Paloma Barrientos: “Después de un cantante de éxito, un aristócrata, un ministro y un Nobel, a Isabel Preysler solo le queda ser primera dama”

Paloma Barrientos es una de las periodistas más destacadas de la crónica social en España. Rostro habitual en tertulias televisivas del corazón, vivió la época dorada del papel couché, aquella en la que una revista pagaba costosas investigaciones para adentrarse en la vida más íntima de los famosos. Fue lo que ella hizo con Isabel Preysler, investigando en Manila los desconocidos orígenes de aquella prometedora socialité para la revista Tiempo de hoy.

De aquellas indagaciones salieron informaciones que desvelaban la realidad de la familia Preysler, un clan humilde y con algunas polémicas que Isabel trató de obviar a medida que se labraba un estatus entre la alta sociedad Española. En 1991, Barrientos volcó sus conocimientos sobre la entonces esposa de Miguel Boyer en el libro Isabel Preysler, reina de corazones, una biografía no autorizada que ahora ha relanzado, recogiendo los acontecimientos que han marcado la vida de la madre de Tamara Falcó. Infobae España charla con la autora sobre la vida y obra de la que sigue siendo la reina de corazones.

¿Qué te ha llevado a revisar este libro sobre Isabel Preysler?

Me lo pidió la editorial y pensé que podía estar bien. No era una actualización de añadir páginas, sino otro libro y, por lo tanto, otra historia. Sí que es cierto que si no está la primera parte, no se entiende la vida de Isabel Preysler, porque tenemos una imagen muy diferente. En el libro se ve la cara A y también la B, pero sobre todo los orígenes.

El libro relata la vida de Isabel, pero también parte de la historia de España.

Sí, porque el hecho de que una mujer con 19 años se case ya era llamativo, pero que además que se case por estar embarazada, pues lo es más aún. Ese embarazo fue lo que marcó su destino, porque ella tenía previsto volver a Manila después de que sus padres le envían a España porque tenía un novio un poco recomendable, pero así es el destino.

A ese novio le defines como ‘playboy’.

Sí. Aunque visto lo visto, ese playboy ahora sería un viceverso con dinero.

¿Hasta qué punto su familia ha marcado su vida y su relación con los hombres?

En un momento determinado, ella se da cuenta del poder que puede tener de seducción. Ella se enamora y cuando se desenamora, ya hay otro. Julio Iglesias era absolutamente infiel, en los últimos años ella era una chica joven, con tres hijos y más sola que la una. Entonces se encuentra en su vida por el marqués de Griñón, después se encuentra en su vida con Miguel Boyer y después se encuentra con Vargas Llosa. Su vida amorosa es lo que realmente ha marcado su vida, no la familia.

Viendo esa forma de encadenar relaciones, se podría hablar de una mujer con dependencia emocional.

No sé calificarlo, a lo mejor es que realmente se casa con Julio Iglesias por una cuestión de embarazo, con el marqués de Griñón se casó porque, como bien explica Tamara Falcó, “mami se quedó encantada con cómo era papi”. Era un tipo absolutamente excelente, muy cariñoso y además tenía mundo. Isabel se quedó fascinada, pero a los cuatro años ya estaba enamorada de Miguel Boyer, que yo creo que es realmente el amor de su vida.

A Isabel la llamaban ‘la china’ incluso en las portadas. ¿Ha sido víctima del machismo y el racismo a la hora de ser juzgada como personaje?

Del machismo, no lo creo. Machismo era todo, era tenerte que casar porque estabas embarazada. Lo de ‘la china’ se lo puso la madre de Julio Iglesias, que quería para su hijo otra cosa, no una chica que viene de Filipinas y que encima se queda embarazada. El punto de vista era muy diferente al que se podría tener ahora, pero sí que es verdad que si en algún momento Isabel Preysler no se sintió acogida, lo superó con creces.

¿Alguna vez te ha reprochado algo que has publicado sobre ella?

Después de tantísimos años en la profesión, me llevo muy bien con muchos personajes, pero no tengo amigos. En su momento, claro que no le gustó el libro. En aquel momento quiso demandar al grupo Z, al editor Julián Lago… nos iba a demandar a todos. Pero los reproches se quedan donde se tienen que quedar. Una norma del periodismo es que no puedes tener amigos, si llegan los reproches, tendrán que llegar como demandas, pero no que te regañen personajes cuando estás haciendo tu trabajo. Yo nunca he tenido la cruz puesta en las presentaciones públicas de Isabel Preysler. Sí la tuve en las últimas reuniones en su casa para presentar el documental. Pero bueno, ahí estaban los compañeros jovencitos que se ilusionan con té y pastas.

¿Crees que hace esas convocatorias en su casa para seguir controlando los medios?

Sigue controlado a los medios y sigue siendo cautivadora.

Isabel siempre ha controlado su imagen pública, pero en su ruptura con Vargas Llosa realmente ‘bajó al barro’ en los medios. ¿Por qué crees que se produjo este cambio?

Yo me quedé desconcertada, porque que nunca lo había hecho y porque le acusó de algo que no era cierto, que eran los celos. Después, cuando filtró determinadas informaciones que no beneficiaban al Nobel, cuando se filtra una carta que Patricia le había escrito a ella, pero no se publica entera, la guerra de los comunicados de Patricia y los hijos… Luego estuvo en ‘El Hormiguero’, le preguntaron cómo le afectaban las rupturas y dijo ‘esta última, nada’. Ocho años te marcan aunque sea un poco. A mí me dio la sensación en aquel momento de resentimiento.

¿Crees que esta relación les perjudicó a ambos?

Una de las excusas de Vargas Llosas para romper era que ese no era su mundo, pero no olvidemos que él estaba feliz, encantado de salir en la portada de la revista ¡Hola!, los reportajes de Vanity Fair, la inauguración de Porcelanosa a bombo y platillo en Nueva York… Las cosas como son, estaba encantado y le gustaba. El mundo intelectual estaba bastante asombrado con ese paso, porque Isabel Preysler no era la acompañante de Vargas Llosa, sino que era él quien le llevaba el bolso a Isabel Preysler. Pero bueno, todo se hace amor.

¿Tamara Falcó es la heredera del reinado de corazones?

No creo que Tamara sea heredera. Lo que pasa es que ha conseguido algo mucho más difícil que su madre, que es ser ella misma un producto y manejarlo. A Isabel siempre la relacionas con Porcelanosa, con los bombones y demás, pero Tamara lo mismo anuncia un colchón que casas, patrocina su boda… Tamara era una niña caprichosa, con poco desarrollo, pero a partir de MasterChef demostró que se puede ser personaje sin pelearse. Es muy simpática, muy hábil, muy lista, no hace listas negras y sigue con su vida a pesar de las circunstancias complicadas en momentos determinados. A veces adorna, pero no engaña.

Ahora Isabel Preysler vive una época más tranquila en lo mediático, ¿crees que seguirá dando contenido?

Después de su separación de Vargas Llosa, es la primera vez que está libre, como ella dice. Isabel está muy bien, es una mujer que tiene 73 años y aún hay mucho campo para ser feliz. Hay mucho candidato, pero el problema es que después de un cantante de éxito, un aristócrata, un mega ministro, un premio Nobel, ¿qué queda? Pues nos queda un presidente del Gobierno, le queda ser primera dama.