El colegio gallego en el que los alumnos aprenden a coser, planchar y cocinar

“De todas las actividades, sin duda, la que más les gusta a todos es la de cocina, porque además se lo llevan en un táper y después se lo comen”, cuentan los coordinadores

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(Freepik)
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Los alumnos de cuarto de la ESO de colegio Montecastelo de Vigo aprenden Lengua, Literatura, Historia y Matemáticas, pero también les enseñan a coser, planchar y cocinar. Se trata de una asignatura obligatoria de tareas del hogar, donde aprenden a realizar las actividades básicas para mantener una casa. La Voz de Galicia ha entrevistado a José Manuel Rodríguez, el director del centro, que explica que empezaron con esta asignatura antes de la pandemia, cuando se puso en marcha el plan de igualdad en los colegios. “Entonces se nos ocurrió no solo hablar y dar ideas sobre este concepto, sino ponerlo en práctica, que los alumnos entendiesen que en el hogar no hay roles de mujeres y hombres, sino que todos tenemos que colaborar en las tareas domésticas”, explica Rodríguez.

Los estudiantes han practicado todo tipo de tareas del hogar desde la plancha, cocina, costura, protocolo en la mesa, han hecho algo de electricidad básica en el hogar y hasta cómo se pone una lavadora o un lavavajillas, cuenta Gabriel Bravo, que se ha encargado de coordinar esta materia durante el último curso. “Lo hacemos de una forma amena y simpática. De todas las actividades, sin duda, la que más les gusta a todos es la de cocina, porque además se lo llevan en un táper y después se lo comen”, añade en el reportaje de La Voz de Galicia.

Medidas para concienciar

Bravo también señala que “al principio, cuando se les plantea la actividad y se les nombra costura, plancha, cocina... Pues sonríen, como diciendo: ‘¿Pero qué pasa?’, porque sigue habiendo el estereotipo de que las tareas del hogar son solo para mujeres, y que los hombres están en segundo plano. Precisamente lo que queremos erradicar es eso, que entiendan que ellos se tienen que implicar, tanto si viven en pareja como si son independientes”. “Han aprendido lo que es la igualdad, en lugar de echarles el rollo, saben que se tienen que sacar las castañas del fuego ellos mismos”, añade el director.

“Yo ahora entiendo más la igualdad, porque hasta ahora si un pantalón se rompía o se me soltaba el botón del puño de la camisa, se lo daba a mi madre, que era la única en casa que sabía coser. Hoy soy autónomo y ya me arreglo yo mis cosas”, cuenta Pablo, uno de los estudiantes del centro, que considera que las tareas no son especialmente difíciles, pero requieren un tiempo que antes ocupaban sus madres.

Los padres se implican en la asignatura

El coordinador y el director subrayan que los padres de los alumnos están involucrados en estas actividades, algunos incluso han participado en las clases para enseñarles. “Hay alguno muy entusiasta que quiere venir todas las semanas”, dice en broma el director, que habla orgulloso de que es una forma muy útil de que las familias se conviertan en una parta más activa en la vida escolar.

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