Las cinco enfermedades por las que se ha concedido la pensión de incapacidad permanente recientemente

La pensión de incapacidad permanente es una de las prestaciones más solicitadas en España. No obstante, su proceso de concesión es complejo e implica una validación por parte de un tribunal médico.

De este modo, los solicitantes que quieren cobrar esa ayuda con el fin de paliar la pérdida de ingresos provocada por la imposibilidad de llevar a cabo su trabajo deben acreditar el padecimiento de una enfermedad o dolencia que les impida su desempeño laboral.

Ante esta situación siempre surge la misma duda: ¿cuáles son las enfermedades por las que te pueden dar la incapacidad permanente? En esta lista se pueden consultar las más comunes, pero no es una enumeración cerrada. Por ello, repasamos algunas de las enfermedades por las que los tribunales concedieron la incapacidad recientemente.

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El Tribunal Superior de Justicia de Illes Balears confirmó la sentencia que declara la incapacidad permanente absoluta para un médico que sufre secuelas de poliomielitis desde su infancia. La enfermedad, causada por un virus, ha dejado al demandante con una movilidad reducida, requiriendo el uso de muletas y padeciendo inestabilidad, riesgo de caídas frecuentes, y dolor crónico.

El caso fue llevado a los tribunales debido al empeoramiento de las condiciones de salud del médico. Inicialmente, un Juzgado de lo Social de Palma falló a favor del demandante, lo que llevó al Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) a presentar un recurso. El INSS argumentó que las limitaciones físicas no impedían al médico desempeñar su profesión, citando que había continuado estudiando y trabajando.

Sin embargo, los magistrados del tribunal concluyeron que las pruebas presentadas confirmaban una incapacidad absoluta. El tribunal destacó la significativa inestabilidad del demandante, su dependencia parcial para actividades diarias y la necesidad de analgésicos de alto grado para gestionar el dolor crónico, factores que no fueron desvirtuados por el INSS.

Se trata de una enfermedad viral altamente contagiosa que invade el sistema nervioso y puede desencadenar una parálisis irreversible en apenas unas horas. El virus, que se propaga principalmente a través de la vía fecal-oral, también puede transmitirse por agua y alimentos contaminados, multiplicándose en el intestino. Los síntomas iniciales incluyen fiebre, cansancio, dolor de cabeza, vómitos, rigidez del cuello y dolor en las extremidades.

Según datos médicos, una de cada 200 infecciones de poliomielitis deriva en una parálisis irreversible, afectando generalmente a las piernas. Además, entre un 5% y un 10% de los afectados por parálisis respiratoria fallecen.

El Tribunal Superior de Justicia de Galicia (TSXG) revirtió la decisión del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) que negaba la incapacidad permanente total a una ganadera de 60 años. La resolución del TSXG beneficia a la mujer con una pensión vitalicia del 75% de su base reguladora mensual, establecida en 775 euros.

La trabajadora, afectada por dolencias osteoarticulares y neurológicas, especialmente en la zona lumbar y los hombros, había solicitado la reconsideración de su estado laboral debido a la imposibilidad de cargar pesos y la necesidad de medicación fuerte, incluyendo analgésicos opioides. El TSXG reconoció que sus problemas de salud le impiden realizar las tareas necesarias en su profesión de peón de ganadería autónoma.

Una trabajadora dedicada a la comercialización de extintores obtuvo el derecho a recibir una pensión vitalicia mensual tras un fallo del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA).

La trabajadora, mayor de 55 años, padecía dolores lumbares y cervicales que le impedían realizar eficientemente sus tareas laborales. Estas labores incluían la carga y descarga de materiales contraincendios y la preparación de los mismos en el taller, actividades que exigían un esfuerzo físico considerable según lo determinó la Sala de lo Social del TSJA.

Según informa la Clínica Universidad de Navarra (CUN), el principal síntoma de la lumbalgia es el de un dolor persistente en la zona lumbar baja que suele agravarse al estar de pie y mejora al descansar en la cama. Esta molestia se localiza en la parte baja de la espalda, identificada como la parte posterior de la cintura.

El dolor también puede extenderse a otras áreas del cuerpo. Es frecuente que se sienta en la zona inguinal, los genitales, la cara posterior del glúteo y del muslo, y, en menor medida, en la pantorrilla, la cara lateral de la pierna y el talón. Este dolor no se percibe típicamente como una sensación continua desde el glúteo hasta el pie, sino que aparece de manera irregular, en diferentes zonas de la espalda baja, glúteo y muslo.

Además, las dificultades para caminar debido al dolor extendido por la zona lumbar y la extremidad inferior son otro síntoma recurrente.

Ana, una trabajadora del aeropuerto de Gran Canaria, ha logrado el reconocimiento judicial de una incapacidad permanente absoluta por el síndrome del trabajador quemado, según informó elDiario.es. La mujer, de 56 años, había trabajado como agente en el aeropuerto durante más de 35 años y desde 2015 acumuló cinco bajas laborales debido a episodios de ansiedad y estrés agudo.

El veredicto del Juzgado de lo Social 5 de Las Palmas se basó en los informes médicos que confirmaron el diagnóstico de síndrome del trabajador quemado, una condición reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como enfermedad profesional desde 2022. Ana relata que su entorno de trabajo incluía jornadas extensas, altas cargas laborales y un ambiente conflictivo, factores que contribuyeron significativamente a su situación.

El síndrome de burnout, también conocido como “síndrome del trabajador quemado”, se caracteriza por un agotamiento crónico derivado del estrés laboral. Afecta tanto física como mentalmente y puede alterar gravemente la personalidad y autoestima del trabajador, tal y como señala Quirón Salud.

Según la OSHA (Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo), este síndrome inicialmente se identificó en profesiones con alta exposición social. Sin embargo, se puede desarrollar en cualquier ocupación con un entorno laboral desfavorable y elevados niveles de estrés y tensión. Estos son sus síntomas más comunes:

Señales físicas

• Fatiga crónica.
• Cambios en el apetito.
• Dolores musculares.
• Migrañas.
• Problemas gastrointestinales.
• En mujeres, puede afectar el ciclo menstrual.

Señales psicológicas

• Estrés y ansiedad constantes.
• Trastornos del sueño.
• Depresión y dificultades de concentración.

El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJCat) dictó una sentencia que otorgó la incapacidad permanente en grado de absoluta a un hombre de 60 años con bulimia nerviosa persistente, señalando que no puede realizar ningún tipo de trabajo. Además, el fallo condena al Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) a pagar el 100% de la pensión, que ascenderá a unos dos mil euros en 14 pagas anuales, según informó RTVE.

El tribunal desestimó el recurso del INSS y confirmó la resolución del juzgado de lo Social 2 de Girona, emitida en septiembre del año pasado. La sentencia se basa en el artículo 194.5 de la Ley General de la Seguridad Social, apoyándose en el historial médico del afectado, quien padece este trastorno alimentario desde hace 18 años.

El hombre también sufre de trastorno depresivo mayor recurrente, lo cual le provoca ataques de pánico, fatiga mental y un evidente deterioro cognitivo. Pese a los diversos tratamientos a los que se ha sometido, no ha logrado mejorar su condición. El tribunal catalán concluyó que sus lesiones le impiden desarrollar cualquier actividad laboral, calificando su incapacidad como absoluta y permanente.

La bulimia nerviosa, conocida comúnmente como bulimia, es un trastorno alimenticio grave que puede poner en riesgo la vida de quienes lo padecen. Este trastorno se caracteriza por episodios de atracones de comida seguidos de comportamientos compensatorios para evitar el aumento de peso, como el vómito autoinducido o el uso indebido de laxantes.

Los episodios de atracones suelen ocurrir en secreto, ya que las personas afectadas experimentan una falta de control sobre su ingesta de alimentos, seguida de sentimientos de culpa y vergüenza. Para contrarrestar el consumo excesivo, recurren a métodos extremos como vomitar, abusar de laxantes, diuréticos o hacer ejercicio en exceso.

Entre los síntomas de la bulimia se incluyen los siguientes, según la Clínica Mayo:

• Miedo persistente a ganar peso y uso de métodos no saludables para evitarlo.
• Consumo de grandes cantidades de comida en un corto periodo.
• Sensación de pérdida de control durante los atracones de comida.
• Comportamientos compensatorios como vómitos provocados, ejercicio extremo, uso de laxantes, diuréticos o enemas.
• Ayuno o restricción extrema de calorías entre los episodios de atracones.
• Empleo de suplementos alimenticios o productos herbarios peligrosos para perder peso.
• Insatisfacción continua con la forma y el peso corporal.
• Cambios bruscos de humor.

Recapitulando, estas son las enfermedades de las sentencias de este artículo:

• Poliomielitis.
• Dolencias osteoarticulares y neurológicas.
• Lumbalgia.
• Síndrome de ‘burnout’ o del trabajador quemado.
• Bulimia.