De millonarias a okupas: el culebrón de las Clarisas de Belorado termina con el primer cisma en la Iglesia en el siglo XXI

Más de un mes de conflicto con el Arzobispado de Burgos culmina con la excomunión de las clarisas, que deberán ser expulsadas de su monasterio

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Las clarisas de Belorado, con sus familias. (Instagram)
Las clarisas de Belorado, con sus familias. (Instagram)

Las monjas clarisas de Belorado han recibido oficialmente su excomunión de la Iglesia católica. Después de anunciar su separación voluntaria en mayo, el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, ha decretado su excomunión y expulsión ipso facto de la vida consagrada a todas y cada una de las hermanas que incurrieron en cisma, la primera división que vive el catolicismo en el siglo XXI, y el primero en el cristianismo desde la ruptura de Moscú con el Patriarcado de Constantinopla en 2018.

El Arzobispado de Burgos comunicó el sábado su decisión, después de que las monjas de Belorado se negasen a comparecer ante el Tribunal Eclesiástico y confirmasen su “unánime e irreversible posición” de abandonar la Iglesia católica. Las religiosas aseguraban a su vez que cualquier sanción canónica como la excomunión sería nula.

El conflicto en el monasterio

El monasterio de las Clarisas de Belorado. (Santi Otero/EFE)
El monasterio de las Clarisas de Belorado. (Santi Otero/EFE)

Las clarisas de Belorado anunciaron el pasado 13 de mayo su renuncia a la Iglesia católica. La comunidad religiosa se puso bajo la tutela y jurisdicción del falso obispo excomulgado Pablo de Rojas Sánchez-Franco, dirigente de la Pía Unión Sancti Pauli Apostoli. El cisma tiene su origen en un conflicto inmobiliario: las monjas buscaban deshacerse de un convento ubicado en Derio (Bizkaia) para hacer frente a la compra del monasterio de Orduña, perteneciente a la Diócesis de Vitoria y con la que tenían un acuerdo de compraventa desde octubre de 2020.

Pero las clarisas no consiguieron el permiso para vender el convento de Derio, según afirman. Tampoco realizaron el primer pago de la compra, programado para el 1 de noviembre de 2022. Plantearon como alternativa que un comprador ajeno a la orden abonara el millón de euros pendiente para la compra en Orduña. Ellas ingresarían posteriormente el dinero y el benefactor transferiría entonces el inmueble a las clarisas. Pero la operación nunca llegó a cerrarse debido a las dudas de la Diócesis sobre la identidad del misterioso comprador. Finalmente, la Diócesis de Vitoria rescindió el acuerdo de venta. Tras conocer la noticia, las religiosas lideradas por sor Isabel de la Trinidad se atrincheraron en el monasterio de Santa Clara en Belorado.

El Arzobispado de Burgos y el Obispado de Vitoria emitieron entonces un comunicado conjunto en el que explicaban que desconocían este descontento y que no habían recibido ninguna comunicación oficial sobre la decisión de las clarisas ni sobre la venta del convento.

De los tribunales a la excomunión

Los altos cargos del Arzobispado de Burgos, en rueda de prensa. (Tomás Alonso/Europa Press)
Los altos cargos del Arzobispado de Burgos, en rueda de prensa. (Tomás Alonso/Europa Press)

Mientras las religiosas relataban su situación en el perfil de redes sociales @tehagoluz, las Hermanas Clarisas decidieron desvincularse de las de Belorado. “Si estas hermanas reconocen su error y vuelven a la comunión con la Iglesia Católica y a la Orden de santa Clara, manifestamos nuestra disponibilidad para acogerlas nuevamente, con el mismo cariño que se las recibió el día de su profesión”, aseguraron. Pero lejos de ello, varias de las monjas optaron por denunciar al arzobispo de Burgos por abuso de poder, usurpación de la representación legal y vulneración del derecho de asociación. Según avanzaba el conflicto con las autoridades católicas, algunas de las monjas han ido abandonando el convento, hasta finalmente quedar diez atrincheradas.

El pasado 6 de junio, el Arzobispado requirió a las monjas que entregasen las llaves del monasterio de Santa Clara y abrió un procedimiento canónico frente al Tribunal Eclesiástico por un delito de cisma. Pero las religiosas anunciaron su negativa a través de José Ceacero, miembro de la Pía Unión. El pasado viernes 21 de junio, las clarisas de Belorado publicaron un comunicado “en respuesta a la amenaza” de excomunión, en la que confirmaban su “unánime e irreversible posición”.

Finalizados los plazos administrativos y ante la negativa a comparecer ante los juzgados eclesiásticos, Iceta ha procedido finalmente a la excomunión de las monjas rebeldes, por lo que deberían abandonar el monasterio de Belorado. El Arzobispado ha indicado que, pese a la excomunión, “sigue existiendo comunidad monástica formada por las hermanas que no han incurrido en excomunión, al no haber secundado el cisma”. Se trata de las cinco hermanas mayores y de otras tres que, aunque en este momento no están en el monasterio, pertenecen a la comunidad.

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