Una herencia indivisa, también conocida como proindiviso, es aquella en la que los bienes o propiedades heredadas pertenecen simultáneamente a varias personas; por lo que no pueden ser divididas. Este tipo de casos son usuales cuando varios hermanos heredan, por ejemplo, la casa familiar, lo que indica que cada uno de ellos es copropietario del inmueble. Esta condición no es definitoria, ya que los herederos pueden llegar a dividir la herencia con acuerdos entre ellos.
Cuando existe un documento oficial que establezca cómo se realizará la repartición de bienes entre los herederos, no existe mayor problema a la hora de su división. En ausencia de esto, es la Ley quien se encargará de la repartición. Los bienes divisibles, como acciones, depósitos, fondos de inversión o dinero, no tienen mayor problema; cada heredero recibe su parte y disfruta de modo exclusivo de su herencia. Sin embargo, es más complicado cuando existen bienes inmuebles.
Situación legal y administrativa
Cuando los bienes heredados son indivisos, todos los herederos poseen una parte proporcional de cada bien, pero no pueden disponer individualmente de ellos sin el consentimiento de los demás. Esta situación requiere una administración conjunta o la designación de un administrador que gestione el patrimonio común. La Ley de Jurisdicción Voluntaria y el Código Civil estipulan que se necesita el consenso de todos los herederos para la realización de actos que afecten a la herencia, como la venta o el alquiler de inmuebles.
Los principales conflictos entre herederos surgen aquí:
- Desacuerdos entre herederos: Uno de los problemas más frecuentes es la falta de acuerdo entre los herederos sobre qué hacer con los bienes. Esto puede generar demoras significativas en la resolución de la herencia y, en los casos más extremos, llevar a litigios judiciales.
- Gestión del patrimonio: La administración de la herencia puede ser complicada si no se designa un administrador. Los herederos deben llegar a acuerdos sobre gastos de mantenimiento, impuestos y deudas pendientes, aspectos que pueden generar tensiones.
- Irregularidades en la documentación: Otro obstáculo es la posible existencia de bienes no registrados correctamente o con deudas asociadas, lo que puede dificultar la división y el reparto.
Soluciones y procedimientos
- División de la herencia: Para solucionar la indivisión, los herederos pueden optar por la partición de la herencia. Este proceso puede realizarse de mutuo acuerdo o, en caso de no haber consenso, mediante una partición judicial. La ley permite que los herederos acudan a un notario para formalizar la división amistosa de los bienes.
- Venta de bienes: Si los herederos no desean mantener la copropiedad, una solución es vender los bienes y repartir el importe obtenido. Esto requiere, de nuevo, el acuerdo de todos los herederos.
- Compraventa entre herederos: Otra opción es que uno o varios herederos decidan comprar las partes de los demás, asumiendo la propiedad total del bien. Este método también necesita consenso y puede ser una solución eficiente cuando la división física de los bienes es impracticable.
- Uso y disfrute compartido: En algunos casos, los herederos pueden acordar el uso compartido de los bienes, estableciendo reglas claras sobre el tiempo y las condiciones de uso.
Casos particulares
La herencia indivisa puede incluir bienes con especial dificultad de reparto, como empresas familiares o propiedades con alto valor sentimental. En estos casos, la figura de un mediador puede ser clave para facilitar el acuerdo entre las partes. Además, una planificación testamentaria previa que incluya disposiciones claras sobre la división de los bienes puede evitar muchos de estos problemas.
En conclusión, manejar una herencia indivisa es un proceso que requiere paciencia, diálogo y, en muchos casos, asesoría legal adecuada para garantizar una resolución justa y equitativa entre todos los herederos.