Una joven española que reside en Suiza ha compartido su experiencia de vivir en el país helvético a través de un video que ha colgado en TikTok. De entrada, desmiente la percepción idílica que muchos tienen sobre trasladarse a Suiza. Algo que se repite en muchas conversaciones es lo “maravilloso” que es vivir allí, con altos salarios y una calidad de vida excepcional. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja.
En su relato, la usuaria heidijinxx destaca la intensidad de la jornada laboral, que supera las 40 horas semanales. “A ti también te han contado que venirse a vivir a Suiza es una maravilla, que ganas un montón de dinero, que todo es espectacular. No te preocupes, que ya estoy yo aquí para decirte lo que no te cuentan: aquí la jornada laboral completa no son 40 horas, son más”, comenta. Este ritmo de trabajo elevado es una de las primeras sorpresas que se llevan muchos emigrantes al llegar a Suiza.
@heidijinxx en Suiza no es todo de color de rosas amigos #suiza #switzerland #españolesensuiza ♬ sonido original - heidijinxx
Otro aspecto crucial que menciona es el alto coste de vida en Suiza, que disminuye significativamente la capacidad de ahorro a pesar de los buenos salarios. “Sí que es verdad que ganas mucho dinero, mucho más que en España. Pero claro, ahora pago un alquiler aquí. Paga el seguro médico y toda su puta madre. Seguro médico. ¿Alguien me explica cómo funcionan aquí los seguros médicos?”, expresa con frustración. En Suiza, además del elevado costo mensual, el seguro médico impone una fuerte carga financiera adicional a quienes no entienden bien el sistema desde un principio. Esta confusión y los altos costos no terminan ahí. “Me rompo una costilla, voy al médico y tengo que pagar 88 francos, que ya pagué, y ahora tengo que pagar otros 104. ¿Entonces, para qué pago al mes el dineral que pago?”, se pregunta. La complejidad del sistema sanitario suizo es un desafío para los nuevos residentes, que deben asumir tanto los pagos de seguros como los costos de atención médica adicionales.
El problema del idioma o el acceso a la vivienda
A todo lo anterior se suma la barrera idiomática. La joven describe con desánimo sus dificultades para comunicarse en las lenguas locales. “Si no hablas alemán, francés, italiano, ni un poco de inglés, es muy complicado. Trabajo en la parte alemana, pero vivo en la francesa, y eso añade más barreras”, relata. La comunicación resulta particularmente desafiante cuando se trata de cuestiones administrativas o médicas, incrementando la sensación de aislamiento e incertidumbre.
El problema de encontrar una vivienda adecuada también es una traba significativa. Al llegar, muchos se enfrentan a la exigencia de presentar las últimas nóminas y permisos de residencia, documentos que obviamente no poseen quienes acaban de llegar. “El único piso en el que me aceptaron está lejos de mi trabajo y pago un dineral. Aparte del agotamiento que yo tengo, no duermo. No hay horas al día en Suiza para que yo duerma, me entiendes? No las hay. Estoy siempre trabajando o en un tren”, expresa con desesperación.
La joven también aborda el tema del empleo. A pesar de trabajar en la hostelería, su pasión no se alinea con su ocupación actual. “Yo soy cocinera. Odio ser cocinera con todo mi puto alma. Pero bueno, como no tengo estudios en otras áreas, me toca hacer esto”, confiesa. Esta situación, sumada al agotamiento físico y mental, convierte su día a día en un desafío constante. Finalmente, aconseja a quienes contemplan mudarse a Suiza que lo piensen dos veces. “No vengas. Quédate en tu casa, amigo. Hazme caso”, concluye. Para muchos, la experiencia de vivir en Suiza puede no ser tan idílica como se cree. La alta calidad de vida y los altos salarios son indudables, pero las exigencias laborales, los elevados costos de vida y las barreras idiomáticas pueden poner a prueba incluso a los más preparados.