Las negociaciones del Gobierno con la CEOE para reducir la jornada laboral ponen en guardia a los socios de Sánchez

Moncloa pide a Yolanda Díaz que “no corra” para cerrar un pacto con los agentes sociales y poder sumar a la CEOE, lo que acercaría al PNV, pero amenaza con espantar a los partidos a la izquierda del PSOE

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El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, pasa ante el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y las vicepresidentas, María Jesús Montero y Yolanda Díaz. (EFE/J.J.Guillén)
El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, pasa ante el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y las vicepresidentas, María Jesús Montero y Yolanda Díaz. (EFE/J.J.Guillén)

El Gobierno apura para cerrar un pacto sobre la reducción de la jornada laboral (de 40 a 38,5 horas este 2024 y hasta las 37,5 horas a partir de 2025, pero manteniendo el mismo salario) que ponga de acuerdo a los sindicatos y a la patronal. Sería el escenario perfecto para lo que se considera la medida estrella de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, después del hito de la reforma laboral en la legislatura pasada. Pero, precisamente, la experiencia de aquella negociación sienta un precedente que las formaciones a la izquierda del PSOE no olvidan.

La reforma laboral contó con el beneplácito de los agentes sociales, incluida la patronal, lo que motivó el apoyo de fuerzas conservadoras en el Congreso, como el PNV, PDeCAT y Ciudadanos. Sin embargo, esta suma expulsó de la ecuación a EH Bildu y ERC, que abogaban por una reforma más profunda. Pese a la presión sobre las formaciones soberanistas de izquierdas, los de Gabriel Rufián y Mertxe Aizpurua consumaron su rechazo y la reforma salió adelante por una mayoría ajustada, gracias además al histórico error de un diputado del PP al votar telemáticamente.

Los secretarios generales de UGT y CCOO, Pepe Álvarez y Unai Sordo, junto al presidente de la Patronal, Antonio Garamendi, en el Ministerio de Trabajo. (EFE/ Juan Carlos Hidalgo)
Los secretarios generales de UGT y CCOO, Pepe Álvarez y Unai Sordo, junto al presidente de la Patronal, Antonio Garamendi, en el Ministerio de Trabajo. (EFE/ Juan Carlos Hidalgo)

En medio de las negociaciones lideradas por el Ministerio de Trabajo con los agentes sociales y después de que Yolanda Díaz ampliara el plazo de las conversaciones para acordar con CEOE y Cepyme, los aliados parlamentarios del Gobierno se ponen en guardia y se muestran expectantes de cara a que finalmente se selle un acuerdo a tres bandas. En este sentido, fuentes parlamentarias de ERC no esconden sus reticencias con la posibilidad de que la CEOE confirme el visto bueno.

Para los republicanos, que la patronal se siente en la mesa supondría poner en riesgo el alcance de la medida. Así, estas voces advierten de que los siete diputados de ERC podrían volver a desmarcarse de una gran iniciativa en materia de derechos laborales, como ya hicieron en 2022. Asimismo, auguran que previsiblemente no estarían solos en un eventual rechazo, en alusión a EH Bildu y Podemos. Estas formaciones, en conversaciones con este medio, señalan que prefieren esperar a la propuesta definitiva que salga de la mesa de diálogo para hacer una valoración.

Equilibrios para sumar apoyos en el Congreso

Teniendo en cuenta la más que probable negativa del PP, el Gobierno está obligado a volver a buscar los equilibrios en el Congreso para esta medida ante la complejidad de la mayoría que invistió a Sánchez, de carácter plurinacional, pero lejos de ser progresista. Ante las prisas en Trabajo para cerrar un acuerdo, con o sin la patronal, en la parte socialista del Ejecutivo piden a Díaz que “no corra” en este asunto.

Fuentes socialistas del Ejecutivo aseguran que “todavía hay margen para la negociación”. El socio mayoritario del Gobierno apuesta por “agotar las negociaciones con la CEOE porque acerca al PNV”, apuntalan estas voces, que a su vez dudan de que Junts se sienta representado por la patronal estatal. Cabe destacar que los independentistas están en sintonía con Foment de Treball, la patronal catalana, pero esta organización no está representada en la mesa de diálogo social.

En todo caso, en la parte socialista del Ejecutivo insisten en que “existen posibilidades de diálogo” y al tratarse de una cuestión de peso, como es la actualización de la jornada laboral 42 años después de la última modificación con Felipe González al frente, no importa que las negociaciones se dilaten en el tiempo. “Queda mucho por hablar”, apostillan estas voces. Esto contrasta con los tiempos fijados por Trabajo, que quiere cerrar un acuerdo antes de las vacaciones.

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, verbalizó esta posición al considerar que “existe margen” para llegar a un acuerdo con la patronal sobre la reducción de la jornada laboral. En la línea de lo defendido por los empresarios, Cuerpo reconoció que hay sectores que se van a ver más afectados y también las pymes, pues “tienen menos capacidad de ajustar personal y horas”. Asimismo, como contrapeso, puso encima de la mesa la posibilidad de flexibilizar los plazos de aplicación o aumentar las “bolsas de horas” en algunos sectores.

Por su parte, desde el equipo de la vicepresidenta segunda argumentan que Yolanda Díaz “siempre ha insistido en que lo ideal es un acuerdo a tres”. No obstante, advierten de que no aceptarán estrategias “dilatorias” por parte de la CEOE y Cepyme, que todavía no han trasladado ninguna propuesta formal, ni rebajar la jornada a cambio de que se suban las horas extra, “porque entonces no estaríamos haciendo nada”, resumen estas fuentes.

A la espera de una nueva reunión este lunes a tres bandas, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, pidió “normalizar” la negociación e igualdad de condiciones con los sindicatos, esto es, que se comprenda el rechazo de las medidas porque “entiende que no son buenas” al igual que se acepta cuando los sindicatos “dicen no”. En todo caso, para el líder de la patronal, la reducción de la jornada laboral sigue sin ser una buena idea.

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