, ningún miembro de ECR formará parte de la Comisión, a pesar de las duras críticas de su líder, la primera ministra italiana Giorigia Meloni, pero no es secreto que el cordon sanitaire para von der Leyen es flexible y no ha cerrado la puerta a conseguir los votos individuales de algunos diputados de ECR, el grupo al que pertenece Hermanos de Italia.
De hecho, el presidente de los Conservadores y Reformistas adelantó en el debate plenario que no establecería ninguna indicación de voto a sus miembros. “Von der Leyen dice que su destino depende del PPE, pero realmente depende de los grandes perdedores de las elecciones: los ecologistas, sobre todo, pero también de los socialistas y los liberales”, aseguró el colíder de ECT, Nicola Procaccini.
Lío en el Parlamento
La sesión plenaria ha abierto con el discurso de von der Leyen, en el que ha expuesto las prioridades de su próximo mandato de cara a 2029. El apoyo incondicional a Ucrania -respaldado desde este martes por el Parlamento-, una inédita agenda para la vivienda europea -medida pactada con los socialistas, y mejorar la competencia han sido algunos de los principales puntos de su programa.
Entre otras medidas, la dirigente ha anunciado la incorporación de una nueva cartera: el Comisionado del Mediterráneo para “centrarse en inversiones y asociaciones, estabilidad económica, creación de empleo, energía, seguridad, migración y otras áreas de intereses minutos”. Finalizado su discurso, que ha durado cerca de 40 minutos, la sesión ha continuado con las intervenciones de los parlamentarios y ahí se ha producido el lío.
Una hora antes de la votación, la eurodiputada rumana de extrema derecha Diana Șoșoacă ha sido expulsada de la sesión plenaria tras gritar contra el aborto y abuchear repetidamente durante las intervenciones de otras personas. En el momento en el que varias personas se han acercado a echarla, la parlamentaria se ha colocado un bozal en la boca y ha sostenido iconos religiosos, dejando una fotografía que quedará añadida en los momentos más surrealistas del hemiciclo.
Lo conseguido en esta votación es el reflejo de lo que necesitará en la próxima legislatura, negociar cada voto para no caer en el bloqueo o en el apoyo de las familias de extrema derecha. El reto que se presenta no es nada fácil: una crisis migratoria, la transición ecológica o la guerra en Ucrania son algunos de los puntos calientes en los próximos años. Elegida la presidencia, tocará ponerse manos a la obra para votar a los altos cargos del Ejecutivo, si bien se prevé más fácil que la votación de este jueves.