Las luces que Almeida quiere instalar en el Manzanares podrían provocar la desaparición de buena parte de la fauna del río

La iniciativa del Ayuntamiento de Madrid de situar tubos fluorescentes y focos en diferentes zonas del río conlleva una serie de riesgos ecológicos y medioambientales por el que las asociaciones ya están protestando

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Vistas del río Manzanares (Santiago Martín Baraja / X)
Vistas del río Manzanares (Santiago Martín Baraja / X)

Sobre el río Manzanares cuentan muchas historias sobre las impresiones que causaba a quienes visitaban la ciudad hace muchos siglos. Su poco caudal, así como sus arenas e islas causaban muchas veces bromas de quienes, habiendo visto mundo, lo comparaban con otros ríos de Europa y afirmaban que el Manzanares era “el mejor río del mundo” por ser “el único navegable a caballo”.

Menos bromas hubo, no obstante, cuando en 1940, un proyecto de canalización y de construcción de presas y estanques acabó con las riberas, las islas y la fauna de un lugar que, pese a la sorna, era un importante símbolo de la capital española. Toda la vida que albergaba el río había desaparecido.

Esta situación se mantuvo hasta hace menos de una década, cuando una propuesta de Ecologistas en Acción, una confederación de más de 300 grupos ecologistas, impulsó la renaturalización del espacio. Las presas se abrieron, Ecologistas en Acción -sin cobrar por ello- plantó diferentes semillas traídas de El Pardo -sauces y álamos, y en muy poco tiempo el Manzanares ha vuelto a ser un espacio verde, abundante en fauna y flora local. Una riqueza que, no obstante, podría verse de nuevo gravemente afectada en los próximos meses por la intención del Ayuntamiento de Madrid de instalar proyectores de luz, focos y tubos fluorescentes a lo largo de más de medio kilómetro del río para atraer el turismo a la zona.

Iluminar el Manzanares para verlo de noche

Ocho años después, Santiago Martín Barajas, activista que lleva en Ecologistas desde su fundación en 1989, lo tiene claro: “Los que tenemos canas sabremos cómo era el agua del río antes. Ahora se pueden ver hasta los peces”. Una imagen inimaginable para los más jóvenes, que ahora hacen su vida a ambos lados del río, sin fijarse apenas en que por sus aguas anidan también los pájaros: gallinetas, aviones, vencejos y hasta más de 120 especies de aves diferentes.

Sobre la pasarela del Principado de Andorra, explica delante de varias decenas de personas que el proyecto comenzó con Manuela Carmena (Más Madrid) en el Ayuntamiento, y que luego con el cambio en 2019 y la entrada del PP y Ciudadanos todo siguió yendo bien. “Ahora ya hemos tenido recientemente nuestros enfrentamientos: uno por la mascletá aquella que hicieron, que fue un fracaso, y luego ahora el tema de los focos que hemos intentado por todos los medios que no los pongan”.

Santiago se refiere al nuevo proyecto de iluminación del Manzanares, que ya ha empezado a colocar 61 proyectores de luz a lo largo del tramo urbano del río para, tal y como dicen en el Ayuntamiento, potenciar “su paisaje natural y sus pasarelas más allá de las horas diurnas”.

El consistorio, además, se compromete a que la iluminación se realizará “sin reducir las zonas con especies vegetales consolidadas ni aquellas en las que existe un desarrollo incipiente de especies que, en los próximos años, se afianzarán”. Una afirmación, a los impulsores y responsables de la renaturalización del espacio, no les convence en absoluto.

Los focos irán desde la Pasarela del Principado de Andorra (foto) al puente Oblicuo, en un recorrido de 560 metros de longitud.
Los focos irán desde la Pasarela del Principado de Andorra (foto) al puente Oblicuo, en un recorrido de 560 metros de longitud.

Las aves podrían abandonar el río

La desconfianza de Santiago y de otros ecologistas, así como de otros grupos de residentes de la zona como Asociación Vecinal Pasillo Verde Imperial, se basa en documentos como el manifiesto firmado por más de 80 especialistas en biología, medio ambiente y contaminación lumínica que piden al Ayuntamiento que reconsidere una decisión que podría producir, “importantes impactos sobre la rica fauna que actualmente habita en el río, pudiendo afectar tanto a vertebrados como a invertebrados, y muy especialmente al grupo de las aves”.

“Los focos se meten en su territorio”, explica Martin, “en donde los animales están tranquilos, que es por lo que se han dejado ver hasta ahora, porque ellos tienen su espacio y nosotros el nuestro”. Desde arriba se ven tortugas, erizos, golondrinas, incluso alguna caja-nido para los murciélagos. El pie de los focos, por lo tanto, podría espantar a muchos de ellos, por no hablar de los rayos permanentes de luz en los pájaros, que “son muy sensibles a la iluminación”.

Sobre estos últimos es imposible calcular la magnitud de las consecuencias, explica el ecologista. “Puede que algunas aves se instalen más arriba o más abajo, y puede que otras, las más sensibles, se vayan”. En cualquier caso, los pájaros no se quedarían en esos 560 metros en los que colocarían los focos y tubos fluorescentes. Y, como siempre en los ecosistemas, un pequeño cambio desencadenaría más cambios sobre el resto de la fauna y la vegetación.

Un riesgo que los expertos quieren evitar, lanzando una petición a través de Change.org que ya lleva casi 40.000 firmas. “Los vecinos y vecinas de Madrid logramos acabar con la pretensión de que fuera un canal sucio, en lugar de un río vivo”, escriben en la petición. “Ahora quieren convertirlo en un espectáculo de luces de colores nocturno. No lo vamos a permitir”.

Vista de un lado boscoso en el río Manzanares. Donde las aves instalan sus nidos y a donde los focos apuntarán para iluminar el paisaje natural.
Vista de un lado boscoso en el río Manzanares. Donde las aves instalan sus nidos y a donde los focos apuntarán para iluminar el paisaje natural.

Problemas también para los vecinos de la zona

Ecologistas en Acción también ha destacado los problemas que podría conllevar la instalación de las luces, más allá de los efectos en los pájaros. En primer lugar, lo más obvio: la contaminación lumínica, que podría entorpecer la oscuridad nocturna en el interior de los pisos más cercanos y poner aún más trabas a la visión del cielo.

En segundo lugar, los mosquitos. “Recuero cuando en casa me decían de pequeño: ‘Apaga que si no se meten los mosquitos de fuera’”, cuenta Santiago. “Bueno, pues pensad que eso era una bombilla, imaginad lo que va a atraer 560 metros de fluorescentes”. Actualmente, el hecho de que el agua corra evita la presencia de estos insectos, que, sin embargo, se acumularían en “nubes” atraídos por las luces.

Pero para él, lo peor es que la medida de la luz no tiene ningún sentido. “¿Para qué necesitas iluminar un río que está precioso ahora que lo puedes ver de día y que no tienes necesidad de verlo de noche, porque además pierde toda la naturalidad”. Algo parecido ocurría con la mascletá. “Temíamos que cayeran pavesas ardiendo y prendieran el carrizo y la leña que estaba naciendo. La que se hubiera montado no se puede imaginar”.

Ya se pueden ver cajas instaladas desde las que se controlará la corriente de los focos, colocados en la parte interior del río.
Ya se pueden ver cajas instaladas desde las que se controlará la corriente de los focos, colocados en la parte interior del río.

Convertir el Manzanares en un foco turístico

Decisiones que, a pesar de todo, persiguen intereses manifestados en varias ocasiones por los responsables del Ayuntamiento. “Ya lo dijo Carabante -el segundo teniente de alcalde de la ciudad y delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad-: ‘Nos vamos a llevar al turismo a Madrid Río’, señala Susana de la Higuera, presidenta de la Asociación Vecinal Pasillo Verde Imperial, algo a lo que Martín responde que, de todos modos, “un río natural es más bonito de día eso puede atraer al turismo de día”.

Con todo, y a pesar de que estos colectivos ya han manifestado en reiteradas ocasiones su firme oposición, los focos ya se están colocando. Las obras han comenzado, y pueden verse los primeros focos y cajas, además de diferentes espacios con material de obra en el suelo.

Una actuación sostenible y respetuosa con el medio ambiente, señala el Ayuntamiento, que, sin embargo, durará nada más y nada menos que ocho meses, con un presupuesto de casi un millón de euros. Primero hay que luchar para que no se ponga”, termina la charla Santiago, insistiendo en que la presión ciudadana es clave. “Y si se pone, luchar para que se quite”. Una vecina alza entonces la voz: “Y si no lo quitan, lo quitamos nosotros”.

Las obras ya han comenzado en el río y se pueden ver los primeros materiales.
Las obras ya han comenzado en el río y se pueden ver los primeros materiales.
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