El asesinato de Gabriel Cruz vuelve a estar en boca de todos por el anuncio que ha hecho la madre de la víctima de que va a presentar una querella contra la autora del crimen y contra la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias por la grabación de un documental en la cárcel de Brieva (Ávila) sobre el caso.
Ana Julia Quezada, que en ese momento era la pareja del padre del niño, fue la que acabó con su vida. Después de días de búsqueda fue detenida por la Guardia Civil, que encontraron el cuerpo en el maletero de su coche. Tras el juicio fue condenada a prisión permanente revisable y en prisión es donde comenzó a hablar con una productora para realizar una serie sobre lo ocurrido. Sin embargo, ¿Quién era Ana Julia Quezada antes de cometer este crimen?
Llegada a España
De origen dominicano, llegó a España en 1991, con poco más de 18 años, dejando atrás una hija recién nacida. Su primer destino fue un club de carretera cerca de Burgos, donde iba a ser prostituida. Sin embargo, al poco tiempo de llegar un camionero que era cliente habitual se enamoró de ella y se la llevó.
En diciembre de 1992 ambos comenzaron a vivir juntos, y tras quedarse ella embarazada, se casaron. Miguel Ángel, que era su nombre, siguió conduciendo su camión, mientras que Quezada se dedicó a trabajar en el servicio doméstico y cuidar de su hija, Judit.
Tres años más tarde, en 1995, su marido le propone traer a España a su otra hija, Ridelca, que en ese momento se encontraba viviendo con su abuela en una chabola de República Dominicana. La mujer aceptó, y la familia estaba junta al completo.
La muerte de su hija
Sin embargo, la felicidad no les duró mucho. Tan solo cuatro meses más tarde Ridelca moría tras caer desde la ventana de la casa en la que vivían. Los policía que llegan al lugar ni siquiera pueden interrogar a la madre, que no para de gritas y sollozar, pero con las primeras pesquisas empiezan a salir incongruencias en el suceso.
Para sufrir el accidente, la niña tendría que haber cogido una mesita, pegarla a la pared, subirse a ella, abrir la doble ventana del séptimo piso que estaba instalada para proteger del frío y saltar. Además, el cuerpo fue encontrado en el suelo, lejos de la pared, como si alguien la hubiera empujado.
El cuerpo de la Guardia Civil que años más tarde investigó el asesinato de Gabriel Cruz apuntaron en su hipótesis que fue “la propia Ana Julia la que segara la vida de aquella menor”, pero ya nadie podrá demostrarlo. Tras este terrible suceso la pareja siguió viviendo juntos y ella encontró un trabajo en una carnicería.
La bonoloto y el seguro de vida
El matrimonio tuvo un golpe de suerte cuando el hombre ganó 93.400 euros en la bonoloto. Pero, como dice el dicho, lo que rápido viene rápido se va, y aunque era una gran cantidad solo les duró unos cuatro o cinco años. Por esa época Ana Julia suscribió un seguro de vida para su marido, en la que ella era la beneficiaria del 50 por ciento del dinero si acababa muriendo.
Extrañamente Miguel Ángel empezó a sufrir de fiebres que le obligaron a acudir a Urgencias en dos ocasiones, pero los médicos nunca encontraron las causas de sus dolencias. El matrimonio no acabó en desgastarse y a principios de 2009 ella le pidió el divorcio. No fue nada fácil, ya que el hombre acabó siendo condenado por acoso, sin poder ver a su hija en cuatro años.
Otras parejas
No tardó en encontrar una nueva pareja, esta vez un hombre viudo y enfermo, 16 años mayor que ella. Este le compró una casa en República Dominicana y puso un seguro de vida a nombre de ella, que acabó cobrando en 2012 cuando falleció de cáncer. Los hijos mantuvieron una pelea constante para evitar que se casarán, pero no pudieron evitar que mientras su padre agonizaba en el hospital, le firmará un crédito de 6.000 euros, que usó para aumentarse el pecho en una clínica estética.
En el tanatorio Ana Julia apareció con una nueva pareja. Otro hombre mayor y también enfermo. Este murió en 2015 por un cáncer de garganta, pero sus familiares denunciaron que ella se había llevado 17.000 euros para hacerse otro retoque de cirugía plástica.
A partir de ese momento quiso empezar una nueva vida y se mudó con otra pareja a Almería. Esta vez se deshizo de su hija Judit, que ya era mayor de edad y echaba de menos a su padre. Concretamente se fueron al cabo de Gata, donde ella le convenció de que pusiera a su nombre el pub ‘Black’, donde ambos trabajaban. En 2016 se separaron y ella se quedó con el local.
Fue en ese mismo pub en el que conoció a Ángel Cruz, padre de Gabriel y en Nochevieja de ese año comenzaron una relación sentimental. En septiembre de 2017 ya vivían juntos y Gabriel, aunque vivía con su madre, pasaba todos los fines de semana y la mitad de vacaciones con ellos.