No fue la candidata de España a los Premios Óscar, pero en su lugar ganó nueve Premios Goya y fue una de las películas más vistas y mejor valoradas de 2022. As Bestas, de Rodrigo Sorogoyen, contaba una historia angustiante sobre un agricultor francés en Galicia que, por su negativa a vender sus terrenos a una empresa eólica, acababa siendo asesinado por dos de sus vecinos. Pero para mayor sorpresa, al final de la película los espectadores acababan descubriendo que la ficción del director madrileño estaba inspirada en hechos reales, aunque con muchas licencias.
Los verdaderos acontecimientos tuvieron lugar en 2010, cuando un hombre de nacionalidad holandesa -a diferencia del francés de la película- desaparecía sin dejar rastro en una aldea de Ourense. Su nombre era Martin Verfondern, habitante de Santoalla desde 1997 y desaparecido hasta 2014, cuando las autoridades al fin hallaban restos de su coche quemado y también su cráneo. Los responsables del crimen fueron Juan Carlos y Julio, los hijos de la familia vecina de Martin. Al principio la convivencia había sido buena, pero algunas disputas territoriales y económicas acabaron conduciendo a que el primero de los dos hermanos le disparara y que el segundo ocultara su cuerpo.
El documental que muestra la historia real
Estos hechos son fielmente recogidos por un documental llamado Santoalla, realizado por los cineastas Andrew Becker y Daniel Mehrer y disponible en Movistar +. Este largometraje de 83 minutos cuenta con testimonios realmente interesantes, como el de los temibles vecinos o el de la mujer de Martin, Margo Pool, que durante mucho tiempo fue la única que luchó por demostrar que a su marido le habían asesinado.
Es gracias a este documental que vemos cómo Martin era muy consciente del peligro que corría, motivo por el cual empezó a poner cámaras en distintos lugares de su propia casa para que todo quedara registrado. También llevaba una siempre encima, y hasta intentó entregarle las grabaciones a la Guardia Civil y hablar con los medios, advirtiendo de que Juan Carlos, que tenía una discapacidad mental y mostraba un comportamiento muy inquietante, podría acabar con su vida.
Lo que ocurrió tras descubrirse el cadáver
No obstante, pese a todas las alertas, el crimen acabó ocurriendo. Debido al paso de esos cuatro años, no se pudo conocer la causa exacta de la muerte. Juan Carlos fue condenado a diez años y medio de prisión por los cargos de homicidio y tenencia ilícita de armas, aunque a los cinco años ya tenía permiso para pasar algún tiempo fuera de la cárcel. Por su parte, Julio fue declarado culpable de encubrimiento, pero por su relación de parentesco quedo exento de responsabilidad penal.
En la actualidad, Margo es la única habitante de Santoalla. De vez en cuando recibe algunas visitas, e incluso acoge a muchos estudiantes que quieren vivir en un lugar que, como se aprecia en el documental, empieza a ser difícil de encontrar en Europa. Los restos de Martin también están en la aldea, colocados en una tumba improvisada. “Martin y yo hicimos allí nuestro sueño. Por eso sigo viviendo allí y allí moriré, si es posible”, dijo en una entrevista a El País en 2018.