El Gobierno de Ayuso no garantiza que parte de la línea 7B de Metro de Madrid vuelva a abrir tras gastarse más de 150 M: “Hay graves patologías en el túnel”

La Comunidad de Madrid acaba de licitar otro contrato de 34 millones para volver a impermeabilizar el tramo que lleva dos años cerrado. Los vecinos afectados señalan que “es la crónica de una muerte anunciada” y que ningún político “se atreve a ser el que cierre la línea”

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Obras en San Fernando de
Obras en San Fernando de Henares por la Línea 7B de Metro

La Línea 7B de Metro, que une la capital con los municipios de Coslada y San Fernando de Henares, se está convirtiendo en un auténtico quebradero de cabeza para la Comunidad de Madrid, la Administración que gestiona el suburbano. Actualmente, parte de la línea (las cuatro estaciones de San Fernando, Jarama, Henares y Hospital del Henares) lleva casi dos años cerrada porque los terrenos son inestables y han provocado que varias viviendas que están encima del recorrido tengan que ser derribadas. “A día de hoy no estamos en condiciones de asegurar que este tramo vuelva a funcionar”, han explicado altos cargos de la Consejería de Transportes y Vivienda, que no obstante aseguran que están haciendo todo lo posible para que los problemas técnicos puedan ser subsanados, una tarea que está siendo titánica y que es un pozo sin fondo para las arcas públicas regionales.

La prolongación de la Línea 7 del Metro (la 7B) fue ejecutada por el Gobierno de Esperanza Aguirre entre los años 2003 y 2007. El proyecto se dividió en tres tramos, aunque el que no hace más que dar disgustos es el tercero, el que discurre por San Fernando de Henares. Aguirre inauguró los tres tramos el 5 de mayo de 2007 (con una paella para 2.000 personas y un concierto de Antonio Carmona incluido), 22 días antes de las elecciones autonómicas que ganó. Un año después, en 2008, empezaron los primeros síntomas de que algo no iba como debía. Y es que este último tramo adolece de un grave problema endémico: los túneles de Metro se construyeron bajo un suelo con alto contenido en sales y aguas subterráneas que hunden y ponen en peligro este medio de transporte. La Comunidad de Madrid ha tenido que cerrar la línea en nueve ocasiones a lo largo de los años. La parte final lleva clausurada desde agosto de 2022. Y este verano está previsto que se cierre la que sigue operativa, entre las estaciones de Metropolitano y la Rambla, para hacer obras de mejora por un periodo que el Gobierno que ahora dirige Isabel Díaz Ayuso calcula que será de siete meses.

“Esto es la crónica de una muerte anunciada. Están intentando reflotar una línea que literalmente hace aguas desde el año 2008″, señala Alejandro Escribano, uno de los portavoces de la Plataforma de Afectados por la Línea 7B de Metro, que asegura que los distintos Ejecutivos autonómicos han sido incapaces de solucionar un problema que requería “soluciones urgentes”. Sumando los distintos contratos licitados para invertir en la mejora de esta línea y sufragar los gastos de sus consecuencias (como las indemnizaciones a los vecinos afectados), la línea 7B ya se ha tragado más de 150 millones de euros. La última adjudicación fue en junio de este año por 34,2 millones de euros para ejecutar obras de impermeabilización y reparaciones de la superestructura y del drenaje del túnel entre las estaciones de Hospital del Henares y San Fernando.

Graves patologías

Diecisiete años después de la inauguración, el último informe técnico, realizado por la empresa Intemac y fechado el 16 de abril de 2024, recalca la “existencia de graves patologías en el túnel” en la parte final del trazado, como el desprendimiento de material de las dovelas (los prefabricados de hormigón que recubren los túneles), “desconchones del sellado de las juntas” en esas dovelas, degradación del hormigón, corrosión de elementos metálicos y grietas en elementos estructurales. “Todo ello debido a los fenómenos de disolución-precipitación de sales presentes en el agua que circula por el trasdós del túnel (su parte exterior) y que se filtra a su interior, “lo que produce un estado de debilidad estructural en determinados puntos. Así está la situación después de que el túnel ya haya sufrido obras de mejora en 2011, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018 y 2019. Y que la infraestructura esté cerrada desde agosto de 2022.

Una de las grietas de
Una de las grietas de los edificios afectados por la Línea 7B de Metro

El informe también revela que se está deformando la rasante del túnel por movimientos del terreno a profundidades de entre 35 y 45 metros, “sometiendo a la estructura del túnel a un estado tensional no previsto”. El túnel se mueve, para abajo. “El incremento de la velocidad de descenso de la estructura del túnel se está duplicando, registrándose valores en los últimos 35 días de velocidad de asiento de 0,20 mm/día, mientras que en los últimos 60 días era de 0,12 mm/día. La confluencia de los citados factores constituye un estado de grave inestabilidad estructural del túnel”. “Todo ello conlleva un grave peligro para personas y bienes”, sentencian los técnicos.

Y mientras esto pasa abajo, los “problemas geológicos han provocado un drama social”, explica Escribano. De momento ya hay más de 600 viviendas afectadas por grietas, de las que 73 han sido derribadas y otras 88 han tenido que ser desalojadas. En total hay una veintena de calles afectadas; varios comercios cerrados y espacios públicos perdidos. “El problema es que nadie quiere ser el político que anuncie que hay que cerrar definitivamente parte de la línea 7B. Y cada día que pasa crece el número de afectados”, concluye Escribano. Y los gastos. Solo el contrato de autobuses gratuitos para dar servicio al tramo de Metro cerrado costará 4,3 millones de euros en los dos próximos años.

Otras ampliaciones de Metro

Y mientras la línea 7B es una china, y de las gruesas, en el zapato de la consejería de Vivienda y Transportes, la Comunidad sigue avanzando en otras ampliaciones de Metro. El Ejecutivo autonómico ya ha construido el 74% del túnel de 2,6 kilómetros que amplía la línea 3 para unir las estaciones de Villaverde Alto y El Casar (Metrosur), en Getafe. Está previsto que pueda funcionar antes de las Navidades de 2024. Mientras, la ampliación de la línea 11, que pasará de ocho a 33 kilómetros, sigue con sus plazos. De momento, Metro estudia cuatro posibles trazados para el tramo norte, el que unirá Mar de Cristal con Valdebebas. Se barajan estaciones en Ifema, la futura Ciudad de la Justicia, el hospital Isabel Zendal y el aeropuerto. Por último, también se está trabajando en una nueva ampliación desde Chamartín a Madrid Nuevo Norte, la nueva zona empresarial y residencia de la capital. Un trazado presupuestado en 290 millones de euros.

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