La primera mitad del 2024 ha estado pasada por agua en gran parte del territorio nacional. Una consecución de borrascas dejaron avisos por lluvias y nieve en varias comunidades y las precipitaciones durante la Semana Santa consiguieron aliviar la situación de sequía del oeste peninsular. Con todo, a menos de tres meses de que termine el año hidrológico (de octubre a septiembre), los datos podrían acabar en positivo: entre el 1 de octubre y el 30 de junio, la península ha recogido 584 litros por metro cuadrado, un 6% más de lo normal para este periodo según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
De hecho, el mes de junio ha sido el primer mes frío en España desde abril de 2022. Es decir, la primera vez desde hace más de dos años que la temperatura media (19,9ºC) fue inferior al promedio del periodo (20,1ºC). Resultó especialmente frío en el centro y el suroeste de la península, así como en el este de Cataluña. Trajo además más del doble de las precipitaciones esperadas, siendo el quinto mes de junio más lluvioso de todo el siglo XXI.
Estas lluvias, sin embargo, se han distribuido durante el año de forma muy desigual por el territorio. “Mientras que en el oeste y centro de la Península son superiores a lo habitual, en buena parte del área mediterránea y en los archipiélagos el año hidrológico está siendo seco”, ha explicado el organismo estatal. Así, si se observan las precipitaciones de los últimos 12 meses, puede verse que tanto la costa mediterránea como los archipiélagos se encuentran en situación de sequía meteorológica. Este término se refiere a la escasez continuada de la lluvia, que suele afectar a zonas de gran extensión.
La falta de lluvias sigue “a largo plazo”
Cataluña y Andalucía han sido dos de las comunidades más afectadas por la sequía este año. En enero, ambas zonas comenzaban a adelantar una serie de medidas ante la falta de agua, entre ellas el límite de su uso y consumo a la población general. Para estas regiones, el mes de marzo supuso un alivio temporal: se acumularon un total de 120 litros por metro cuadrado. “En buena parte de la Península, las precipitaciones mensuales superaron el doble de lo normal, llegando a superar el triple en zonas sobre todo de Andalucía y Castilla-La Mancha”, aseguró entonces la agencia estatal.
Pero al mirar a largo plazo, puede observarse que España acumula un déficit de precipitaciones: “Si analizamos la evolución para el conjunto de la Península, se logró salir de la sequía meteorológica a un año en marzo, pero continuamos en sequía de larga duración”, ha explicado la Aemet. El índice de precipitaciones estandarizado, de hecho, muestra una bajada de más de un punto en las lluvias desde el año 2021 en toda España.
Al mirar de forma particular las cuencas nacionales, se sigue más o menos la misma tendencia. En las cuencas atlánticas, por ejemplo, se ha salido de la sequía a un año gracias a las abundantes lluvias de los últimos doce meses, pero siguen en sequía de larga duración por el déficit de años anteriores. La situación más preocupante se localiza en la cuenca del Guadalquivir: si bien la acumulación de lluvias fue superior en los meses de febrero y marzo, en junio ha vuelto a reducirse unas décimas respecto al 2023.
En el lado mediterráneo, se mantiene la sequía tanto a corto como a largo plazo, a excepción de la cuenca del Ebro (sin sequía a un año). El norte tampoco se libra. “La [cuenca] del norte y noroeste está, técnicamente, fuera de sequía a uno y tres años. La del Pirineo oriental, en cambio (que abarca buena parte de Cataluña) sigue, a pesar de las últimas lluvias, con sequía muy intensa para ambos casos”, explica la Aemet.
Ahora que han comenzado los meses del verano, el organismo espera que estos indicadores de sequía se muevan. De hecho, se espera que España atraviese otro “verano tórrido”, con temperaturas que podrían superar hasta en 2 grados las habituales para la época. Por ello, será clave el próximo otoño, que marcará la evolución de este fenómeno en España. Si bien la sequía es propia del clima nacional, su duración ya bate récords en el sur y su intensidad, en Cataluña.