Qué pasa con la pensión si me revisan el grado de incapacidad: tres consecuencias posibles

Durante el mes de abril se repartieron 953.936 pensiones de incapacidad con un importe medio de 1.161,92 euros, según los últimos datos del Instituto Nacional de la Seguridad Social

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Médico y paciente en una consulta- (Imagen Ilustrativa Infobae)
Médico y paciente en una consulta- (Imagen Ilustrativa Infobae)

La prestación por incapacidad permanente en España se concede a trabajadores que, después de recibir tratamiento médico y obtener el alta, presentan graves reducciones anatómicas o funcionales que afectan su habilidad para trabajar. Esta ayuda está diseñada para compensar la pérdida de ingresos debido a la incapacidad para llevar a cabo ciertas tareas laborales. Los cuatro niveles que existen de incapacidad son: Incapacidad Permanente Parcial, Incapacidad Permanente Total, Incapacidad Permanente Absoluta Gran Invalidez.

Durante el mes de abril se repartieron 953.936 pensiones de este tipo con un importe medio de 1.161,92 euros, según los últimos datos del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS). Para acceder a esta prestación, no se requiere una edad específica, pero es necesario haber cotizado a la Seguridad Social durante un periodo determinado, excepto en el caso de enfermedades profesionales o accidentes laborales, en los que esta condición no es aplicable.

Además, el contribuyente tiene que pasar unas evaluaciones de incapacidad realizadas por el Tribunal Médico del INSS. Este organismo valora la situación del trabajador mediante la redacción de informes que posteriormente son utilizados por la Seguridad Social para decidir sobre la concesión o mantenimiento de la prestación.

Estas revisiones pueden originarse debido a un empeoramiento o una mejora de la condición que justificó la concesión de la invalidez, lo que desembocaría en un aumento o retirada de la ayuda. Sin embargo, la mayoría de las revisiones realizadas por el INSS resultan en la confirmación del grado de incapacidad previamente reconocido o en su revocación debido a una mejoría, lo que terminaría por anular la prestación. En este sentido, hay que sabe que si no se está de acuerdo con la resolución, se puede presentar una reclamación.

Cómo es esta evaluación

Para realizar la evaluación, es crucial que el solicitante esté bien preparado, lo que implica proporcionar información y documentación detallada al médico examinador. La evaluación tendrá en cuenta el estado actual del paciente a través de una exploración física detallada y un cuestionario psicológico. Además, pueden incluirse pruebas específicas según la afección reportada, como ejercicios para evaluar la movilidad en casos de lumbalgia.

Es común que se formulen preguntas específicas para entender mejor la situación del paciente. Estas preguntas pueden abordar la mejora reciente del paciente, la descripción de su puesto de trabajo y las tareas esenciales, así como las dificultades que enfrenta en su desempeño profesional. Su objetivo es comprender el estado del paciente y cómo sus dolencias afectan su vida diaria. Algunas son:

  • ¿Qué actividades realizas en tu día a día?
  • ¿Por qué crees que necesitas una incapacidad permanente?
  • ¿Por qué etapas has pasado durante tu enfermedad o lesión?
  • ¿Notas que has mejorado últimamente?
  • ¿Qué puesto ocupas y cuáles son las tareas esenciales de tu profesión?
  • Explica las dificultades que tienes en el desempeño de tu trabajo.
  • ¿Estás de acuerdo con lo que la mutua o tu especialista afirman sobre tus dolencias?
  • ¿Cómo te afectan tus síntomas o secuelas?
  • ¿Cómo te sientes actualmente?

Los pacientes a menudo temen las llamadas “preguntas trampa,” diseñadas para profundizar en detalles específicos sobre las limitaciones que impone su condición y su conformidad con la evaluación de su mutua o especialista.

Las 4 ayudas que no son compatibles con la pensión de incapacidad permanente.
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