La dimisión de Yolanda Díaz como coordinadora general de Sumar ha abierto una etapa de enorme incertidumbre en un proyecto político que apenas ha tenido tiempo de consolidarse. Porque Díaz se aparta, pero no se va tras el batacazo de las elecciones europeas. Este martes quiso despejar las dudas sobre su liderazgo desde Suiza y aseguró que seguirá siendo pieza angular del movimiento que creó hace poco más de un año. Porque continuará como miembro del Grupo Coordinador (el órgano de dirección de Sumar), seguirá presidiendo el grupo parlamentario en el Congreso y obviamente, como ya dejó claro, seguirá en el Gobierno como vicepresidenta y ministra de Trabajo.
Tras un mal resultado, a la izquierda siempre le gusta utilizar una dialéctica esperanzadora que camufle su fracaso. Díaz argumentó su dimisión como coordinadora general para abrir así un “proceso de reflexión para revitalizar el espacio”. Un espacio del que seguirá formando parte de forma activa. Habrá que ver entonces que decide el Grupo Coordinador, convocado de manera urgente este jueves 13 de junio para elegir al sustituto o sustituta de la gallega. ¿Habrá nuevo líder o lideresa?, ¿será este solo testimonial con un poder orgánico, pero no político?, ¿se nombrará, en cambio, una gestora?, ¿qué tipo de poder seguirá teniendo Yolanda Díaz? Muchas preguntas pero pocas respuestas. De momento.
Si se elige un sucesor o sucesora, el Grupo de Coordinación de Sumar, formado actualmente por 80 personas, deberá votar un candidato de entre sus miembros. Una elección que no requiere de primarias, sino de una mayoría simple entre los asistentes. Íñigo Errejón, portavoz en el Congreso, aspira a la plaza, aunque ha pilotado la campaña electoral de las europeas y voces dentro del movimiento lo ven tan responsable como Díaz de la actual situación. Otros apuestan por el portavoz nacional y ministro de Cultura, Ernest Urtasun, que muchos lo ven como el ‘hombre de paja’ elegido por Díaz para representar al partido, pero no para mandar. Otros nombres con personalidad para afrontar estas funciones de transición mientras dura el debate que ahora se abre son los de Txema Guijarro, secretario general del grupo parlamentario de Sumar, o Lara Hernández, dirigente procedente de IU y actual secretaria de Organización. Perfil mediático o más técnico. Esa es la disyuntiva para los ‘80′ de Sumar. Entre ellos Díaz, que también vota.
Lo que está claro es que “el marrón está servido”, señalan fuentes de Sumar. “Hay cierto desconcierto. Algunos pensábamos el lunes que Díaz se echaba a un lado, ahora parece que solo se aparta un poco, que se toma solo un periodo de reflexión”, señala a Infobae España uno de los miembros del Grupo Coordinador. Y es que la izquierda es única para profundizar en sus heridas. Otra de las ideas que se manejan para este jueves y que tendría que ser refrendada es la creación de una especie de gestora hasta que se elija a una nueva coordinadora o coordinador general. Mientras, Podemos, despechado, es claro en su análisis: “Los resultados electorales europeos no dejan lugar a dudas: Sumar ha muerto”. Juan Carlos Monedero, fundador de los morados, recalca en un artículo de opinión publicado en ElDiario que “Sumar empezó mal y tenía que terminar mal. Yolanda Díaz se creyó, con una ingenuidad enternecedora, que alguna vez iba a sustituir a Pedro Sánchez. Por eso mimetizó su discurso con el del PSOE y necesitaba dar por muerto a Podemos”.
Críticas de los socios
Tras la ‘semi-dimisión’ de Díaz (insistimos que sigue como presidenta del grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados y como vicepresidenta del Gobierno y ministra de Trabajo), queda por ver qué modelo quieren construir el resto de fuerzas políticas que se habían involucrado en la construcción de Sumar. Porque está claro que lo que había hasta ahora no ha funcionado. La portavoz de Compromís en el Congreso, Águeda Micó, ya ha adelantado que el partido valencianista no formará “parte de ninguna reagrupación a nivel estatal de la izquierda española”. Aunque sí pretenden “colaborar y cooperar desde la horizontalidad con otros proyectos políticos estatales”. Tras pescar su escaño en el Parlamento Europeo, Compromís no parece dispuesta a perder su “autonomía e independencia”.
Más Madrid también se quedó sin escaño (le dieron el puesto cinco y Sumar sacó tres eurodiputados) y esta formación ha sido una de las más críticas con la gestión y los resultados de Yolanda Díaz en los últimos procesos electorales. Su dirección cree que la dimisión de Díaz marca “un antes y un después” y pide “empujar una reflexión real, sin miedo y desde la honestidad”. Lo que quieres Más Madrid es una Mesa de Partidos en la que no haya uno (Sumar) que lidere al resto, sino que ese debate que ahora comienza confluya en una especie de federación entre iguales. A Más Madrid no le ha gustado cómo ha reculado Díaz este martes desde Suiza diciendo “no me voy, me quedo” (la misma frase que ya dijo Cristina Cifuentes tras su máster fallido). Para Más Madrid “una mala gestión acompañada de una mala explicación son dos problemas en vez de uno”.
Los resultados y la estrategia no han acompañado a Yolanda Díaz en estos 14 meses de nuevo periplo político. No hay que olvidar que Sumar se quedó sin representación en el Parlamento gallego; en el País Vasco logró un solo escaño; y en Cataluña Comuns Sumar perdió dos escaños, aunque pueden ser imprescindible en caso de acuerdo entre ERC y PSC. Luego llegaron las europeas de este domingo, donde Sumar solo ha conseguido tres escaños tras un enorme desgaste interno por las listas (IU se queda fuera del Parlamento europeo por primera vez en su historia al ir Manu Pineda en el puesto número cuatro).
El cabreo en IU es monumental. Su nuevo coordinador general, Antonio Maíllo, ha defendido que Sumar está “superado como movimiento aglutinador” y pidió una fórmula “más horizontal”. También ha planteado un debate con los partidos que integran la coalición para buscar un encaje para su partido en la candidatura en el Parlamento Europeo. Es decir, la renuncia, por ejemplo, del número dos (Jaume Asens de los comuns), para que corra la lista y entre Pineda. Maíllo ha apostado por “medidas fraternales” que permitan que todos en la coalición se pueda “sentir cómodos y buscar fórmulas creativas” para que en cinco años (lo que dura la legislatura en Bruselas) puedan participar todos los que forman parte de la coalición en el Parlamento Europeo. Eufemismos para decir lo que no se quiere decir claramente. Lo único positivo para Díaz y su reflexión es que ya no hay en el horizonte próximas elecciones (que siempre conllevan conflictos internos en un movimiento que aglutina a una quincena de formaciones), y si se cumple la legislatura tiene tres años para intentar consolidar un proyecto que muchos ya consideran “desnortado”.
Y, mientras tanto, en el PSOE se sigue con preocupación la sucesión de acontecimientos en Sumar, su socio de Gobierno. Pedro Sánchez ha decidido dar espacio y tiempo a Díaz para pilotar su relevo. Pero los socialistas tienen claro que una rápida recomposición es imprescindible para relanzar la legislatura. El ministro y portavoz de Sumar, Ernest Urtasun, ha recordado este martes que Yolanda Díaz continuará ostentando el poder en el grupo parlamentario y en el Ejecutivo. “Aquellos que están esperando que se produzca algún tipo de inestabilidad en el Gobierno van a tener que seguir esperando”. Lo que está claro es que la gran unidad de la izquierda a la izquierda del PSOE es hoy una utopía más que nunca. Podemos descarta, como era de esperar, una reunificación con Sumar tras la renuncia de Yolanda Díaz: “Decidimos pasar página”. Podemos seguirá su propio camino.