La plataforma Movistar+ ha acostumbrado en los últimos años a especializarse en un género que hace tiempo que se volvió en indiscutiblemente popular en España, el thriller. Series como Gigantes, Hierro, Rapa o incluso Antidisturbios han demostrado la valía de la plataforma para tejer historias de lo más intrincadas y siempre llenas de sangre y balas. Con su última serie han vuelto a tirar en gran medida de esta fórmula, así como de trasladar la acción a un lugar algo diferente de lo que los espectadores están acostumbrados a ver. Porque no todos los crímenes ocurren en Madrid, Barcelona o Marbella.
Segunda muerte es la nueva producción de Movistar+ en sumarse, estrenada el pasado jueves con un episodio doble pero con nuevos capítulos por llegar hasta completar los 6 que componen la serie. Protagonizada por Georgina Amorós y Karra Elejalde, la serie es todo un thriller con todo tipo de ingredientes: relaciones paternofiliales, talentos ocultos, conspiraciones rurales y demás complejidades que se van desarrollando a lo largo de los capítulos. Como particularidad, Segunda muerte está ambientada en el Valle del Pas, concretamente en el pueblo cántabro de Liérganes, donde transcurre buena parte de la intrincada trama policial que se desencadena al descubrir un cadáver.
“Estuve cuatro meses rodando ahí todos los días, casi no volví a Madrid durante ese tiempo, estaba sola y completamente sumergida en el proyecto y en el personaje. Y de repente nos íbamos dos semanas a grabar en unas cabañas pasiegas en la nada, en medio de unos valles inmensos, majestuosos, pero muy aislados. Y es algo que también suma mucho a la serie, porque de repente los paisajes se convierten en un personaje más y te dan paz, pero al mismo tiempo también te pueden dar miedo. Tiene las dos caras”, explicaba la propia Georgina Amorós en una entrevista a este medio en torno a la serie. Pero más allá de saber el lugar en el que se desarrolla, ¿de qué va exactamente Segunda muerte?
Tensión hasta el final
Pues bien, la serie arranca en Madrid con un misterioso prólogo que en seguida da un salto temporal de varios años. En Liérganes nos encontramos con Sandra Ortiz, una joven madre que trabaja como auxiliar de policía, básicamente “poniendo multas” y ayudando en el pueblo pero lejos de las aspiraciones que parecía tener años atrás, tal y como asegura su padre Tello, una vieja leyenda de la Unidad Central Operativa, el cuerpo de policía encargado de tratar con casos de crimen organizado, la corrupción, los robos, homicidios. Sandra pudo en algún momento aspirar a esa vida pero se tuvo que “conformar” con volver a su pueblo natal después de un fatídico episodio de su pasado. Sin embargo, el destino llama a su puerta cuando durante una batida descubren un cadáver en una pequeña cabaña en el valle.
Desde ese momento, Sandra se ve involucrada en la investigación del asesinato de Juliana, la mujer encontrada sin vida en la cabaña. Aunque al principio Sandra se echa a un lado y deja a la UCO hacer su trabajo, poco a poco comienza a tirar del hilo y, junto a la ayuda de su padre y de su inestimable don de memoria fotográfica, se pone a investigar por su cuenta. Sin embargo, esa investigación pronto le lleva a lugares de lo más comprometedores, y tendrán que tomar decisiones que hasta ese momento ni siquiera se había planteado.