Dentro del Universo Cinematográfico de Marvel, a la hora de darle el protagonismo a cada uno de sus superhéroes pareció optarse por una mezcla entre nombres consagrados y nuevas promesas. En ese sentido, Iron Man sirvió para que Robert Downey Jr. se resarciera de una de las épocas más oscuras de su vida y regresara por la puerta grande de Hollywood.
Sin embargo, poco sabíamos de Chris Hemsworth cuando se hizo con el mazo de Thor o de Chris Evans cuando se puso el traje de Capitán América (aunque participara en la fallida adaptación de Los cuatro fantásticos). Para ambos, estos papeles supusieron el espaldarazo definitivo para sus carreras y, todavía a día de hoy, sus rostros se identifican con los de estos personajes.
De Haneke a Marvel
No ha sido el caso de Sebastian Stan, que en 2011 apareció por primera vez en Capitán América: El primer vengador, encarnando a Bucky Barnes, más conocido como Soldado de Invierno. A pesar de continuar dentro de la franquicia de Los Vengadores a lo largo de seis películas más (entre ellas algunas de las más taquilleras de la historia reciente del cine, como Endgame), de convertirse en villano en Capitán América: Soldado de Invierno y protagonizar la miniserie de Disney Plus+ Falcon y el Soldado de Invierno, su papel no ha sido determinante para alcanzar la popularidad masiva ni, a diferencia de la mayor parte de sus compañeros, ha dejado un calado en la saga a nivel más popular, algo que también ha ocurrido con personajes más subsidiarios, como el propio Falcon (Anthony Mackie).
Sebastian Stan nació en Rumanía y llegó a Estados Unidos junto a su madre cuando tenía 12 años. Apareció, aunque resulte sorprendente, en la película Michael Haneke 71 fragmentos de una cronología del azar y, poco a poco, su carrera fue despegando gracias a su aparición en la serie Ley y orden. Comenzó a participar en producciones como secundario, como es el caso de La boda de Rachel, Jacuzzi al pasado o Cisne negro.
Y, más o menos, así continuó (participando en películas de más o menos prestigio) hasta que comenzó a despuntar en el cine independiente, primero a las órdenes de Craig Gillespie (con el que ha formado un jugoso tándem creativo) y junto a Margot Robbie en el ‘biopic’, Yo, Tonya y después, en Destroyer. Una mujer herida, de Karyn Kusama, protagonizada por Nicole Kidman.
De Tommy Lee a Donald Trump
Sin embargo, su primer papel mediático, donde acaparó todos los focos de atención de verdad, fue tan solo hace un par de años, cuando se puso en la piel del rockero Tommy Lee en el biopic sobre la relación tempestuosa entre este y la modelo y actriz Pamela Anderson (Lily James). Por ese papel en Pam & Tommy, le llovieron las nominaciones y, por primera vez, Sebastian Stan comenzó a ser considerado hasta que, esta última temporada, su talento ha estallado gracias a varias películas que protagoniza.
La primera se trata de A Different Man, por la que ganó el Premio a la Mejor Interpretación en el pasado Festival de Berlín y en la que interpreta a un ambicioso actor que se somete a una operación quirúrgica para modificar su aspecto y su universo se convierte en una pesadilla.
Su segundo gran papel de 2024 ha sido The Apprentice, en la que se convierte en el mismísimo Donald Trump cuando era joven, en una atípica biografía dirigida por Ali Abbasi que triunfó en el pasado Festival de Cannes.
Sus siguientes proyectos corresponden de nuevo con el universo Marvel (tiene un contrato para nueve películas), pero lo cierto es que Sebastian Stan, ya vuela lejos de la famosa franquicia y este año, podría estar nominado para los Premios Oscar. De hecho, por el momento, figura en todas las listas de predicciones.