Vox defiende desde 2015 la posición antimigratoria de Orban, pero el PP afirma que se ha percatado de ello ahora

La formación que preside Alberto Núñez Feijóo critica la “deriva política de Vox” y su afiliación a Patriotas por Europa, la formación a la que pertenecen el mandatario húngaro, Le Pen o Wilders

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El primer ministro húngaro, Viktor Orban (d), y el líder de Vox, Santiago Abascal (i). (Reuters)
El primer ministro húngaro, Viktor Orban (d), y el líder de Vox, Santiago Abascal (i). (Reuters)

Más de un año después de gobernar en coalición en cinco comunidades autónomas, el Partido Popular arremete ahora contra la postura antimigratoria de Vox. Preguntado por la decisión de Santiago Abascal de romper los acuerdos autonómicos con los populares, el portavoz del PP en el Congreso, Borja Sémper, argumentó que la deriva de Vox “de hace unos meses” dejaba claro dónde se sitúa este partido en el plano ideológico.

Cuestionado su partido por sus últimas alianzas con los de Abascal, el portavoz se escudó en que sus pactos en las autonomías y en más de un centenar de ayuntamientos respondía únicamente a “ofrecer estabilidad” y que todas las alianzas “se circunscribían a lo acordado” desde un primer momento.

A pesar de que la decisión que ha tomado el Comité Ejecutivo Nacional de Vox “pillase por sorpresa” en Génova, no es nada nuevo que la formación de Abascal haga su bandera del discurso criminalizador de la inmigración ―y preferentemente musulmana―, y que éste se identifique con los partidos de la derecha más radical en Europa.

Si el lector se atiene a la hemeroteca, esta posición no ha sufrido cambios desde que la formación llegó a las instituciones: lo hizo en 2018 durante las elecciones andaluzas y un año después cuando irrumpió en el Congreso de los Diputados. Vox, que ha reprochado al PP que aceptase el reparto de 347 menores migrantes no acompañados ―marcado como una línea roja para el partido―, argumenta que “los inmigrantes cuestan dinero y roban trabajo a los españoles”, a pesar de que esta afirmación fue desmentida por el Consejo Económico y Social, que aclaró que funciona más bien al contrario.

Además, este argumento ya lo defendió Vox de igual manera en 2019, cuando no se encontraba gobernando en ningún territorio, como sí lo hacía hasta este mismo jueves. En aquella ocasión, Abascal arremetió contra el PSOE, el PP, Ciudadanos y Podemos por “promocionar” lo que llamó una “avalancha migratoria” durante la gestión de la crisis del Open Arms.

El líder de Vox, Santiago Abascal, ha anunciado este jueves que los cuatro vicepresidentes autonómicos de su formación presentarán su dimisión y su partido pasará a ejercer la oposición. (Fuente: Europa Press / Vox / PP / Congreso)

Respecto al giro de Vox en Europa hacia la derecha más radical y prorrusa, la formación que dirige Alberto Núñez Feijóo reprocha que Abascal se haya aproximado al primer ministro húngaro Víktor Orban y haya abandonado a la primera ministra italiana Giorgia Meloni, a quién no han dejado de alabar su política migratoria mediante acuerdos con terceros países que vulneran los derechos humanos ―ignorando además los lazos fascistas de su partido―.

Feijóo se refería a la afiliación a la nueva familia política europea Patriotas por Europa, que ha desbancado del tercer grupo más numeroso a los Reformistas y Cristianos. La estrategia ha sido celebrada por el PP, quienes han calificado de error este cambio de filas y han aprovechado para diferenciarse de su antiguo socio. Al margen de este cambio de rumbo en Europa, los de Abascal han encontrado más similitudes con sus ideales en el discurso xenófobo de Orban, Le Pen o Wilders que en el discurso edulcorado de la italiana.

‘No’ al reparto migratorio

“Nuestro país sufre una invasión migratoria” y “los musulmanes no son refugiados, son invasores” son dos afirmaciones que pertenecen a la extrema derecha europea. La primera frase fue pronunciada por un portavoz de Vox en Andalucía en 2023, mientras que la segunda fue una afirmación hecha por el primer ministro húngaro Víktor Orban ocho años antes, en 2015.

El líder de Vox, Santiago Abascal, junto al primer ministro de Hungría, Víktor Orban, en 2022. (Vox)
El líder de Vox, Santiago Abascal, junto al primer ministro de Hungría, Víktor Orban, en 2022. (Vox)

En esta línea, no es un secreto que el Fidesz húngaro y el Vox español compartan una postura antimigratoria prácticamente idéntica, a pesar de que en muchos puntos los partidos de extrema derecha europea sean diametralmente opuestos.

En 2015, Orban realizó unas declaraciones en una entrevista para la cadena televisiva española Intereconomía en la que se preguntaba a sí mismo “qué clase de Europa querríamos tener”: “¿Sociedades paralelas? ¿Comunidades cristianas conviviendo con comunidades musulmanas?”, ironizó.

En ese mismo año, el partido de Abascal publicó una lista de 20 propuestas con las que su partido planteó afrontar la amenaza del terrorismo yihadista. Una de las medidas que contemplaba era “el cierre inmediato de las mezquitas fundamentalistas en toda Europa”, una propuesta que ha sido calcada por su homólogo neerlandés en las últimas elecciones nacionales.

Ahora, con más poder político y consolidado en las urnas, la formación que lidera Abascal alienta a su electorado en cada proceso electoral para decidir si permitir “una cultura incompatible con la nuestra, que está trayendo desprecio a la igualdad y maltrato a la mujer; o seguir con nuestra cultura, la cultura cristiana en la que nos hemos criado y llevamos tantos siglos viviendo”.

Hungría recurrió ante los tribunales el sistema de reparto de la migración en Europa, que establecía la acogida de unas 160.000 personas entre todos los estados miembros, así como la celebración de un referéndum sobre las cuotas de reubicación de refugiados en el bloque comunitario. Ahora Abascal se opone frontalmente a la solidaridad con la sobrecarga en Canarias, exactamente con los mismos argumentos. No se puede decir que no lo avisaron.

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