Crónica de una loca semana en Francia: el adelanto electoral de Macron provoca un terremoto político en el país

El presidente francés está en una encrucijada: la izquierda se ha unido en la nueva coalición Frente Popular mientras los ultras de Le Pen han roto las costuras de la derecha

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Marine Le Pen y Emmanuel
Marine Le Pen y Emmanuel Macron, juntos el año pasado. (Ludovic Marin/Pool via Reuters)

“Las caretas ya han caído”, aseguraba Macron hace unos días, asediado por los movimientos tectónicos a su derecha y a su izquierda. “Esta tarde, un viento de esperanza se ha elevado por toda Francia y esto no ha hecho más que empezar”, exclamaba por su parte el ultraderechista Bardella, nuevo joven líder triunfador de Agrupación Nacional (RN), el pasado domingo electoral del 9 de junio.

La Francia que el domingo fue a votar en las elecciones europeas no es la misma que se despierta este domingo con unas elecciones anticipadas a las puertas del mes de julio. En una sola semana, la política francesa ha vivido un terremoto como se recuerdan pocos en el país, en el que las fuerzas se han redistribuido y reorganizado a ambos lados del espectro para dejar en fuera de juego a Macron y a sus aliados, quienes han gobernado Francia los últimos siete años. Las próximas elecciones legislativas del 30 de junio y 7 de julio decidirán la composición de la Asamblea Nacional y un nuevo paisaje para los franceses y el corazón de Europa.

La creación de un nuevo Frente Popular, una coalición de partidos de izquierda con reminiscencias a los partidos antifascistas de los años treinta previos a la Segunda Guerra Mundial, han convertido los comicios que convocó Emmanuel Macron en un duelo que se dirimirá entre el bloque ultraderechista liderado por Marine Le Pen y Jordan Bardella y su RN y la nueva coalición de izquierdas, aún sin un líder claro.

Jordan Bardella. (Benoit Tessier/Reuters)
Jordan Bardella. (Benoit Tessier/Reuters)

Ante el auge de la ultraderecha -el 31,37% de los franceses votaron por Le Pen en las europeas del pasado domingo-, los líderes de los partidos de la izquierda de Francia consiguieron dejar aparte sus diferencias hasta ahora irreconciliables y alinearse en algunos puntos clave, como la posición ante la guerra de Ucrania y el conflicto entre Israel y Hamás. Su mensaje y su plan: detener el auge del partido antiinmigración de la Agrupación Nacional de Marine Le Pen con un frente común. Y es que a su paso RN ha arrasado también con la derecha tradicional francesa, el centroderecha de Los Republicanos (LR): tras los comicios europeos, su líder Éric Ciotti fue apartado por su propio partido por haber tejido una alianza con la RN. Y aunque la Justicia decidió el viernes suspender temporalmente la expulsión, el caos cunde también en LR.

La jugada de Macron de adelantar las elecciones ha acabado volviéndose en su contra y ve la creación del Frente Popular y el intento de LR de una alianza con RN de “locas” e incoherentes. Sin embargo, el sentimiento de estar frente a un momento decisivo se extiende entre la sociedad francesa: el partido de Le Pen puede convertirse en la primera fuerza de extrema derecha en liderar el Gobierno francés desde la ocupación nazi y el Frente Popular se ha bautizado así en homenaje a la coalición de partidos de izquierda que gobernó Francia entre 1936 y 1938.

Un manifestante sostiene un letrero
Un manifestante sostiene un letrero contra la derecha. (Michel Euler/AP Foto)

Francia vive “un momento de extrema gravedad”, se lanzó este viernes Macron a advertir desde Italia durante la cumbre del G-7. El presidente ha visto cómo su estrategia de adelantar los comicios puede dejarle como tercera fuerza política y está ya en campaña azuzando el miedo al riesgo financiero si acaban gobernando la alianza de izquierdas o la extrema derecha.

Lo que ya se considera como una de las semanas más locas de la Quinta República ha dejado algunos indicadores que presagian el nerviosismo y la inquietud de los inversores ante el futuro a corto plazo de la segunda mayor economía europea. El principal índice de la Bolsa de París, el CAC-40, registró una caída del 2,66 % y vivió la peor semana desde la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, y el diferencial (‘spread’) entre la cotización del bono de la deuda alemana a 10 años y la del francés -que ya había subido en los últimos días-, se disparó el viernes hasta los 80 puntos básicos.

“Hay dos bloques extremos que han optado por programas económicos ajenos al contexto de la responsabilidad”, declaró a los medios franceses Macron en la misma tónica que el primer ministro francés, Gabriel Attal.

Una manifestación contra la extrema
Una manifestación contra la extrema derecha. (Benoit Tessier/Reuters)

Entre las medidas que esta heterogénea coalición pondría en marcha, si alcanza el Gobierno, destacan un salario mínimo de 1.600 euros mensuales netos (200 más que los 1.400 actuales); el restablecimiento del impuesto a las grandes fortunas, suprimido en 2017; y la anulación de la polémica reforma de las pensiones de Macron, que retrasa la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años.

Lo cierto es que el futuro que presagian las elecciones a la Asamblea francesa podrían dejar un panorama complicado para Macron, que tiene su mandato asegurado hasta 2027: un Gobierno liderado por Bardella o por la izquierda tendría que cohabitar con el presidente liberal y proeuropeo hasta ese año.

Las encuestas refrendan esta visión. En el último sondeo publicado en Journal de Dimanche, un 32 % de los franceses votará a Le Pen (casi el mismo porcentaje récord de las europeas) en la primera ronda. Otro 25 % lo haría por el Frente Popular y un 19% por el partido macronista Renacimiento y sus aliados centristas.

Queda mucho por saber en esta campaña relámpago, pero con unos Juegos Olímpicos por celebrar en menos de un mes y la ‘alerta antifascista’ activada por el auge de la ultraderecha, en Francia nadie puede quitarse el sabor a momento histórico.

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