La primera reunión de este jueves entre los líderes de la UE se ha saldado con el nombramiento -hasta el momento oficioso- de los altos cargos comunitarios, a la espera de las votaciones oficiales que se producirán en la Eurocámara. Finalmente, Ursula von der Leyen (Partido Popular Europeo) será de nuevo la presidenta de la Comisión; el exprimer ministro portugués António Costa (Socialistas Europeos) sucederá a Charles Michel como presidente del Consejo; y la primera ministra estonia Kaja Kallas (Renueva Europa) ocupará el cargo de Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, en sustitución de Josep Borrell.
El acuerdo entre las tres grandes familias de la UE ha sido también objeto de críticas del primer ministro húngaro Viktor Orbán, que ha tachado el pacto de “vergonzo”, así como de la primera ministra italiana Giorgia Meloni, que ha afirmado que es “es equivocado en el método y en el fondo”.
La cumbre del Consejo Europeo, celebrada cada cinco años tras las elecciones europeas y que seguirá en desarrollo a lo largo de este viernes, tiene como objetivo marcar la agenda política del bloque de los Veintisiete de cara a la siguiente legisltaura, que estará marcada por un mayor peso de la extrema derecha en el Parlamento Europeo. En la reunión se ha fijado como grandes prioridades la ampliación de la Unión Europea y la necesidad de reforzar su política de Defensa, además de reforzar los valores democráticos que deben guiar a la UE, el desarrollo de la competitividad y la transición ecológica hacia un continente neutro.
Compromiso total con Ucrania
Los líderes de la UE han acordado con el presidente Ucraniano Volodímir Zelenski un incremento del apoyo militar hacia Ucrania, que desde 2022 combate contra la invasión rusa.
“El Consejo Europeo ha examinado la labor realizada en la prestación de apoyo militar a Ucrania, a la que es preciso dedicar más empeño”, ha mencionado el documento. En concreto, el organismo con sede en Bruselas se ha comprometido a aumentar el envío de sistemas de defensa antiaérea, munición y misiles “para proteger a la población de Ucrania y las infraestructuras energéticas críticas”.
Asimismo, invita al Consejo de la UE y al Alto Represente a impulsar, antes de finales de año, un plan de financiación adicional a Ucrania en forma de préstamos “cuya administración y reembolso estén garantizados por los flujos futuros de ingresos extraordinarios”, con vistas a alcanzar aproximadamente 50.000 millones de euros junto con socios del G7 —tal como se debatió en la cumbre de Apulia—, para apoyar las necesidades actuales y futuras de Ucrania en materia militar, presupuestaria y de reconstrucción.
Los desafíos de la próxima legislatura
Uno de los principales debates que marcarán la próxima legislatura será el refuerzo de la capacidad militar del bloque, una medida que ya ha sido demandada por algunos líderes de los estados miembros como el presidente francés Emmanuel Macron o la presidenta de la Comisión Ursula von der Leyen.
Aún existen profundas divergencias entre los socios comunitarios, pero el documento difundido por el Consejo Europeo admite que ya ha tenido lugar un primer debate para abordar el tema. La Comisión Europea ya dejó claro que las intenciones del nuevo gobierno estarán enfocados en lograr una mayor independencia con EEUU, especialmente en u contexto en el que Donald Trump podría volver a la Casa Blanca después de las elecciones de noviembre.
El Consejo Europeo ha adelantado que el bloque se debe preparar para lo que ha señalado “una Unión más grande y más fuerte” y que la nueva realidad geopolítica hace importante la ampliación «como inversión geoestratégica en paz, seguridad, estabilidad y prosperidad». Desde el inicio de la invasión rusa, la UE ha concedido el estatus de candidatos a Ucrania, Moldavia y Georgia, en el este, y en los Balcanes Occidentales, a Bosnia y Herzegovina.
La cumbre ha reiterado otros objetivos como el de “adoptar un planteamiento global de la migración y la gestión de fronteras”, lograr el éxito de las transiciones ecológica y digital -con destino a conseguir las cero emisiones en 2050-, luchar contra la injerencia rusa en las democracias europeas y reforzar la competitividad en los sectores estratégicos de la UE.