Viajar es una de las grandes pasiones de mucha gente. Les sirve para evadirse, para conocer lugares increíbles, gente sorprendente. Pero viajar también sirve para descubrir las diferentes culturas y modos de vida que hay en el mundo. Algunas de esas diferencias pueden gustarnos, otras no tanto, pero en cualquier caso sirven, precisamente, para conocernos mejor a partir de nuestra reacción a lo distinto. Esa es la utilidad de los conocidos “choques culturales”.
Choques como los que ha tenido Nacho Barrueco, un joven español que después de “sobrevivir”, como él mismo lo dice, a Irlanda, decidió mudarse hace poco a Estados Unidos, más concretamente a la ciudad de Nueva York. Es a raíz de este cambio que Nacho ha decidido subir un vídeo a su cuenta de TikTok (@nachobarrueco_) para explicar a sus seguidores las diferencias que más le han sorprendido en su primera semana en la ciudad.
Les gusta conducir
“Lo primero que me llamó la atención es que todo el mundo va en coche”, empieza diciendo el joven. Este rasgo no solo implica que las carreteras estén llenas, sino que el espacio y el sistema de transportes estén configurados para ello: “Es un país que no está preparado para andar por las calles y es verdad que por el centro de Nueva York sí, pero si no tienes coche en este país pocas cosas puedes hacer”.
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El segundo choque cultural tenía también mucho que ver con el ámbito de los vehículos: “Otra cosa que me llamó la atención, el tamaño de los coches”. De hecho, el español va más allá e incluso afirma que “eso no son coches, son mastodontes motorizados”. Esto se debe a que, en la carretera lo que más veía eran “cuatro por cuatro gigantescos. Son el doble que un coche en España”.
El buen comer
La tercera diferencia que ha visto Nacho tiene mucho que ver con algo que aprecian muchos españoles: la tardía hora de la cena. “Vaya jodienda gorda la cena a las 18:00 de la tarde”. Estos horarios los vivió también durante la temporada en la que estuvo en Irlanda, aunque allí, según cuenta, “seguía cenando a las 10:30 como buen español”. No obstante, por sus circunstancias personales, ha tenido que adaptarse a esto: “Aquí no me queda otra que cenar a las seis me acuesto con un hambre de locos”.
Pero eso no es todo lo que el español tenía que decir respecto a la cultura gastronómica estadounidense. Y es que, para él, los norteamericanos “tienen una cultura de comer comida basura y procesados”. “Hay tanta cantidad de restaurantes de comida rápida que es que es flipante”, sigue explicando. “Tú te puedes encontrar en mitad de la nada un puestecillo donde Cristo perdió su zapatilla, que ahí va a haber un tío vendiéndote pizzas, hamburguesas y perritos calientes”. Algo que, al parecer, le ha hecho sentirse orgulloso de su cultura de origen: “No sabéis la suerte que tenemos con la dieta mediterránea en España”.
“Y hablando de comida”, continúa, “tú vas a un restaurante y las porciones son muchísimo más grandes”. Esto se aplica, según describe Nacho, tanto a la bebida como a los platos de comida. “Ese postre va a ser tres veces un postre de España”, asegura. “Tienen una cultura de consumo tan grande. O sea, sueltan dólares como quien come pipas”. Dólares “a punta pala”, lo que le ha hecho darse cuenta de que “en España, sin duda, somos mucho más ahorradores”.