Entre las complicaciones que puede tener mudarse a otro país, siempre suele incluirse el proceso de adaptación al estilo de vida y las costumbres de quienes han nacido allí. Este paso es importante para adaptarse y poder desarrollar plenamente una vida en sociedad. Pero además, también aporta una perspectiva más amplia, al poder comparar entre los diferentes lugares en los que se ha vivido.
Este es el caso de Bea Fontanet Bor, una joven española que lleva “sobreviviendo”, tal y como ella dice, más de ocho años en Reino Unido. Actualmente, reside en la ciudad de Londres, y es desde allí que ha decidido compartir su experiencia tras casi una década en el país para subir un vídeo en el que ha revelado cinco cosas que, a pesar del tiempo transcurrido, no consigue entender.
Lo que falta y lo que sobra
La primera tiene que ver con la ausencia de un objeto elemental en casi todas las casas españolas. “En verano hay muchas horas de luz, o sea, en junio amanece a las 04:50 y anochece a las 21:20 de la noche, por lo cual hay muchísimas horas”, explica al principio Bea “No entiendo cómo esta gente con las horas de luz que tienen”, confiesa, “no han inventado las persianas, no se le ha pasado a nadie por la cabeza inventar las persianas”.
Otra ausencia de algo básico la nota ya no en el interior de la casa sino en el exterior. “Las pocas veces que pasa el camión de la basura”, comenta ella en el vídeo. “Con lo que llegamos a pagar de impuestos y el camión de la basura pasa dos veces por semana”. Algo que puede ser problemático porque, si ya de por sí generamos muchos residuos, algunas circunstancias pueden aumentar el número de estos, así como la intensidad de su olor. “Compadezco a la gente que tiene bebés en casa. Los compadezco”, dice al respecto.
“Todos sabemos que los extractores en este país no funcionan”, sigue enumerando. Pero este no es el elemento que quiere señalar, solo algo que agrava lo siguiente: “Cómo son de sensibles las alarmas. “las alarmas sí que funcionan y son súper sensibles. Y no veas para apagar una alarma, que no puedes. O sea, te las tienes que ver”, protesta.
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Después de las 18
Y como lo de la alarma se alargue demasiado, a lo mejor cuando quieras salir a hacer la compra está todo cerrado. Este el cuarto elemento sin explicación con Bea. “A las seis de la tarde está todo cerrado”, cuenta en el vídeo, “el único sitio que puedes ir a las 18.00 de la tarde es a cenar a un restaurante o a un pub a tomar cerveza. Eso sí, en este aspecto, defiende que Londres sí que es distinto a lo que se puede ver en los pueblos. “Londres está hasta más tarde, a las nueve”.
De hecho, este fue uno de los motivos por los que se decidió mudarse a la capital. “En el pueblo lo pasaba fatal” confiesa, “no puedes ir a tomar café porque está cerrado. No puedes ir de tiendas porque ya están cerradas”. En cambio, el pub hasta hasta tarde “todos los días”.
Un único vecino
Unas cuestiones con las que no ha terminado de sentirse cómoda, y con las que incluso ha echado en falta alguna relación más. “Hace más de cinco años que vivo en este edificio, que hay cuatro pisos y no conozco a ningún vecino. Ni siquiera me he cruzado entrando o saliendo de casa con ningún vecino”. Solo conoce al vecino del piso de arriba porque, precisamente, “le suele sonar la alarma a las 2 de la mañana”.
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“Sabe Dios que estará haciendo”, se dice, porque lo cierto es que cada vez que suena tiene que ir hasta el piso de arriba “para ver si está bien o tengo que salir de casa porque se quema”, cuenta. Estas han sido las únicas conversaciones que Bea ha tenido con alguien de su vecindario al que se mudó, y que por lo tanto solo puede comentar con sus seguidores y el resto de usuarios, que tampoco han dudado en dejar constancia de su opinión y sus propias experiencias.