Pisos prohibitivos: solo el 7% de los Z puede pagar una hipoteca frente al 42% de la Generación X y el 37% de los millennials

La primera línea de playa pierde atractivo al comprar una vivienda ante el riesgo de que suba el nivel del mar, mientras que el norte gana terreno ante la posibilidad de que las olas de calor se intensifiquen

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La brecha entre los salarios
La brecha entre los salarios y el precio de la vivienda hace que para muchos jóvenes comprar una casa haya pasado de ser un sueño a convertirse en una utopía. (Cristian Gastón Taylor)

La brecha entre salarios y precio de la vivienda hace que a las generaciones más jóvenes les resulte casi imposible comprar una casa y conseguir una hipoteca para financiarla. Solo el 7% de los jóvenes de entre 18 a 27 años, que forman parte de la Generación Z, están pagando una hipoteca, frente al 42% de la Generación X, los que tienen entre 44 y 59 años; el 37% de los Millennials, de entre 28 y 43 años, y el 23% de los Boomers, cuyas edades oscilan entre los 60 y 78 años. En este último caso el porcentaje es tan bajo porque la mayoría ya tiene su vivienda pagada.

Así se desprende del informe Cuatro generaciones, una vivienda, elaborado por el portal inmobiliario pisos.com, que compara las tendencias de estas cuatro generaciones respecto al mercado de la vivienda. Incide en que el menor acceso de las generaciones más jóvenes a la vivienda no se debe solo a su escaso poder adquisitivo, sino también a “cada vez son más los que no quieren limitar sus opciones de ocio por un compromiso de varias décadas con un banco”, indica Ferran Font, director de Estudios de pisos.com.

Asegura que “para los más jóvenes, comprar una casa ha pasado de ser un sueño a una utopía. No vivirán como sus abuelos, pero la cuestión no es que no puedan, es que quizá no quieran habitar la misma casa toda la vida”.

Las diferencias de poder adquisitivo y flexibilidad se ven también reflejadas en el tipo de hipoteca contratada por las cuatro generaciones. La variable es la más popular entre Boomers (71%) y la Generación X (60%), mientras que la fija es la preferida por los Centennials con el 59% y los Millennials, con el 53%.

El 96% de la generación Z vive con sus padres

El informe establece tres grandes grupos en la sociedad actual: aquellas personas que no pagan por su vivienda, los que viven de alquiler y los que tienen una hipoteca. Así, del 58% de la Generación Z que no pagan por su vivienda, un 96% vive con sus padres, mientras que, en el caso de los Boomers, el 65% está libre de esta carga económica porque su casa ya está pagada.

“Los grupos intermedios plantean situaciones más diversas. Solo el 33% de los Millennials no paga por su vivienda, si bien los hay que todavía no han dicho adiós a papá y mamá (36%). En cuanto a la Generación X, los liberados de este pago alcanzan el 43%, compartiendo espacio con su pareja en un 63% de los casos”, detalla Font.

Los datos también muestran que los más jóvenes no solo se emancipan más tarde, sino que, en muchos casos, al no contar con suficiente poder adquisitivo, se ven obligados a alquilar, y pocos pueden hacerlo en solitario. El 35% de la Generación Z vive de alquiler y el 26% lo hace en pisos compartidos. En el lado opuesto, sólo el 12% de los más mayores vive en renta y hasta el 9% lo hace sin necesidad de compartir. Asimismo, el 15% de la Generación X y hasta uno de cada tres Millennials apuesta por el arrendamiento.

Solo los Boomers que viven de alquiler reconocen hacerlo por obtener una mayor flexibilidad (19%), mientras que los de la Generación X (23%), Centennials (29%) y Millennials (31%) lo achacan a la falta de ingresos o a un salario bajo.

La firma de hipotecas sobre viviendas se hunde un 18% en marzo.

El precio y la ubicación, prioridades al elegir casa

Al ordenar las prioridades para buscar casa para vivir, el factor más determinante es el precio (48%), seguido de la ubicación (37%). Esta tendencia se repite en todas las generaciones, excepto en la Generación X, que coloca un poco más arriba la localización (43%) frente al precio (42%).

Por otro lado, cuanto más jóvenes son los ciudadanos, más importancia le dan al precio del inmueble, siendo la gran prioridad para la Generación Z (60%) y perdiendo peso entre los Boomers (38%).

Ver y tocar antes de comprar

La digitalización y los avances tecnológicos siempre han estado a la orden del día en el mercado inmobiliario, pero estos se aceleraron de forma casi obligada con la irrupción de la pandemia. “Hoy en día ya se puede comprar una casa 100% en remoto, pero no solo los compradores se niegan a comprar (95%) o alquilar (85%) una casa sin verla antes con sus propios ojos, sino que tampoco han llevado a cabo nunca una firma de contratos online (93%)”, comenta Font. Señala que, hasta los más jóvenes, más abiertos a la novedad y el cambio, son reticentes a adquirir una casa sin visitarla.

Un cambio que sí afectó plenamente a la vida de los encuestados fue el teletrabajo, que pasó de representar el 12% antes de la pandemia a un 31% en estos momentos. Tan solo el número de Boomers que trabajan en remoto es reducido (17%), por cuestiones de edad y naturaleza de sus empleos y empresas.

“Este cambio obligó a las personas a hacer de sus hogares un espacio de trabajo, siendo el más habitual entre los Centennials el dormitorio (58%), y entre el resto de las generaciones (54%) una habitación anexa que hace las funciones de despacho, al contar con viviendas más grandes”, señalan los autores del estudio.

Cartel de alquiler en una
Cartel de alquiler en una vivienda de Madrid.

La primera línea de playa interesa menos

Debido a la situación de emergencia climática, el 79% de los encuestados reconoce que no se compraría una casa en primera línea de playa ante el aumento del nivel del mar. Los Centennials son los más preocupados por la causa (81%).

Este grupo también es el más partidario (61%) de comprar una casa en la zona norte del país ante el aumento de temperaturas, mientras que los Boomers son los menos afines. A pesar de que la oferta de vivienda es escasa, apenas el 11% de los encuestados viviría en un edificio bajo tierra como alternativa.

“Todo esto es un reflejo de nuestra realidad, una en la que las ciudades no dejan de serlo por vivir en una casa a una hora en coche de distancia, en la que en el centro se comparte desayuno con turistas que están de paso y en la que la vivienda preocupa por igual a abuelos y a nietos, aunque su visión sea completamente distinta”, indica Ferran Font.

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