El Thyssen aborda la violencia colonial de sus obras con una exposición que se desmarca “del Gobierno actual”

La nueva muestra de la pinacoteca madrileña ahonda en el discurso de la descolonización a través de un viaje por los lienzos que, históricamente, han vestido sus salas y pasillos. El director del museo, Guillermo Solana, ha insistido en el “necesario examen de conciencia” que han de hacer los espacios culturales

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Una mujer visita la exposición 'La memoria colonial en las colecciones Thyssen-Bornemisza', una muestra que aborda el papel de los museos y las obras que albergan en el contexto de la creación y legitimación del relato eurocéntrico, presentada este lunes en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid. (EFE/ Daniel Gonzalez)
Una mujer visita la exposición 'La memoria colonial en las colecciones Thyssen-Bornemisza', una muestra que aborda el papel de los museos y las obras que albergan en el contexto de la creación y legitimación del relato eurocéntrico, presentada este lunes en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid. (EFE/ Daniel Gonzalez)

“Llevo 19 años en el Thyssen y nunca he recibido instrucciones, sugerencias o indicaciones directas o indirectas de un miembro del Gobierno en lo relativo a la programación de exposiciones”, ha expresado Guillermo Solana, director de la pinacoteca. Este martes, el museo madrileño presenta una nueva muestra temporal con la que pretende abordar la delicada conversación del colonialismo. En este caso, centrada en el arte que corona sus salas y pasillos.

La memoria colonial en las colecciones Thyssen-Bornemisza, que se podrá visitar hasta el próximo 20 de octubre, es una exposición que ahonda en el papel que los museos, y los lienzos que éstos albergan, han tenido en el contexto de la creación y legitimación del relato eurocéntrico. La pinacoteca ahondará en las diversas temáticas y desafíos propios del siglo XXI, como la crisis climática, la igualdad de género, las migraciones o la ya mencionada descolonización, a través de 55 obras de las colecciones históricas del museo.

La muestra pone de relieve las consecuencias del colonialismo iniciado en el siglo XVI y su presencia en la iconografía occidental a través de imágenes idílicas que enmascaran la desigualdad y violencia colonial de la época. Para ponerla en marcha, el Thyssen ha tenido que hacer un “necesario examen de conciencia”, tal y como ha indicado Solana en la rueda de prensa celebrada este lunes.

Un cámara toma imágenes de la exposición 'La memoria colonial en las colecciones Thyssen-Bornemisza', una muestra que aborda el papel de los museos y las obras que albergan en el contexto de la creación y legitimación del relato eurocéntrico, presentada este lunes en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid. (EFE/ Daniel Gonzalez)
Un cámara toma imágenes de la exposición 'La memoria colonial en las colecciones Thyssen-Bornemisza', una muestra que aborda el papel de los museos y las obras que albergan en el contexto de la creación y legitimación del relato eurocéntrico, presentada este lunes en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid. (EFE/ Daniel Gonzalez)

“Este debate comienza cuando algunos de los aquí presentes aún no habían nacido y mucho menos se debe a una coyuntura política actual, pero en España se interpreta todo en clave política. A veces se presenta la descolonización como un intento de introducir sesgos políticos en la Historia, pero es todo lo contrario”, ha señalado el director del Thyssen. La pinacoteca ha insistido en que la muestra en nada tiene que ver con las intenciones del ministro de Cultura, Ernest Urtasun, de erradicar el colonialismo en los museos españoles.

Uno de los principales objetivos de su cartera era “superar un marco colonial anclado en inercias de género o etnocéntricas” que han lastrado “la visión del patrimonio, de la historia y del legado artístico”. Solana se presentó a las elecciones europeas en la lista de candidatos de Sumar, si bien en última posición y sin opciones de salir elegido como eurodiputado. El director artístico de la pinacoteca ha negado que esto haya influenciado sus decisiones al frente del Thyssen y, en ningún caso, en relación con la política de descolonización.

Una exposición no se organiza ni en tres meses ni en seis “y quien diga que surgió del Gobierno actual, o que la coyuntura actual ha dado instrucciones relativas a la exposición, o es un ignorante o actúa de mala fe, cosa que es más frecuente”, ha recalcado Solana, que ha agregado que no es inocente que los medios de comunicación identifiquen automáticamente “descolonización a restitución”: “Descolonizar no es sinónimo de restituir, pero esto no es inocente y se promueve esa identificación para provocar alarma con una supuesta dilapidación de patrimonio”, ha concluido.

La exposición 'La memoria colonial en las colecciones Thyssen-Bornemisza' se podrá visitar hasta el próximo 20 de octubre en la pinacoteca madrileña (EFE/ Daniel González)
La exposición 'La memoria colonial en las colecciones Thyssen-Bornemisza' se podrá visitar hasta el próximo 20 de octubre en la pinacoteca madrileña (EFE/ Daniel González)

Esclavos pictóricos

Más allá del foco político que se adscribe de forma natural a la muestra, el Thyssen ahonda en diversos aspectos asociados con las cuestiones fundamentales de la descolonización: el extractivismo y la apropiación, la construcción racial del otro, el esclavismo y la dominación colonial, la evasión a nuevas “arcadias”, el cuerpo y la sexualidad y la resistencia y el cimarronaje. La exposición está dividida en seis apartados que arrancan con la visión periférica de Vista de la Carrera de San Jerónimo y el Paseo del Prado con cortejo de carrozas (1680), el lienzo de Jan van Kessell III que muestra a diversos africanos en el centro de Madrid en el siglo XVII.

La grandeza de la muestra va más allá del discurso que pretende enarbolar. El Thyssen ha diseccionado los distintos tipos de violencia que se ejercieron en dicho período. La pinacoteca aborda el discurso de aquellos cuadros que muestran y plantean una explotación de recursos naturales en tierras ocupadas o la esclavitud de los perfiles no caucásicos que aparecen en el lienzo.

Una imagen de la exposición 'La memoria colonial en las colecciones Thyssen-Bornemisza' (EFE/ Daniel González)
Una imagen de la exposición 'La memoria colonial en las colecciones Thyssen-Bornemisza' (EFE/ Daniel González)

También hay un análisis de aquellos cuadros que muestran los objetos pertenecientes a la idiosincrasia de esas culturas explotadas a raíz de los viajes de los artistas. Aquí se incluyen obras como Cabeza de muchacha (1893,1984), de Paul Gauguin, que plasmó lo que empapó de su travesía en Tahití, o Estudio para la cabeza de Desnudo con paños, (1907) de Picasso. Uno de los cuadros centrales de La memoria colonial en las colecciones Thyssen-Bornemisza es Grupo familiar en un paisaje (1645-1648), de Frans Hals. En él se muestra a una familia holandesa junto a un joven africano que, presumiblemente, se convirtió en su esclavo.

También se analiza la “jerarquización racial del otro” y el “racismo científico” en el que Europa se atribuyó la supremacía cultural con obras como Jinete árabe de Eugène Delacroix o la obra etnográfica de Karl Bodmer. La visión idealizada de los territorios nuevos y la sexualización de las mujeres no occidentales, una tarea que el ya mencionado Gauguin explotó (y exploró) con todo lujo de detalle, se muestran con cuadros como Dos desnudos femeninos en un paisaje de Otto Mueller.

'Grupo familiar en un paisaje' (1645-1648), de Frans Hals, en la nueva exposición temporal del Museo Thyssen-Bornemisza
'Grupo familiar en un paisaje' (1645-1648), de Frans Hals, en la nueva exposición temporal del Museo Thyssen-Bornemisza
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