Un “niño” de imagen impecable, de pasado “humilde” y de rostro serio. La extrema derecha francesa ha encontrado en Jordan Bardella una imagen renovada para disputarse la hegemonía con el partido en el gobierno, Renacimiento (RN, en sus siglas en francés). Después de arrasar en las urnas europeas, Le Pen ha vuelto a confiar en su pupilo y sobrino político para disputar el control de la Asamblea Nacional, después de que el presidente francés decidiese convocar elecciones anticipadas como maniobra desesperada para “frenar a los extremismos”.
Si Macron confió el pasado enero en un joven Gabriel Attal -35 años- para ocupar el cargo de primer ministro y rejuvenecer su gobierno, el partido de Marine Lepen, Agrupación Nacional, hizo lo propio presentando a un jovencísimo candidato, de apenas 28 años y con opciones reales de ser el primer ministro más joven de la historia de Francia, título que sostiene el candidato renacentista.
Sin embargo, los perfiles de Bardella y Attal son muy distintos. Si el sucesor de Macron es un producto de la élite, Bardella se presenta como un chico de barrio. De padres migrantes italianos -separados-, vivió en una vivienda de protección social ubicada Saint Denis, uno de los suburbios más pobres de la capital y marcado por su diversidad cultural. Precisamente, el candidato nacionalista, ha hecho de ello su bandera: “Tengo mis raíces allí, una parte de mí mismo y de la historia de mi familia”, afirmó en una entrevista para el diario francés Le Monde.
El candidato recuerda siempre que creció con la delincuencia a las puertas de su casa, para él relacionada con el auge de la migración. Precisamente en este argumento ha enfocado su mensaje. “Vamos a heredar un país que está casi en quiebra financiera” y que “vive récords de inmigración y delincuencia”, denunció en unas declaraciones recogidas por EFE.
Bardella confesó que “ver a su madre acabar el mes con 20 euros”, le impulsó a entrar en la política -afilado a RN con apenas 16 años-. Lo que omitía en aquellas palabras es que Bardella iba en realidad a una escuela católica privada y su padre era una persona adinerada.
La nueva ultraderecha
El nuevo rostro de RN representa la nueva estrategia de Agrupación Nacional, un partido que antes se mostraba como un movimiento xenófobo, violento y ultranacionalista que ahora ha mutado en un partido que aparenta hablar por los intereses del pueblo, aunque en esencia predique lo mismo. También cambia en su discurso, ya que el francoitaliano predica un discurso más suave que el de la familia Le Pen, fundadora del partido que antes recibía el nombre de Frente Nacional.
Bardella comenzó su carrera política de manera muy prematura. Se afilió a RN en 2016 tras la llegada de Le Pen al control de la formación, y nueve años después consiguió liderar el proyecto europeo. En sus inicios despertó el recelo de los miembros se su formación, para muchos demasiado joven e inexperto, pero poco a poco ha conseguido ser uno de los miembros más admirados del partido. Ahora algunos aseguran que llegará al puesto de Le Pen.
En busca de la mayoría absoluta
“No quiero el poder por el poder, por mi gloria personal, sino para cambiar la política”, subrayó en una entrevista radiotelevisada por Europe 1 y por CNews, en la que insistió en que “para actuar, necesitaremos una mayoría absoluta”.
Iniciada la campaña electoral, las últimas encuestas predican que los franceses se decantan por Reagrupación Nacional, en unos comicios que darían como segunda fuerza a la coalición de izquierdas y situaría a Renacimiento como tercera formación.
Macron agitó el tablero político en 2017, cuando su partido, denominado por aquel entonces La República En Marcha!, consiguió derrotar a los partidos tradicionales de izquierda y derecha. Ahora, el mismo que prometió llegar al poder para acabar con la extrema derecha, podría pasar a la historia como el presidente que facilitó la entrada de los extremismos a la Asamblea Nacional. Las urnas dirán si a la presidencia también.