Carla Delgado Goméz (Güímar, 1959), más conocida como Carla Antonelli, es actriz, activista por los derechos de las personas LGTBI y política. Recuerda perfectamente que fue en los años 70, aún en el franquismo y “sin información de ningún tipo ni espejos en los que mirarse”, cuando acudió a Santa Cruz de Tenerife a estudiar arte dramático y vio por primera vez a personas transexuales, lo que le permitió encontrar las respuestas que no hallaba, “tener claro quién era”. En esos años -cuenta en entrevista con Infobae España-, pese a los riesgos que corrían las personas trans, “prevalecía la efervescencia y la necesidad imperiosa de ser”. Ella fue mucho más allá y abrió camino en España.
Antonelli, que se convirtió en 2023 en la primera mujer trans senadora por Más Madrid, se muestra preocupada por el ascenso de la extrema derecha y critica que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, haya recortado los derechos de las personas trans y LGTBI en la región. Este año, asegura, volverá a celebrar el Día del Orgullo para seguir reivindicando los derechos del colectivo.
Pregunta: Abandonó el PSOE en octubre de 2022 por los retrasos en la tramitación de la Ley Trans después de dos décadas en el partido. ¿Cómo se encuentra ahora que ya ha pasado un tiempo?
Respuesta: No fue fácil tomar una decisión de ese calibre, pero las cosas suceden por gotas que van llenando el vaso y al final terminan derramándolo, no fue por un calentón de un momento. Y en ese sentido, primero fue la negación de la ley integral trans. Ahí ya hubo un enfrentamiento claro y público, y luego, cuando parecía que todo estaba encauzado porque había entrado en el Congreso, volvió a peligrar. Entonces es ahí cuando tomo la decisión drástica, pero súper pensada y concienciada. Ya al final lo único que me dio fue paz y tranquilidad, y la satisfacción de la conciencia de hacer lo que había que hacer. Y lo volvería a repetir 10.000 veces.
P: Es importante tener la conciencia tranquila.
R: Sí, es muy importante levantarte, mirarte al espejo y saber quién se está reflejando en él. De todas formas, yo parto de la base de que lo que ocurrió [en el PSOE] no fue ideológico, no fue un convencimiento, porque personas como Carmen Calvo, Ángeles Álvarez o Amelia Valcárcel no criticaban la ley trans así antes de 2019. Fue una guerra de poder absoluta, porque el Ministerio [de Igualdad] pasó a otras manos distintas del Partido Socialista [a Podemos] y, a partir de ahí, lo que nos encontramos son intereses absolutamente espurios y crear una bola de nieve gigante de una mota de polvo, donde desgraciadamente se está señalando y estigmatizando a todo el colectivo de las personas trans, buscando con microscopio noticias tendenciosas singulares de donde allí se comete un delito, una infracción, una vulneración de la ley. Obviamente, esto es una excusa absolutamente espuria para intentar tumbar los derechos de un colectivo, porque nos han marcado como el centro del objetivo de su diana de una forma indecente y pendenciera.
P: ¿Por qué a algunas personas le cuesta tanto entender que el colectivo trans necesita derechos y libertades para desarrollarse plenamente?
R: Porque se ha esparcido la teoría de la propaganda y de la desinformación, donde los medios de comunicación también han pillado cacho en esta historia, pues se han dado cuenta de que señalar a un conjunto de personas vende. Esto históricamente lo hemos visto: cuando se quería hacer desaparecer a un grupo de personas, lo primero era deshumanizarlas. Es lo que está sucediendo con el colectivo de personas trans, que están buscando allí donde se comete cualquier delito para resignificarlo y ponerlo como si ese fuera el denominador común de un conjunto de personas.
P: ¿Qué necesitan las personas trans para tener una vida mejor?
R: Respeto, el respeto a la libertad de las vidas y no que todo el mundo tenga que hablar de nuestra propia identidad. Es que es delirante. Somos un país donde cuando aparece el Covid, todo el mundo es experto en virología. Cuando explota el volcán de La Palma, todo el mundo era vulcanólogo. Y ahora resulta que todos son especialistas en las vidas de las personas, ¡váyanse al carajo! Y si partimos del respeto, entonces llegamos a la convivencia, a la convivencia en nuestras diferencias, en la diversidad, donde nos tenemos que nutrir precisamente de que somos distintos y, dentro de eso, perseguimos la igualdad de derechos.
P: Usted se ha convertido en un referente para las personas trans. ¿Cómo lo lleva?
R: Siempre hay una inmensa responsabilidad, porque tú no sales de casa pensando que vas a ser activista y menos en aquellos tiempos, en el 77. Tú sales de tu casa gritando libertad y de pronto, sin darte cuenta, apareces en los medios de comunicación y ya no hablas por ti, estás hablando por un conjunto de personas, y obviamente las responsabilidades son otras. Pero a lo largo de toda mi vida lo primero ha sido no traicionarme a mí misma y luego viene el compromiso de no traicionar tampoco a personas que, ya por todo este recorrido, terminas representando.
P: ¿Quiénes han sido sus referentes?
R: Mis referentes son todas las niñas, niños y niñes trans. Eso de entrada. Son las nuevas generaciones, son el futuro que una vez nos atrevimos a imaginar. Que estén en todos los ámbitos sociales, que estén dando clases en las universidades, que sean farmacéuticas, que sean pilotos de avión, que sean azafatas. Y luego, obviamente, cuando salí de mi casa en los años 70, mi referente fue Bibiana Fernández, con quien me llevo cinco años. En el 77 es cuando se proyecta la película Cambio de sexo, de Vicente Aranda, con Victoria Abril y Bibiana Fernández, y para ser de aquella época estaba súper bien tratada, aunque hoy la miras y es una película completamente estereotipada. Pero entonces acabábamos de salir de la dictadura y sin duda fue un referente. A día de hoy, afortunadamente hay múltiples espejos donde poder mirar y mis referentes son las demás personas del colectivo trans. Por mencionar algunos nombres, Lola Rodríguez, Daniela Santiago, Daniela Vega, Karla Gascón...
P: Las personas trans y del colectivo llevan décadas luchando por el reconocimiento de sus derechos y se han conseguido avances muy importantes, como la ley trans. ¿Teme que haya un retroceso con el auge de la extrema derecha?
R: No es que lo tema, el retroceso se ha producido ya en la Comunidad de Madrid, donde la señora [Isabel Díaz] Ayuso ya no necesita la asistencia de Vox, porque Ayuso es Vox en sí misma. A ella no le hacía falta ya la ultraderecha y, aún así, para radicalizarse más en ese esperpento de vida que ha convertido su existencia, deroga las leyes trans y LGTBI de la Comunidad. De facto, la involución ya existe y el temor al efecto copia también. No es difícil de imaginar [cómo sería la situación] si este país fuera gobernado por el Partido Popular y Vox al mismo tiempo. Viviríamos la época de mayor oscuridad de nuestra historia en la democracia, solamente comparable con la propia dictadura. Si puede haber un símil, volveríamos a los tiempos más oscuros de este país.
Polonia y Hungría también son países de la Unión Europea e Italia lleva un camino parecido. En Polonia hay ciudades y pueblos que han aprobado unas resoluciones por las que se han declarado “zonas libres de LGTBI”, de la misma manera que se declararon zonas libres de judíos en el preludio de la Segunda Guerra Mundial y en plena guerra, durante su exterminio. Por suerte Polonia cerró en las últimas elecciones ocho años de Gobierno ultraconservador.
P ¿Cómo celebra el 28 de junio, Día Internacional del Orgullo LGTBI?
R: Con mucho orgullo. Y al que le pique, que se rasque. El orgullo es una efeméride, una conmemoración de una revuelta del 28 de junio de 1969 donde comenzamos a andar la era moderna de los derechos de las personas LGTBI. Y a partir de ahí conmemoramos y celebramos y además reivindicamos. Quienes no quieren que celebremos es porque realmente son lgtbifóbicos.