La primera ola de calor del verano ha llegado a España para subir las temperaturas de un julio que hasta ahora no había subido demasiado las líneas de los termómetros. Una situación que, con este nuevo frente cálido, sí que hará que en la península se llegue incluso a los 40 grados centígrados, lo que ha activado el aviso por altas temperaturas hasta en siete comunidades autónomas distintas.
Es por este motivo que el Ministerio de Sanidad también ha querido acompañar dicho aviso con un documento, En verano protégete del calor, ofreciendo diferentes recomendaciones para las personas con mayor riesgo ante las temperaturas extremas, intentando prevenir los graves efectos que puede tener el calor sobre todas las personas, y en especial en las que pertenecen a alguno de los colectivos vulnerables.
Todos conocemos los problemas que puede generar una exposición prolongada al calor. Desde el mero agotamiento por calor, que puede derivar en dolores de cabeza, sudor, mareos, náuseas e incluso vómitos o fiebre, hasta las peligrosas insolaciones. Los síntomas en este último supuesto varían en gran medida de los del cansancio, porque, por ejemplo, puede no haber sudoración y que simplemente sintamos la piel caliente y enrojecida. Otros factores que podrían inducirnos que tal vez estamos sufriendo un golpe de calor es sentir un pulso fuerte y acelerado, así como ver que alguien se ha desmayado, tiene convulsiones o alucinaciones.
Las personas con mayor riesgo
“Visita a las personas vulnerables o que vivan solas en hogares calurosos”, recomienda el Ministerio de Sanidad, para luego añadir: “Si conoces a personas que puedan tener más riesgo, recuérdales estas recomendaciones y supervisa su estado de salud durante las olas de calor”.
El Ministerio de Sanidad señala, por ejemplo, a las embarazadas y los niños lactantes y menores de 4 años, así como a las personas mayores de 65 años. Estas personas no suelen tener un sistema de autorregulación corporal tan capaz como el de un adulto en sus plenas facultades, y suelen acusar especialmente el agotamiento.
Lo mismo ocurre con ciertas personas que se han sometido a una serie de tratamientos farmacológicos concretos, en cuyos prospectos habrán señalado la necesidad de evitar exponerse a unas temperaturas demasiado altas. Igualmente vulnerables serían quienes han tomado alcohol u otro tipo de sustancias, que también afectan a los diferentes procesos orgánicos del cuerpo, y a quienes padezcan algún tipo de enfermedad crónica cardiovascular o respiratoria. Las personas con obesidad y diabetes son otras de las citadas por el informe del Ministerio.
Pero además, en el colectivo de personas especialmente vulnerables, el documento del Ministerio recoge también a las “personas que viven solas o en condiciones desfavorables”, así como a las que habitan en “viviendas difíciles de refrigerar” o en “entornos muy urbanizados”. También pide precaución con aquellos y aquellas “deportistas y personas que trabajan al aire libre en las horas centrales del día”.
Algunas estrategias de prevención y actuación
A lo largo de estos días, es importante hidratarse y evitar salir a la calle en las horas más calurosas. Si lo hacemos, entonces debemos buscar permanecer en zonas con sombra y vestir con ropa ligera y poco ajustada, además de gorra y gafas de sol. Si, aun así, sentimos que nosotros o alguien de nuestro entorno puede estar sufriendo agotamiento por calor, lo que recomienda el Ministerio es beber agua poco a poco, buscar un lugar fresco y aplicar paños húmedos o una ducha con agua fría.
En cambio, si vemos que los vómitos han empezado o que los síntomas van empeorando y duran más de lo que deberían -una hora, como máximo-, entonces hay que buscar atención sanitaria de inmediato, porque puede ser el preámbulo de un golpe. Si este se produce, hay que llamar inmediatamente al 112 y aplicar, de nuevo, paños o duchas frías mientras llega la ayuda. En este último caso, es importante recordar que no debemos dar de beber nada a la persona que está bajo los efectos de la insolación.