El impuesto revolucionario de Dinamarca: impondrá una tasa a los ganaderos por las flatulencias de sus vacas, ovejas y cerdos

El gas metano retiene 87 veces más el calor en la atmósfera que el dióxido de carbono durante los primeros 20 años desde su liberación, según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EEUU

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Imagen de archivo de un grupo de vacas pastando en una finca. (REUTERS/Sergio Pérez)
Imagen de archivo de un grupo de vacas pastando en una finca. (REUTERS/Sergio Pérez)

Dinamarca cobrará impuestos a los ganaderos por los gases de efecto invernadero emitidos por sus vacas, ovejas y cerdos a partir de 2030, el primer país en imponerlo. El gobierno de Dinamarca ha justificado esta medida argumentando que el ganado es una fuente importante de emisiones de metano, uno de los gases que más contribuyen al calentamiento global, a pesar de que gran parte de la atención se la lleva el dióxido de carbono (C02).

La digestión y los desechos de las vacas, así como de otros rumiantes producen este gas, 80 veces más potente que el CO2 en cuanto a retención del calor en la atmósfera durante los primeros 20 años después de su liberación, según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EEUU.

El ganado precisamente es un importante contribuyente a las emisiones de metano procedentes de la agricultura. Según otro informe de la Agencia Internacional de Energía las emisiones alcanzaron los 142 millones de toneladas en 2022, el triple de las del sector petrolero.

“El objetivo es reducir las emisiones danesas de gases de efecto invernadero en un 70% con respecto a los niveles de 1990 para 2030″, ha afirmado el Ministro de Impuestos, Jeppe Bruus en una información recogida por la agencia de noticias estadounidense Associated Press.

La ‘multa’ por tonelada de metano

En este sentido, a partir de 2030, los ganaderos daneses pagarán un tributo de 300 coronas (40 euros) por tonelada de dióxido de carbono equivalente en 2030. El impuesto aumentará a 750 coronas (100 euros, aproximadamente) en 2035. Sin embargo, debido a una deducción del impuesto sobre la renta del 60%, el coste real por tonelada será de 120 coronas (16 euros) y aumentará a 300 coronas para 2035.

La UE ya planteó este impuesto el año pasado como una manera de cumplir con el Acuerdo de Glasgow en 2021, por el que los líderes de los Veintisiete se comprometieron a mantener el calentamiento global por debajo de 1.5 o 2°C para el 2100, así como la reducción de las emisiones en un 50% de cara al año 2030.

El “impuesto del eructo” fallido en Nueva Zelanda

Nueva Zelanda, con una población animal de 10 millones de vacas y 26 millones de ovejas ―por cada persona en Nueva Zelanda, hay diez ovejas―, también planteó el comúnmente conocido como “impuesto sobre los eructos”, ya que la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero de este país estaba vinculado al ganado.

No obstante, estos planes fueron desechados el pasado mes de junio por la coalición de centro-derecha que gobierna en la isla. En este caso, defendieron que esta política fiscal no era la solución para el problema y han optado por estudiar otras vías, una decisión que fue muy criticada por el partido ecologista de Los Verdes.

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