Los salarios españoles tienen menos poder adquisitivo que en 2019 y la OCDE ya registra una nueva caída en 2024

La inflación se ha comido el crecimiento de las remuneraciones del trabajo, menores que en otros países vecinos, y no se atisba una recuperación completa en el corto plazo. La organización señala que hay margen para que los beneficios empresariales “absorban nuevos aumentos salariales”

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Tienda de comestibles en un
Tienda de comestibles en un mercado de Sevilla. (REUTERS/Marcelo del Pozo).

La economía española recuperó su nivel anterior a la pandemia en el verano de 2023 y está creciendo con más fuerza que los países de su entorno y creando más empleo. La buena evolución del PIB ha permitido reducir el déficit y la ratio de deuda pública, consiguiendo esquivar la apertura de un procedimiento por parte de Bruselas en el marco de las nuevas reglas fiscales y saliendo por primera vez en 12 años de la lista de países con desequilibrios macroeconómicos. Sin embargo, las familias tienen una realidad menos positiva por varios motivos. Uno de ellos es el que vuelve a constatar la OCDE en su informe anual sobre el empleo publicado este martes: la inflación se ha comido las subidas salariales y los trabajadores pueden comprar menos en 2024 que en 2019.

Los salarios del primer trimestre de 2024 son un 2,5% menores a los del último trimestre de 2019 en términos reales, es decir, descontando la inflación. No obstante, los ingresos reales de los hogares sí superaron en 2023 los niveles de 2019, para lo que ha sido necesario no solo el aumento de las rentas procedentes del trabajo y una mayor cantidad de personas trabajando, sino también el impulso procedente de las prestaciones sociales, de los ingresos del capital, rentas de la propiedad y de inversiones financieras.

A pesar de las tendencias positivas en el mercado laboral, “España se encuentra entre los países de la OCDE donde los salarios reales han disminuido más desde el inicio de la pandemia”, señala el organismo en la ficha dedicada al país. Es cierto que los vecinos Portugal y Francia han recuperado “con éxito” los niveles salariales reales anteriores a la crisis o los han superado, pero también hay países europeos en peor situación que España. Hasta cinco tienen mayores pérdidas salariales por la inflación: Suecia (-7,5%); República Checa (-7,5%); Italia (-6,9%); Finlandia (-5,9%) y Dinamarca (-3,5%).

La inflación de España se ha moderado respecto al pico de 2022 (8,4%), pero todavía se encuentra en cifras elevadas en 2024 (3,4% en mayo). Según advierte la OCDE, esto supone “una barrera para el crecimiento de los salarios reales”, algo que ya se está evidenciando a partir de los datos de la plataforma de empleo Indeed. Los salarios publicados en España en 2023 y en los dos primeros meses de 2024 crecieron por encima de la inflación, pero entre marzo y mayo (últimos datos disponibles) se percibe una “ralentización” en los aumentos nominales que ya los sitúa ligeramente por debajo de la inflación de esos meses. De mantenerse esta tendencia, impediría seguir recuperando poder adquisitivo y cerrar la brecha con 2019.

Esto influye a que la percepción de los ciudadanos sobre la situación económica del país sea más pesimista. Según el Índice de Confianza del Consumidor que publica el CIS, el índice sobre la situación actual se sitúa por debajo de los 80 puntos (78,5), en niveles similares a los de finales de 2019, pero todavía por debajo de las cifras medias del anterior periodo de expansión económica (2014-2019), en el que se llegó a los 100 puntos, barrera que indica una percepción “positiva”.

Por otra parte y al contrario que la mayoría de los salarios, el SMI sí ha crecido por encima de la inflación, por lo que ha ganado poder adquisitivo y ha contribuido a reducir el número de trabajadores con salarios bajos. El aumento acumulado nominal ha sido del 26% desde 2019, lo que se ha traducido en un aumento real del 6,5%, ligeramente por debajo del crecimiento mediano experimentado en los países de la OCDE en este tipo de salarios. De cara al futuro, la organización prevé aumentos “más moderados” porque, según considera, el SMI alcanzó en 2023 el 60% del salario medio, el objetivo del Gobierno.

A medida que los salarios reales recuperan parte del terreno perdido, los beneficios empiezan a amortiguar parte del aumento de los costes laborales. La OCDE señala que en muchos países todavía hay margen para que “los beneficios absorban nuevos aumentos salariales” porque “no hay indicios de una espiral de precios y salarios”. No señala este caso específicamente para España, pero sí se observa que los costes laborales unitarios han crecido lo mismo entre 2022 y 2024 (10,8%) que los beneficios empresariales unitarios, mientras que en la media de la OCDE han crecido más los costes laborales (14,6%) que los beneficios (8,6%).

Los sueldos crecen históricamente menos en España

España ha registrado en los últimos cinco meses una inflación interanual superior a la de la UE, pero la acumulada desde el inicio de la crisis es menor. Los precios han crecido un 22,1% en la media de los 27 entre enero de 2021 y mayo de 2024, mientras que en España lo han hecho en un 19,3% en el mismo periodo. Por tanto, la mayor pérdida de poder adquisitivo de los salarios respecto a otros países del entorno responde sobre todo a una subida nominal menor de los mismos, un comportamiento que replica patrones históricos y que se explica por diversos motivos.

Según el Banco de España, un factor es, sin duda, la menor productividad del trabajo y del capital, que va ligada a mayores salarios y al PIB per cápita, que mantiene una brecha de más de diez puntos con la media de la UE. No obstante, la productividad por hora ha crecido más en España que en la eurozona desde 2022, pero los salarios siguen subiendo menos, ya que algunos países del euro han registrado subidas salariales incluso teniendo pérdidas de productividad.

Para explicar por qué los salarios suben menos en España entran en juego otros factores señalados por el supervisor bancario, como la elevada tasa de paro, la evolución tecnológica y su complementariedad con el trabajo; la globalización y sus deslocalizaciones asociadas; un reducido poder de negociación de los trabajadores y el mayor poder de monopsonio de las empresas. También puede influir en un menor avance de los salarios en términos agregados el crecimiento expansivo de España de los últimos años, basado en aumento de población por flujos migratorios positivos, pero no en un crecimiento del PIB per cápita.

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