“Respeto mucho la libertad de mi oposición de poner en sus despachos lo que considere, pero yo si pongo la bandera del Orgullo también pongo la del Alzheimer, la del ELA, la del cáncer y también pongo la de todas las banderas y necesidades sociales que tiene esta ciudad”. Con estas palabras, que comparan el Día Internacional del Orgullo con el día internacional de varias enfermedades, ha defendido María José Catalá (PP), la alcaldesa de Valencia, la decisión del el Ayuntamiento de no pone banderas en el balcón para el Orgullo.
Catalá se ha pronunciado en estos términos en declaraciones a los medios de comunicación tras ser preguntada por las críticas del Partido Socialista valenciano después de que el consistorio no haya colgado la bandera LGTBI en el balcón. La popular ha expresado que “la diversidad es ya una bandera social. No es una bandera política. La diversidad y la libertad para amar en esta ciudad no corresponde a nadie y hacemos mal los políticos cuando queremos patrimonializar banderas que ya no son de la política, que son de la sociedad, con independencia de la persona a quien vote”.
“Si estamos defendiendo la libertad para que la persona ame a quien quiera, que también vote a quien quiera con independencia de cuestiones que son logros sociales que hemos conseguido entre todos”, ha agregado en sus declaraciones.
Catalá ha defendido el que ha sido el “afán de protagonismo” del PSPV lo que les ha llevado a desplegar una bandera LGTBI de 60 metros de longitud sobre el balcón de su grupo municipal ubicado frente al edificio principal del Ayuntamiento. Los socialistas decidieron poner el símbolo del Día del Orgullo tras conocerse que el Consistorio no lo haría.