Okuda: “El logo de McDonald’s ya es arte pop de tanto que lo vemos”

El artista de Santander reflexiona sobre la concienciación climática en el arte, el acceso a la pintura y el futuro de las disciplinas artísticas

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Óscar San Miguel, conocido como Okuda, en su entrevista con 'Infobae España'. (Helena Margarit Cortadellas)
Óscar San Miguel, conocido como Okuda, en su entrevista con 'Infobae España'. (Helena Margarit Cortadellas)

Por fuera es sobrio, serio. Por dentro, una explosión de color se apodera de sus paredes y techos. Okuda San Miguel (Santander, 1980) abre las puertas de su estudio a Infobae España. El olor a pintura se desvela desde el primer paso y los colores con los que imprime sus nuevas obras se sitúan en orden cromático, desvelándose como una suerte de pieza artística en sí misma. No somos los únicos en visitar el espacio del artista, perteneciente a su Coloring the World Foundation, una iniciativa que aboga por la diversidad a través del ejercicio pictórico. Un instituto de la zona está terminando el tour. “Vienen muchos niños a ver la fundación”, dice sobre el interés que despierta el enclave, situado en el barrio de Usera. “Yo nunca visité un estudio profesional cuando estudiaba, tiene cojones”. “Te enteras más de cómo funciona un profesional viniendo un día aquí que durante la carrera”, apostilla.

Okuda estrenó, hace un par de semanas, una instalación de corte acuático junto con la organización internacional MSC (Marine Stewardship Council) para concienciar sobre la salud de los océanos y la importancia de la pesca sostenible. El artista es consciente de que, cada vez más, el lienzo se emplea como medio de protesta. “El arte siempre ha representado todos los cambios sociales e históricos, por eso muchos lo usamos para dar visibilidad y para promover la reflexión”, admite a este medio. Su misión, afirma, es “generar una imagen potente”.

El estudio de Okuda, en Usera, Madrid. (Helena Margarit Cortadellas)
El estudio de Okuda, en Usera, Madrid. (Helena Margarit Cortadellas)

La sostenibilidad y la concienciación climática están llevando a numerosas organizaciones de jóvenes activistas a los museos más notorios de Europa. Botes de tomate, o de cualquier otra salsa, se fusionan con los lienzos más buscados de sus salas. Da igual que, ante ellos, estén Los girasoles de Van Gogh o La Gioconda de Leonardo Da Vinci. “Este tipo de acciones lo que buscan es la viralidad y contar el mensaje de que el mundo se está yendo a la mierda”, indica Okuda. “No está ni mal ni bien, al final yo vengo de pintar ilegalmente en la calle”, añade. El artista cree que el vandalismo artístico pretende decir y cambiar muchas cosas sobre las que falta un cierto grado de concienciación, pero admite no estar de acuerdo “con que tiren nada a los cuadros” porque, ante todo, “respeto a la historia”.

“Tirar cosas a los cuadros no está ni mal ni bien, al final yo vengo de pintar de forma ilegal en la calle”

Cerca de su estudio, un gigantesco mural protagonizado por dos figuras femeninas viste una pared contigua a una superficie dedicada al ocio de consumo. “Creo que es necesario que la gente tenga murales y esculturas en la calle, porque sólo estamos rodeados por marcas”, expresa el artista. “No sólo la gente que va a los museos merece empaparse de cultura”, apostilla. Para Okuda, uno de los grandes placeres de poder trabajar en los espacios públicos es poder proporcionar su mensaje a un espectro poblacional más amplio. “Los que vivimos en grandes capitales estamos acostumbrados a que nos bombardeen con publicidad, tanto que el logo de McDonald’s ya es casi arte pop de tanto que lo vemos”, cuenta.

Okuda San Miguel durante su entrevista con 'Infobae España'. (Helena Margarit Cortadellas)
Okuda San Miguel durante su entrevista con 'Infobae España'. (Helena Margarit Cortadellas)

Para Okuda, el arte “es una prolongación” de su naturaleza. Regresa a la época de la crisis sanitaria para expresar el rol primordial que tuvo la pintura en su día a día pandémico. “Fue un momento de reflexión, de pensar hacia dónde quería llevar mi trabajo”, insiste. El encierro no sólo le permitió saber cuál era su lugar en la vida, también le reconectó con el dibujo de línea que había aparcado. “En un momento en el que parece que se va a acabar el mundo, tener una motivación mayor que te equilibra lo fue todo para mí”, indica.

“Es necesario que la gente tenga murales y esculturas en la calle, porque sólo estamos rodeados por marcas”
El estudio de Okuda, en Usera, Madrid. (Helena Margarit Cortadellas)
El estudio de Okuda, en Usera, Madrid. (Helena Margarit Cortadellas)

“El color es un mensaje de diversidad”

Ver una obra de Okuda en construcción es como asistir al rodaje de una película que requerirá de innumerables efectos visuales. Rara vez sus obras abrazan el gris y el blanco. “En la facultad estuve pintando sobre cartón porque no tenía dinero, pero luego tuve un momento de explosión, de necesidad de color”, explica sobre esos primeros bocetos que vivían de la frialdad cromática. Para el artista, que imprime el estampado de su outfit con el del sofá en el que concede la entrevista a este medio, “el color es un mensaje muy claro de diversidad, de libertad, de liberación”, además de “un sello de identidad” claro de su arte.

Una de las principales fuentes de inspiración para Okuda son sus viajes, “no sólo de trabajo, también aquellos que hago con la familia”, a quien siempre intenta montar en un avión porque “han trabajado siempre en restaurantes”. El último, a Egipto, fue una “maravilla”. Madrid, el enclave en el que tiene instalado su estudio, es otro fortín para su imaginario pictórico. “Tiene una luz que no tiene otra ciudad, la gente es increíble”, admite. Pese a que se ha planteado trasladarse a Hong Kong, y aunque Nueva York no escapa de su predilección, la capital presenta todos los ingredientes para el desarrollo de su arte. “Los precios son guays para comprar espacios así y el hecho de que la gente viva en la calle” es esencial para el cultivo de creatividad. “Tenemos el punto medio entre una ciudad de Europa y la calidez de Latinoamérica”, indica.

“Madrid es una de las capitales del Orgullo en el mundo, aunque el Ayuntamiento no ponga la bandera, ya la pone todo el mundo en el resto de sitios”
Okuda, durante su entrevista. (Helena Margarit Cortadellas)
Okuda, durante su entrevista. (Helena Margarit Cortadellas)

Okuda “necesita absorber cultura todo el rato”. Por eso Madrid es un espacio que alimenta dicho ímpetu. Su círculo más cercano, compuesto por actores, cantantes y todo tipo de perfiles adscritos a la socialité artística, también le permite acercarse a las conversaciones pedagógicas del gremio. Como instructor de la diversidad y el color, y como amante de la capital, el artista no entiende “que una ciudad tan contemporánea vaya para atrás”. El Ayuntamiento de Madrid ya no cuelga la bandera arcoíris durante la celebración del Orgullo, una decisión que ha levantado ampollas dentro y fuera del colectivo LGTBIQ+. “Es una de las capitales del Orgullo en el mundo”, insiste, para resaltar la cantidad de ingresos que dicha celebración genera a la ciudad. “Aunque no pongan la bandera ahí, ya la pone todo el mundo en el resto de sitios”, añade.

Okuda está orgulloso de llevar “años” viviendo de su arte y de “tener a 20 personas trabajando para mí”, una situación que cree que no se da en muchos estudios en España. “Es difícil vivir del arte, pero yo estoy en una posición privilegiada”, admite. El cántabro pertenece a una generación que no ha contado con herramientas como las redes sociales para democratizar su arte, pero cree que es un espacio que fomenta la competitividad. Para los nuevos, tiene un consejo: “Que lo que les llame la atención de esto sea que les hace felices y no ganar dinero”.

Para el futuro, Okuda quiere acabar “la casa de mis sueños”, que está construyendo junto con un estudio de arquitectura y que será mitad hogar mitad museo. “Otro proyecto que tengo en mente es el de generar una especie de hoteles que son esculturas en las que se puede vivir dentro”, cuenta. También tiene entre manos la confección de un videojuego. A la vida le pide “seguir con esta ambición”.

El artista Okuda. (Helena Margarit Cortadellas)
El artista Okuda. (Helena Margarit Cortadellas)
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