Pepe es un cacho de pan. Su rutina está formada por los actos bondadosos y los detalles que tiene con los vecinos del barrio. Ayudar a una anciana a cruzar la calle, saludar a los delincuentes, otorgarle un préstamo a un amigo pese a estar hasta arriba de deudas e incluso regalarle una moto a su rebelde hija. El bar, que regenta con su mujer Sagrario, es una pasarela de actitudes denostables que él pasa por alto. Un día se entera de que tiene un cáncer terminal que le mantendrá con vida durante un par de meses, y para no convertir el funeral en un duelo de lágrimas, Pepe pide ayuda a su amigo Juanjo, un suicida de las convenciones sociales y empáticas, para convertirse en un energúmeno.
Mala persona, la película protagonizada por Arturo Valls, Malena Alterio y Julián Villagrán, y dirigida por Fer García-Ruiz (Descarrilados) aterriza en las salas de cine españolas este miércoles con la premisa de abordar los límites de la bondad, la empatía y la maldad. ¿Qué convierte a alguien en un ser despreciable? A Valls le gustó poder jugar a transformarse y pasar “de ser Ned Flanders de Los Simpson a Pablo Escobar”. Los tres intérpretes atienden a Infobae España para hablar de humor, de polarización y de cómo la coyuntura actual tiende al individualismo. “La sociedad nos está pervirtiendo y radicalizando bastante, es muy triste”, agrega Valls. “Esta película es una invitación a la convivencia en este momento polarizado”, añade Villagrán.
“Poner límites no significa que seas una mala persona”, indica Alterio a este medio. “Una mala persona es la que lo hace con la intención de ser un hijo de puta, sólo mirando por sus intereses y no siendo empático con el resto”, apostilla en clave cómica. La actriz admite que, al principio, tuvo que conectar para poder “defender” a Sagrario, pues era un personaje cuyos comportamientos no terminaba de entender. “Meterme en su piel era como echar para atrás, porque es una mujer que está abocada a ser ama de casa, que complace al marido y es servil”, indica mientras destaca el momento favorable que vive el feminismo en el país, pues se están poniendo sobre la mecha “derechos, reivindicaciones y posturas”.
Una situación similar vivió Julián Villagrán, pues su personaje es una amalgama de dictados negacionistas y de frases que le costarían una cancelación estrepitosa en el tiempo actual. “Los chistes, comportamientos y las cosas que dice me producían mucho conflicto, porque no sabía dónde me estaba metiendo”, indica el intérprete. Con el tiempo, y con mayor perspectiva, se percató de que Juanjo es, en sí, un meme del meme. “La gente lo encaja, lo entiende y se divierte con ese humor tan irreverente”, afirma. Villagrán sabía que, en un mundo en el que “maldecimos al que no piensa como nosotros”, lidiar con un personaje así era un reto completo.
“Meterme en la piel de Sagrario era como echar para atrás, porque es una mujer que está abocada a ser ama de casa, que complace al marido y es servil” | Malena Alterio, sobre su personaje en ‘Mala persona’
Una carcajada más
Más allá de la diversión con la que afrontaron el rodaje en el barrio de Bellvitge, en Barcelona, los tres actores hablan de lo maravilloso que fue salir de Madrid para poder disfrutar de un arroz y una copa de vino al lado del mar después de varias horas de trabajo ininterrumpido. Fer García-Ruiz, director de la cinta, comenta a Infobae España lo mucho que le gustaría que Arturo Valls recibiese una nominación a los Premios Goya por su papel en Mala persona, a lo que el actor y cómico responde: “Qué bonico es. Es muy buena persona. Es muy difícil por muchísimas cosas, pero sobre todo porque el propio género de la comedia lo tiene más complicado en el mundo de los premios. Pero oye, ojalá. Mira a mi compañera”, dice señalando a Malena Alterio, que se alzó con el galardón a ‘Mejor Actriz Protagonista’ por su rol en Que nadie duerma.
La comedia “vive un buen momento porque, efectivamente, hay una fórmula que funciona”, pero Valls cree que el espectador es capaz de discernir dicha ecuación para saber qué productos son más originales. “Hay demasiada comedia hecha con el mismo patrón”, admite. “Es un flotador que lleva a la gente a las salas, pero quizá es demasiado flotador”, dice irónico sobre él triunfo del género en la taquilla. “Hay que intentar darle un poco más de vidilla”, concluye.
“La comedia vive un buen momento porque hay una fórmula que funciona, pero hay demasiada película hecha con el mismo patrón” | Arturo Valls