Los 17 años de sufrimiento en silencio de Céline Dion: espasmos, fármacos y una desgarradora lucha por volver a los escenarios

Prime Video estrena este martes 25 de junio ‘Soy Céline Dion’, el documental que muestra la faceta más íntima de la cantante canadiense, que sufre el síndrome de la persona rígida

Guardar
Celine Dion reflexiona sobre su lucha contra el síndrome de la persona rígida en un nuevo documental de Amazon Prime. Créditos: Amazon Prime.

“He estado lidiando con problemas de salud durante mucho tiempo y ha sido muy difícil para mí enfrentar estos desafíos y hablar de todo lo que he estado pasando”. Con esas palabras, Céline Dion anunciaba al mundo a finales de 2022 que se veía obligada a cancelar sus compromisos profesionales tras ser diagnosticada del síndrome de la persona rígida, un raro trastorno neurológico que afecta a “una persona entre un millón”.

Ya entonces, la artista canadiense hizo referencia a la larga batalla que estaba librando con esta enfermedad, pero lo que nadie conocía ni esperaba es que la cantante lleve 17 años sufriendo en silencio la paulatina rebelión de su cuerpo, un proceso degenerativo cuyos síntomas ha escondido sobre el escenario todo este tiempo.

Esta es una de las revelaciones más impactantes de Soy Céline Dion, el documental que Prime Video estrena este martes 25 de junio y que muestra la faceta más íntima de la estrella internacional de la música.

Los ricos también enferman

Dirigido por la cineasta nominada al Oscar Irene Taylor, el relato se mueve entre la frivolidad de la vida cotidiana de cualquier famosa multimillonaria y la más cruda realidad de una persona enferma que no puede controlar sus propios músculos, a la que ni el dinero, ni las comodidades de su lujosa mansión ni los mejores médicos privados pueden salvar de la dolorosa situación que sufre.

El documental empieza pareciendo una oda a la superficialidad de una persona rica, muy rica, pero acaba siendo un puñal en el corazón que deja una importante lección: no hay dinero que te libre de la enfermedad.

La amplia trayectoria musical de Céline Dion sirve como telón de fondo de esta producción en la que el espectador es partícipe del deseo irrenunciable de una exitosa cantante por volver a los escenarios. Además, las cámaras se cuelan en los rincones de su espectacular casa, como el amplísimo almacén en el que guarda recuerdos de toda su vida, desde dibujos de sus hijos a icónicos vestidos de alta costura que ha llevado en sus apariciones.

Tal y como la propia artista confiesa, desde pequeña soñaba con “ser una estrella internacional” y cantar “toda la vida”. Llevar más de cuatro décadas de carrera musical no le han hecho perder ni un ápice de pasión por su profesión, por lo que ahora su mayor deseo es poder vencer el envite de la enfermedad y regresar a los escenarios.

Céline Dion, en el documental 'Soy Céline Dion'. (Prime Video)
Céline Dion, en el documental 'Soy Céline Dion'. (Prime Video)

En esa lucha, Céline se encuentra con una dolorosa barrera: disfrutar de lo que más le gusta desencadena en su cuerpo una reacción incontrolable, provocando esos espasmos en la voz y en los músculos que lleva años ocultando con gestos y “trampas”, además de con fármacos como el Valium, del que llegó a tomar “80 o 90 miligramos al día”, una dosis que podría ser mortal.

Esta relación tóxica entre su enfermedad y la música se ve en una de las escenas más desgarradoras del documental, en la que la protagonista se ve despojada de toda artificialidad y se muestra ante el público en su faceta más vulnerable y desgarradora, en medio de una crisis provocada por la emoción que le produce grabar la canción Love again, su último single hasta la fecha.

Ver a una personalidad de la talla de Céline Dion en medio de una crisis, incapaz de tomar el control de su propio cuerpo, con los músculos agarrotados y la mirada perdida, sin poder articular más que un quejido de dolor y desesperación, es un golpe que noquea al espectador de forma inesperada tras hora y media de entretenido recorrido por las banalidades de la vida de la artista. Y ese efecto sorpresa consigue, precisamente, que se empatice aún más con la enfermedad que llega sin avisar.

Aunque el especialista que la trata le deja claro que cantar es un estímulo ‘peligroso’ para su cerebro dada su situación, la artista solo ve un obstáculo más en el camino que emprendió hace año y medio y que no está dispuesta a abandonar. “Estoy trabajando duro cada día, pero tengo que admitir que ha sido una lucha. Lo echo mucho de menos. Echo de menos a la gente. Si no puedo correr, andaré. Si no puedo andar, me arrastraré. No voy a parar”, sentencia en este descarnado relato que ya está disponible en la plataforma de Amazon.

Guardar