La Unión Europea de Radiodifusión (UER), organizadora del Festival de la Canción de Eurovisión, está preparando una serie de cambios en la estructura organizativa del concurso de talentos tras analizar la edición de este año, llevada a cabo en Malmö (Suecia) y marcada por varias polémicas, la mayor parte de ellas centradas en la participación de Israel en el certamen.
Pese a que algunas de las modificaciones aún se encuentra bajándose, se sabe con certeza que el primer cambio cerrado es la creación del cargo de director del festival, que tendrá la función de coordinar la organización con el subdirector general, el responsable de medios de comunicación de la UER y el ya existente puesto de supervisor ejecutivo de Eurovisión, hasta ahora el principal cargo al frente del certamen.
Dentro de los cambios organizativos no cerrados, el ente analizará tres áreas. Por un lado, la gestión y participación, por otro lado, la seguridad y, en último lugar, la gestión de riesgos y relaciones con la audiencia y los medios. La UER señaló en un comunicado que, entre otras cosas, se buscará clarificar responsabilidades a la hora de aceptar participantes y asegurarse de que las opiniones de los miembros de la UER (las televisiones públicas de los países del área europea) sean oídas.
Además, también se buscará “un incremento de la colaboración con grupos de fans, influencers y medios de comunicación para lograr una mayor participación basada en los valores del festival”. La UER subraya que las áreas de mejora han sido identificadas tras encargar una revisión independiente del concurso de mayo, ganado por Suiza y marcado por la oposición de muchos activistas a la participación de Israel, que, sin embargo, fue la canción más apoyada por el televoto de numerosos países.
El concurso pasará a la historia por los abucheos recibidos por la cantante israelí, Eden Golan, durante su actuación, y también contra el supervisor ejecutivo Martin Österdahl, cuando este tuvo que intervenir para repartir los votos de Países Bajos, cuya delegación fue descalificada por un incidente aún no clarificado entre su cantante y una operadora de cámara.
La polémica expulsión de Países Bajos
A vísperas de la celebración de la gran final, Joost Klein, representante de Países Bajos, fue denunciado por una mujer, miembro del equipo de producción, tras la actuación de la segunda semifinal. La organización emitió un escrito la mañana del sábado 11 de mayo, asegurando que el comportamiento del artista se considera “una violación de las reglas del concurso” y, por esta razón, el certamen musical prescindía de su participación.
“Mientras el proceso legal sigue su curso, no sería procedente que Países Bajos continué en el concurso. Mantenemos una política de tolerancia cero hacia el comportamiento inapropiado en nuestro evento y estamos comprometidos a brindar un entorno de trabajo seguro para todo el personal del concurso”, afirmó la UER. La tensión generada en torno a la 68ª edición del certamen musical provocó que la televisión pública se pronunciase sobre la polémica descalificación de la candidatura del país neerlandés, que presentaba la canción Europapa. Sin embargo, pese a este giro de última hora en los acontecimientos, la gran cita prosiguió su curso con las 25 canciones participantes.