El tejido productivo español está formado principalmente por pequeñas y medianas empresas (pymes) con un tamaño medio y una productividad inferior a la media europea. Sin embargo, la evolución de las pymes españolas en los dos últimos años ha sido más positiva que la que han experimentado este tipo de negocios en la mayor parte de los países del entorno. El comportamiento favorable, señalado por la Comisión Europea, coincide con el crecimiento diferencial de la economía española y cuestiona los mantras habituales sobre el deterioro económico de las pymes, lo cual no exime de que también estén enfrentando retos y dificultades.
El informe anual sobre las pymes publicado este jueves por el Ejecutivo comunitario describe un año complicado para este tipo de empresas en la mayor parte de los países de la UE como consecuencia de la elevada inflación y de no haberla podido repercutir lo suficiente a los precios finales de sus clientes. No es el caso de las pymes de España y las de otros seis países (Malta, Grecia, Portugal, Bélgica, Dinamarca y Chipre), que han conseguido crecimientos reales de su valor añadido, es decir, tener un rendimiento mayor que el año anterior a pesar de la inflación.
En el promedio de la UE, la tasa de inflación fue superior a la tasa de crecimiento del valor añadido, dando lugar a una disminución del 1,6% del rendimiento en 2023, mientras que en España creció un 4,9%, solo por detrás de Malta (6,8%). Les siguen Grecia (3%); Portugal (1%); Bélgica (0,8%); Dinamarca (0,7%) y Chipre (0,2%). Hay pérdidas que incluso llegan al 20,4% en Estonia y al 16,5% en Bulgaria.
En general, los números negativos son más grandes en los países con mayor dependencia energética y económica de Rusia y, en consecuencia, con tasas de inflación mucho más elevadas durante 2022 y 2023. España repite por segundo año consecutivo en el top de la lista. Según refleja el informe de 2022, el crecimiento real (descontando la inflación) del valor añadido de las pymes españolas alcanzó el 4,3%, solo por detrás del 5,5% de Dinamarca y del 6,3% de Malta.
Desagregando por tamaño, el crecimiento del valor añadido de las pymes españolas procede casi exclusivamente de las micropymes (menos de 10 trabajadores), que registran un avance anual del 15%, mientras que las pequeñas (de 10 a 49 trabajadores) tuvieron un descenso del 4,5% por la inflación (el crecimiento en términos nominales solo fue del 2,5%). Las empresas medianas (de 50 a 249 trabajadores) registraron un avance del 1,3% y las grandes (a partir de 250 trabajadores) una variación del -1,9%.
Por sectores, destaca el rendimiento de las pymes turísticas, con un crecimiento del 7,8% del valor añadido en términos reales, solo por detrás de las de Malta (9,5%) y muy por encima de la media (-1,6%). En segundo lugar se sitúan las empresas del comercio (7,7%) y en tercer lugar las empresas de transporte (6,7%). Solo se registra una caída en las empresas de energía y renovables (-4,3%), además, en 2023 el crecimiento del número total de pymes respecto al año anterior fue del 4,4%, el tercero mayor de la UE, y las quiebras descendieron un 3,5%.
Esta evolución de la actividad ha ido acompañada de una fuerte creación de empleo del 3,8%, más que en las grandes empresas. El empleo ha aumentado en las microempresas un 4,1%, en las pequeñas un 3,9% y en las medianas y grandes ligeramente menos, un 3% y un 3,6%, respectivamente. Todas estas cifras están por encima de la media de la UE, ya que el número de ocupados ha crecido más en España desde la pandemia, lo que ha contribuido a disminuir la brecha en la tasa de empleo.
Preocupaciones de las pymes: costes laborales y encontrar personal
La favorable evolución macroeconómica de las pymes contrasta con la percepción que manifiestan respecto a determinados problemas y retos. Así lo refleja la encuesta SAFE, realizada entre el 4 de septiembre y el 20 de octubre de 2023 por la Comisión, en la que las pymes españolas se muestran algo más preocupadas que la media de la UE en todos los ámbitos. En una escala entre el 1 y el 10, asignan una preocupación del 7,1 por el aumento de los costes laborales y una del 6,5 por la disponibilidad de personal cualificado o de ejecutivos con experiencia. También adjudican un 6,1 a encontrar clientes.
En cuanto a la productividad por trabajador, las pymes ganaron en general al crecer un punto más el valor generado que el empleo, un avance que se atribuye solo a las microempresas, que ganaron 10,9 puntos, mientras que el resto perdieron. A pesar de la mejora, la productividad por empleado de las pymes españolas está en los 46,2 puntos, por debajo de los 54,5 puntos de la media de la UE. Esto se debe en parte al menor tamaño de las empresas españolas, pero también a otros factores como déficits en capital humano, falta de I+D+i, dificultades de acceso a la financiación y diferente composición sectorial del tejido productivo.
Por otra parte, el informe de la Comisión anticipa una peor evolución de las pymes españolas en 2024, ya que calcula un descenso del 0,9% del valor añadido en términos reales respecto a 2023 y un crecimiento del empleo de solo el 0,9%. No obstante, estas estimaciones están realizadas con las ya antiguas previsiones económicas de invierno, en las que el crecimiento estimado del PIB era el 1,7%, posteriormente elevado al 2,1% en las previsiones de primavera. Ya hay organismos que calculan un crecimiento del 2,5% en 2024, igualando al de 2023, por lo que la evolución de las pymes podría ser finalmente más favorable de lo que estima actualmente la Comisión en el informe.